ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴠ: ᴊᴏɴᴢ.

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Nunca puedo dejar de sentirlo detrás de mi espalda, su respiración al lado de mi nuca y su mirada en mi lado derecho. En estos momentos, ando bajando las escaleras de mi hogar por la madrugada para ir hacia la cocina, que está en la primera planta. Siento a este ente detrás de mi espalda, siempre lo siento detrás mío. No puedo verlo ni escucharlo, solamente sentirlo a un par de pasos de mi espalda. Tengo demasiado miedo y ansiedad, no quiero voltear para ver a mis espaldas. Sigo caminando hacia la cocina y, por uno de los reflejos de la heladera, observo una figura algo alta, parecida al físico de Jonz. Me di media vuelta, no había absolutamente nadie. Prendí la luz de la cocina y noté que el suelo estaba temblando, ¿qué pasaba? De repente, mi padre salió de su cuarto y se dirigió hacia mí, para luego colocarme una mano en el hombro y así llamar mi atención. Yo lo miré, leyendo sus labios. Señalé a la heladera, indicando que quería buscar algo para tomar. Él se tranquilizó, lo veía algo tenso.


— He visto a Jonz, padre. —le mencioné con lenguaje de señas, y él se sorprendió un poco.— Mira. —al señalarle el reflejo de la heladera, ya no había nada.


— ¿Estaba allí? —preguntó mi padre confuso.


Asentí con la cabeza, él no me creía. Sé que no me cree cuando le hablo de Jonz, pero quiero decirle que en realidad existe. Él sí existe, siempre está conmigo: detrás de mí.


— Vamos, hazte algo para tomar y ve a dormir. —le leí los labios y le asentí nuevamente, algo molesto. No podía creer que mi padre otra vez no me creyera.— Mañana hablaré con tu psicoanalista.


Suspiré algo frustrado y me di la media vuelta, de seguro mi padre ya se ha ido a dormir. Abrí la heladera y agarré el envace de la leche chocolatada, para luego agarrar un vaso y servirme lo que quedaba dentro del envace. Tiré la caja de cartón al tacho de basura y tomé el vaso, estaba por irme de la cocina cuando, después de haber apagado la luz, observo una figura en la oscuridad. Abrí mi boca y solté un quejido, no podía gritar porque he nacido sin cuerdas vocales. Nadie me escuchó, mi padre no ha salido de su habitación. Dejé el vaso encima de la barra que está en la cocina, y, en vez de ver aquella figura con miedo, la vi con mucha curiosidad. Llevaba un gorro y una túnica, ambos de color negro noche. Sus ojos y la bufanda que llevaba eran de color rojo carmesí. Su piel... Esa piel era de color violeta, un violeta que aparece en los cadáveres que tienen moretones. ¿Acaso ese es Jonz? He vivido con él toda la vida, por esa razón no me asustaba su aparición. En lo contrario, me generaba impresión ya que nunca lo había visto en persona.


— Jonz... —dije en lenguaje de señas.— ¿Eres tú, Jonz? —le pregunté desde la lejanía, estaba a un par de metros de ese ser.


No me contestó, yo me lo quedé viendo algo confundido. Di unos pasos hacia atrás, él dio unos hacia delante. Intenté prender las luces de la cocina, no encienden. Creo que se descompuso. Me parecía extraño que mi padre aún no salga de su cuarto. ¿En qué mundo estoy? ¿Acaso estoy dentro de mi mente? No puede ser que esté pasando esto, deberé estar soñando seguramente. Me encuentro tratando de procesar la información, porque... ¿Cómo es posible que vea a Jonz en persona? No lo entiendo, pensé que no existía.


❬Bo...❭


Escuché un susurro que provenía detrás mío, resoñaba justamente detrás de mi nuca porque podía sentir su respiración, pero... Jonz estaba delante mío. ¿Cómo era posible? Cuando traté de caminar hacia el ente, sentí dos manos completamente heladas que me agarraban ambos tobillos. No pude moverme, estaba inmovilizado. Por primera vez, pude ver la boca de aquel ente. Tenía unos dientes enormes y muy afilados, eso me asustó bastante. No podía gritar, ni lanzar quejidos. Sólo... Tenía que aceptar mi destino. Suspiré y noté que Jonz estaba corriendo hacia mí, hasta que, de un momento a otro, mi vista se nubló por completo. Ahora veía todo negro, no sabía dónde me encontraba. Sentía que mi cuerpo estaba flotando, ya no tenía aquellas dos manos agarrándome de ambos tobillos. No sé qué habrá ocurrido, ese fue un momento demasiado extraño. Lo único que espero es poder despertar acostado en mi recámara.

Un Miedo Imaginario. | Edward O'Sullivan. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora