Heather «Mystic Messenger» [Saeran]

Capítulo seis: El hogar que construimos

¿Por qué se comportaban tan extraño? ¿Era por mí?

¿Por qué ya no se besaban ni abrazaban por toda la casa?

Este hogar era una fiesta constante con ustedes dos aquí, pero ahora sólo había silencio. Saeyoung dejó de mostrarse cariñoso contigo, ni siquiera te miraba. Y tú... tú tampoco.

No lo entiendo.

¿Qué es lo que está pasando?

La casa se siente tan vacía, tan tétrica... El ambiente ya no era el mismo.

Ya no hablaban frente a mí, no se escuchaba ni la más mínima palabra. No bromeaban, no reían, ni siquiera peleaban. Simplemente no tenían contacto, no había amor.

En esos días, lo vi. Parecías sólo un cuerpo andante por toda la casa, como si lo único que estuviera presente fuera eso, tu cuerpo.

Tu carisma, tu risa, tu mirada... Se habían vuelto a ir.

Mi hermano estaba igual. Trataba de hacer todo lo posible por ignorarte otra vez, alejarte. Todo por mí, por unos sentimientos que no soy capaz de controlar.

Debería estar feliz, pero ustedes se ven tan mal. No puede estar separados el uno del otro, porque entonces, no están completos. Están vacíos, completamente vacíos y solos.

Tus lágrimas... Tus lágrimas estaban presentes de nuevo. Y tal vez, si no hubiera sido por eso, no habría hecho lo que hice. Era mi obligación, se los debía.

Empezaba a comprender. Ustedes dos eran la alegría de este hogar, mi hogar. Por fin tenía uno, no podía dejar que se destruyera.

Entonces, lo hice.

Fue una larga conversación, una horrible conversación. Casi como una especie de tortura.

Mi voz se quebraba, mis manos temblaban, estaba sudando. Ninguno lo notó. Estaban tan perdidos en sí mismos, tan tristes, que no fueron capaces de darse cuenta de lo mucho que me estaba costando decirles eso.

Tal vez, eso fue lo mejor. Si Saeyoung hubiera notado la más mínima señal de duda por mi parte, todo habría sido en vano, absolutamente todo.

Tener que aceptar que la chica que amo esté con mi hermano, todo por su felicidad. Tener que negar mis sentimientos frente a ustedes, mirándolos a los ojos como si nada pasara. Parecía ser algo imposible para mí, algo que mi corazón no sería capaz de soportar.

Pero lo logré. No quería que estén igual de rotos que yo, que sufran por no poder estar junto a la persona que aman.

No tardaste ni unos segundos en abalanzarte sobre él, y él no tardó ni unos segundo en besarte. Por fin podían estar juntos sin preocuparse por nada, lo habían entendido.

Pero veo tus ojos cuando él está pasando. Que gran alegría para esos ojos heridos, más brillantes que el cielo azul.

¿Me dolió? Sí.

Pero era lo correcto.

Dos personas que se aman mutuamente deberían estar juntas. Y si yo podía contribuir en su felicidad, lo haría. Ustedes lo hicieron con la mía.

Él te tiene hipnotizada, mientras yo muero.