Prólogo

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25 de Agosto 1994.

Era una fría noche de Agosto, me encontraba en la sala de interrogatorio, frente a dos detectives y un café en mis manos temblorosas, sin poder todavía creer lo que había pasado, lo que había perdido...

— Vamos a volver al principio de la historia... Usted se encontraba con la señorita Letty en el bosques a estas horas de la noche. ¿Por qué? —. Preguntó el inspector Foster, y por su mirada, estaba casi segura, de que estaba esperando a que diera un paso en falso con mi historia, como si no estuviera diciendo la verdad. ¡Me quieren ven la cara de loca!

— ¡Ya les dije todo! —. Dije exaltandome. — Letty y yo nos encontrabamos un poco más allá de la entrada del bosque, teníamos una fogata encendida, asando malvaviscos y hablando tranquila, desde donde nos encontrábamos, todavía se veía las luces del pueblo. De la nada todo se volvió oscuro, durante un segundo, y cuando volvió la luz tanto de la fogata como de las del pueblo, Letty ya no estaba —. Lágrimas corrían por mis mejillas, eran lágrimas de furia, de miedo, de tristeza...

La única amiga que llegue hacer en este pueblo, en mi vida, y la chica que me gustaba, estaba muerta y ni sabía el porqué.

Ella era un Ángel en la tierra, su sonrisa transmitía paz y alegría, era un persona que irradiaba felicidad. No importa que tan mierda haya ido su día, siempre llevaba una hermosa sonrisa en su rostro.

– Así que... ¿No vio nada? ¿Absolutamente nada? –. El maldito de Foster me estaba sacando de mis casillas con sus inútiles pregunta.

En un ataque de ira y desesperación, me levanté de la silla, y lancé la taza de café contra la pared más cercana que conseguí.

— ¿Cuántas veces más, le tengo que decir que no ví una mierda?, ¡¿CUANTAS MALDICIÓN?! —. Golpee fuertemente mis manos contra la fría mesa de metal, me incliné un poco hacía delante, frente al rostro del inspector Foster. El imbécil este se levantó de su asiento para encararme.

El detective que estaba al lado de el, que si mal no recuerdo, se apellida Walker, se levantó de su silla, poniéndole una mano en el hombro a Foster.

— Ya basta, Foster —. Walker apretó un poco el hombro del maldito de Foster, y este se fue relajando. Foster tomo un profunda respiración, antes de hablar.

— Una última pregunta señorita Monroe —. Dijo el detective Foster, dandome una pequeña sonrisa de boca cerrada.

— ¿Qué quiere? —. Pregunto de mala ganas volviendo a mi asiento, cruzandome de brazos, y deseando con todas mis fuerzas ya irme a mi casa.

— ¿Alguien por tu mente, qué le haya querido hacer daño a la señorita Resse?.

— No, Letty era todo amor y paz, además que siempre nos la pasábamos juntas desde la primera vez que nos conocimos, éramos nada más las dos —. Nuevamente las lágrimas brotaban de mis ojos, bruscamente me quite el reciente rastro, que dejaron en mi rostro y miré al detective Walker. — ¿Ya me puedo ir?.

— Si, tu madre está afuera esperándote —. Se levanta de su silla, y se acerca a la puerta, para abrirla, para mí.

— Cuídate —. Escuche decir al inspector Foster, antes de salir de la sala, y dirigirme hacía la recepción a dónde me esperaba mi madre con una inconfundible expresión de preocupación y alivio latente.

— Dette, Cariño —. Me aprisionó en un maternal y protector abrazo. — ¿Estás bien?, ¿Te hicieron daño? —. Pregunta acelerada, mientras que me inspecciona el rostro, antes de volverme a envolver en sus brazos.

— Solo... Quiero ir a casa —. Digo con voz entrecortada, ahogando un pequeño sollozo.

— Vamos cariño —. Se acomoda de tal modo, que me abraza por los hombros. Empezamos a caminar hacia la salida de la estación de policía.

El cielo parecía que se iba a caer, estaba lloviendo a cántaros, mi mamá abrió el paraguas, cubriéndonos a las dos.

Llegamos al coche, entré en el lado del copiloto, mientras esperaba que mi mamá se montara en el carro, para por fin ir a casa.



𖣘𖣘𖣘



— ¿No quieres comer algo, mi niña? —. Pregunta mi mamá, una vez que estamos en nuestra casa.

— No, estoy bien, solo... Necesito descansar —. Digo encaminandome hacia mi habitación.

Llegué a mi habitación, ni me moleste en encender la luz, solamente me quité la ropa, quedándome en ropa interior y me acosté.

¿Quién fue el bastardo que mató a Letty?, Pero lo más importante, ¿Por qué?.

Antes de dejarme caer en los brazos de morfeo, algo me vino a la mente un recuerdo cercano.

Letty enseñándome sus alas y manipulando unas flores con magia.

Letty era una Sellie.

Los Misterios del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora