Heather «Mystic Messenger» [Saeran]

Capítulo uno: Perdido en mí

"Somos gemelos. Eres yo... y yo soy tú. Saeran, tú... Tú eres otro yo."

Siempre ha dicho que estamos conectados, conectados desde el nacimiento, que somos uno. Pero, él... Él es mejor que yo.

Lo he intentado negar todo este tiempo, trataba de descartar la sola idea de que pudiera superarme en algo. Él era un traidor, un ser despreciable que no merecía respirar el mismo aire que yo. Quería verlo muerto, él debía estar muerto.

Hasta que lo comprendí, el equivocado siempre había sido yo.

Allí estaban ustedes dos, junto a mí, pero ignorando completamente mi presencia.

Eran tan extraños, se complementaban perfectamente. Sus estúpidas bromas, su estúpido sentido del humor, su estúpida manera de ser agradables conmigo. Tu estúpida manera de sonreírme, la detesto. Detesto que seas tan hermosa, detesto que tenga que estar perdidamente enamorado de la novia de mi hermano.

Si tan sólo supieras lo mucho que me gustas.

Entonces, ¿las cosas cambiarían? ¿Podría ser yo quien te haga feliz?

¿Cómo podría aspirar a hacerte feliz cuando yo no lo era? 

Dicen que para hacer feliz a alguien, tienes que estar bien contigo mismo. Entonces, era demasiado para mí.

No entiendo por qué te esfuerzas tanto en verlo sonreír. Él sólo te trataba mal, intentaba alejarte, yo nunca habría hecho eso. 

Sé que ahora es diferente, sé que ahora se comporta como un idiota, embobado ante ti. Te complace en todo, crea inútiles inventos sólo para hacerte reír. Y tú lo alientas, estás allí, apoyándolo en cada tontería que se le ocurre.

Eres feliz con tan sólo oír su risa, y yo lo soy con oír la tuya.

Pero, ¿eso en realidad compensa todo el daño que te hizo? ¿Es eso capaz de borrar todas las noches que lloraste por sus rechazos? ¿Qué tanto lo quieres para no haberte rendido antes?

Si yo hubiera estado allí... ¿Habrías seguido rogando por su amor? ¿O hubieras aceptado el mío?

Tu sonrisa me incomodaba, la paz que me transmitía era absurda. No podía sentirme así cuando Saeyoung estaba al frente mío, no tenía derecho.

Es una mierda que sea mi hermano. Si tan sólo él fuera alguien más, si tan sólo no fuera mi sangre... Habría tratado de estar contigo.

Pero las cosas no eran así. Y la clara prueba eran ustedes, actuando como un par de chiquillos enamorados por toda la casa. 

No te culpaba, no los culpaba. No había forma de que alguno se diera cuenta de lo que sentía. Trataba de ocultarlo con todo mi ser, con toda mi alma, pero eso sólo me destrozaba cada vez más.

Como si poco a poco, fuera muriendo ante la sola idea de no poder estar contigo.