Capítulo 8 |Créeme, Kate|

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Lo que le estaba pasando, no era algo que hubiese planeado, lo que hizo fue...

Aventurarse hasta aquel escenario lleno de frustración y molestia por ella, que ahora lo miraba con dagas en los ojos. Katerine miró como el chico dejó el micrófono a un lado, escuchando los aplausos llenar el lugar.

Claro que Kate no se iba a quedar así.

Observó al chico que avanzaba. Gruñó con molestia, no le parecía lo que había hecho. Sin embargo, en su corazón conocía que él tenía razón, y eso la enfureció más.

—Te crees muy listo, ¿no?

Joshua arqueó una ceja, encarándola. No pasando desapercibido por la morena.

—No me creo, lo soy. Al menos no terminé la canción. Olía a verdad, no sabía si lo soportarías...

Era un descarado. Kate soltó una carcajada, colocando sus manos en sus caderas, más que irritada por el comportamiento que había optado el chico.

—No me digas. Me parece que quien está dolido aquí eres tú.

—¿Yo? —se apuntó con su dedo índice —Para nada. Sólo vine a pasar un rato agradable con los chicos. Esa era la idea ¿No? —pasó por su lado, sentándose frente a la joven pareja; la cual se encontraba sin habla.

—¿Cuál es tu empeño conmigo, Alexander?

—¿Ahora resulta que soy el malo aquí? —afiló su mirada. No apartando sus ojos oscuros de los de ella —Pidieron que cantara, lo hice... ¿Cuál es tu problema?

La chica sonrió con procacidad, estaba cansándose de eso. De su comportamiento tan irracional y poco maduro.

—¿Quieres jugar así? —lo retó con la mirada.

—Veamos hasta donde llegas, cariño —sonrió. Aquello olía a un reto para la Morgan.

—No me tientes, querido —relamió sus labios.

Joshua se echó hacia atrás en su asiento, tomando de su vaso. Todos los presentes miraban la escena, algunos murmuraban entre ellos, mientras los más impacientes solo esperaban la reacción del chico. Joshua arqueó una ceja.

—Hablas mucho...

—Yo sí demuestro lo que digo, no como otras personas —alzó una ceja, mordiendo su labio inferior.

—¿Qué demuestras exactamente, Kate? —relamió sus labios, provocando un gruñido de la chica por la mención de su apodo —Desprecio, odio. Ya todo eso lo sé, no hay que recalcarlo, Isabela.

—Al menos fui sincera con mis sentimientos siempre —apartó la mirada al escenario, era una estupidez seguirle el juego.

El resto en la mesa se mantuvo en silencio. Joshua negó, interesado en lo que haría la chica.

Kate se acercó al escenario, tomando el micrófono. Pensó que dos podrían jugar ese juego, y ella ganaría con gusto. Suspiró sin ver a nadie en específico, por miedo a trabarse.

Si me dices que quieres volver

No sé, no sé si voy a poder

Nada nos sostiene

Solo un hilito de estrés

Si me dices que quieres volver

No sé, no sé si voy a poder

Nada nos sostiene

No sé si tu amigo seré

Cantaba al ritmo de la música en el idioma original, donde muchos en el lugar no comprendían, pero sólo le importaba que uno oyera.

Fragments© (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora