Capítulo II: Ares Kyrgyakos.

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Ares  Kyrgyakos.

Moscú, Rusia.

Feb 23, 2020.

Me masajeo la sien con suavidad luego de tomarme la pastilla, los ojos me arden debido a la falta de sueño y por si fuese poco también tengo un hambre que roza los niveles superiores.

El estómago me gruñe recordándome que está más vacío que un cuaderno en blanco, saco una barra nutritiva del cajón de mi escritorio y luego de obviamente abrirla muerdo la mitad de ella. Hasta a mí me sorprende el salvajismo con que ataco la barra y termino lanzándola a la basura cuando me sabe a mierda.

Momentos como estos hacen que cualquier debilucho desfallezca y tire la toalla, sin embargo, yo más que nadie se, que cuando la tormenta se torna más agresiva es, porque está casi llegando a su punto de calma. Todo se gana perdiendo, ya sea sueño, tiempo o cualquier otro factor que te afecte directamente.

El nuevo proyecto al que estoy a punto de vincularme merece más que la pena, merece cada gota de mi sudor, cada noche sin dormir, porqué a futuro será el causante de una felicidad inmensa seguida de una resaca mortal cuando esté celebrando su éxito.

Convencer a Ángela Kovalova de que me venda sus dibujos fue... más difícil de lo que cualquier persona ha de pensar y llegué a imaginar que era imposible, puesto que la misma parece tener una conexión bastante íntima y especial con los diseños que me tienen enviándole un correo a cada nada. Lejos de burlarme entiendo su punto, los que llevamos ese amor en las venas por el automovilismo le damos sentido y nos apegamos hasta a la más mínima pieza.

Conseguir los nuevos diseños del proyecto que voy a incluir a Kovalov Group fue una toda una odisea; parece que llevar el apellido Kovalov no fue suficiente motivo para que la menor de Athan accediera a de inmediato a trabajar en la empresa; una prueba más de que ese apellido está compuesto 90% por terquedad; pero al contrario de quejarme, reconozco que los primeros bocetos de un diseñador son la piel de toda una carrera que se desarrolla, más cuando se habla de autos, que son la identidad de dos familias que se han unido en el pasado.

Ver los diseños de Kovalova fue ponerme un jodido espejo en el rostro, porqué me pude ver a través de ellos, no es como si yo fuese un auto, pero siempre he pensado que las personas tenemos características similares a ellos y provocamos lo mismo.

Las personas al igual que los autos somos capaces de aumentar la adrenalina de un cuerpo, somos capaces de ir por la vida tan rápido que no disfrutamos el camino, somos cuerpos que se desgastan, se agotan y deben de tener un medio para recargar, también somos capaces de conducir a personas a la muerte aun cuando no es su tiempo.

Las personas también al igual que los autos suelen estrellarse contra la realidad cuándo pierden el control de algo, cuándo no soportan la intensidad de lo que cargan o cuándo simplemente van dentro de una burbuja que se rompe al chocar con la verdad que muchos ignoran y otros cambian por una mentira que los satisface.

Rememorando la lucha que fue tenerla en mi palma, me mentalizo que sin duda hay que disciplinar a la rebelde con la que lanzaré la colección de la temporada. La pasta que le he ofrecido solo es una muestra más de que la ambición puede más que cualquier cosa en la vida, tanto así que deberían considerarla un sentimiento.

Kos Academy la pinta como la mejor alumna por siete años consecutivos, también le resalta un evidente problema de empatía que me llama la atención, pero busco expulsar la curiosidad conociéndola de forma profesional, ya que me interesa sin duda, explotarla laboralmente. La imagen de Ángela Kovalova permanece en la pantalla de mi iPhone; ella con una playera que lleva el nombre de la escudería y unos jeans, estimo que es una foto de hace algunos dos años, porque la calidad así lo determina. No se aprecia ninguna sonrisa en la foto, solo un rostro delicado, de rasgos finos y mirada fría.

Tentaciones Y Deseos ImpurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora