-Amo como me llenas.- Gulf suspiraba perdido en el placer del momento, su esposo lo estaba satisfaciendo en la cama.
Estaban a muy pocas horas de tomar su vuelo a Kuala Lumpur, capital de Malasia y la pareja se encontraban en pleno acto sexual, gracias a Suppasit quien no pudo evitar hacer nuevamente suyo a su marido al encontrarlo saliendo del baño únicamente con una toalla alrededor de sus caderas.
Suppasit iba lento pero profundo, haciendo delirar a su pareja.
Decidiendo que era momento de apurarse para no perder el vuelo, el mayor sin esfuerzo cambió la posición del contrario girando su cuerpo quedando éste bocabajo, tomando sus caderas de manera dominante las jaló hacia él dejando en cuatro a Kanawut. Sin esperar más tiempo se enterró profundo comenzando a penetrarlo salvajemente.
-¡AHH SI!- Aquel gemido se oyó en toda la inmensa habitación matrimonial, haciendo sonreír a Mew sin detener la velocidad. Conocía increíblemente bien el cuerpo del más joven.
Estaban a cuestión de segundos de volver a sentir el increíble placer del orgasmo.
Era indudable la pasión y deseo que cada uno tenía hacía el contrario, siempre dejándose llevar entregándose en cuerpo y alma para hacer disfrutar a su pareja.
Pero no todo era sexo.
Su relación era mucho más que eso. El cariño y admiración que se tienen era inigualable, ambos vieron crecer al contrario en todos los aspectos posibles, desarrollando aquella conexión que los complementaba. Cada conflicto supieron manejarlo adecuadamente al tener una buena comunicación y la confianza suficiente para querer arreglar los problemas. Ambos se conocían muy bien, siempre respetándose queriendo lo mejor para el otro, sin dejar de lado sus propias metas. Eran conscientes de que les faltaba mucho para ser la pareja perfecta, sin embargo, estaban orgullosos de todo lo que lograron cumplir y aprender juntos.
Sólo ellos dos conocían a los verdaderos Suppasit Jongcheveevat y Kanawut Traipipattanapong, los demás sólo podían ver una parte, la parte autoritaria y escrupulosa que mantenía a flote la red criminal que con tanto esfuerzo y dedicación lograron construir.
En el pasado vieron la oportunidad de sobresalir y no dudaron ni un segundo en tomarla.
Cualquiera que los viera ahora podía ver el poder que desprendía la pareja, siendo los más fuertes en la cadena alimenticia de la sociedad que una vez los trató como cucarachas.
~
Lograron llegar a tiempo al aeropuerto, arribando la aeronave después de hacer todo lo necesario para poder ingresar a ésta. El viaje sería corto, en dos horas llegarían a su destino.Gulf veía las nubes del azulado cielo por la ventanilla de su asiento una vez despegó el avión. La pareja iba en primera clase, disfrutando de los privilegios de tener el suficiente dinero para costearlo.
-¿Es más interesante el cielo que tu guapo esposo?- Aquello hizo voltear a Gulf sonriendo en el proceso.
-Tal vez.- Mew también sonrió.
-¿En qué pensabas?- Preguntó el mayor al ver un poco ensimismado a Kanawut.
-En que te amo y que podríamos relajarnos un poco en Kuala, que P'Boss nos de un recorrido.-
-Sólo vamos dos días, amor. No nos dará tiempo y no creo que ese viejo cascarrabias nos quiera pasear.- Gulf hizo un puchero al escuchar aquello, en vez de parecer un adulto de veinticinco años parecía un niño de cuatro. Una actitud completamente contraria a la que mostraba al momento de liderar sus negocios.
-Tienes razón. Pero en serio quiero unas vacaciones, ya hemos trabajado lo suficiente.- Refunfuñó el más joven.
-Tranquiló bebé, recuerda que una vez finalizada la exportación de la mercancía en el norte, estaremos un poco más relajados.-
Poco a poco se iban expandiendo cada vez más, todo estaba a su favor. Sus negocios no hacían más que crecer y nadie los podía tocar, ni siquiera la misma policía ya que la tenían comprada junto a los altos mandos del gobierno tailandés. Daban gracias a la maravillosa corrupción.
-De acuerdo. Pero quiero ir Hawaii.-
-Donde tú quieras, mi vida.- Dijo Supassit, dándole un pequeño beso en los encantadores labios de su esposo.
Volvieron a mantenerse en un silencio cómodo, hasta el momento de aterrizar.
~
-P'Boss me mandó un mensaje, dice que envió a un chófer a recogernos.- Iban andando entre los pasillos del lugar después de haber recogido sus correspondientes maletas.
-Entonces vamos a la salida principal.-
Saliendo del gran aeropuerto, pudieron ver a un hombre con uniforme manga larga sosteniendo un cartel que tenía escrito el apellido de Suppasit. Detrás de él había una camioneta Mercedes-Benz.
-¿Esposos Jongcheveevat?-
-Sí.-Respondió Mew.
-Permítanme.- El hombre tomó ambas maletas para subirlas en la cajuela del vehículo.
Luego de cinco minutos, partieron rumbo hacia la residencia del anfitrión.
La pareja iba observando el panorama urbano que se le presentaba, ambos en la parte trasera del Mercedes-Benz. Lo único que se escuchaba era una suave melodía que salía de las bocinas del automóvil.
Todo iba normal, hasta que un mensaje llegó al celular del mayor, éste al leerlo se tensó levemente empezando a observar detenidamente al conductor.
-¿Traes tu arma?- Susurró lo más silencioso posible a Kanawut después de un par de minutos, el menor se extrañó demasiado.
-Sí ¿Por qué?-
-Algo anda mal, mira el brazo derecho del chófer.- Gulf disimuladamente vio hacia el mencionado, todo parecía normal. Hasta que en un leve movimiento pudo ver en la mano derecha del hombre como sobresalía casi imperceptiblemente el tatuaje de un dragón, pero no uno cualquiera.
Podrían estar equivocados pero aquel tatuaje era la marca distintiva de un grupo enemigo que les había declarado la guerra tiempo atrás.
El mensaje que le había llegado a Supassit era de P'Boss diciéndole que el chófer se había atrasado varios minutos y que aún no podía recogerles.
Alguien más sabía que irían hasta ahí. Y se adelantaron.
Bajaron la guardia al creer que se trataba de P'Boss, un gran error.
Habían caído en una maldita trampa.
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Reyes del Inframundo | Mewgulf
Fanfiction[Finalizada] Nadie podrá ocupar su lugar. Historia corta de acción, contenido adulto. Historia 100% propia.