Katerine se encontraba verificando el contenido de los últimos documentos que reposaban en su escritorio cuando el repentino bullicio de la siempre callada oficina de la cual trabajaba desde hacía un par de meses la hizo estremecer. Captando su atención.
Soltó un leve bufido, cerró los ojos y aguantó la respiración e intentó no pensar que existía un solo motivo para que la oficina se calmara así; había algún problema.
Ya no era la misma chica violenta de antes y prefería la sutil calma que le brindaba trabajar en aquella empresa, que estar en la cafetería de aquí para allá aguantando las miradas de algunos clientes racistas.
Escuchó los pasos apresurados de algunas personas dirigirse a su oficina. Era lo lógico, acudían a ella cuando el jefe no se encontraba, por nada era su secretaria y consejera. Aquel puesto que se había ganado gracias a sus buenas notas en la universidad y la recomendación del decano a aquella empresa para las pasantías. Agradeciendo la oportunidad, así teniendo un mayor ingreso económico. Dándole una mejor vida a su niño de ahora once años.
Llevó su vista hasta la foto que reposaba en su escritorio, forzando una perceptible sonrisa en sus labios. Aquella foto se la había tomado un año atrás, en el cumpleaños diez de Andy. Se encontraba abrazado a él, mientras Andy solo sonreía de lado, evitando ver la cama, o en ese caso a la persona que tomaba ala foto; su actual novio, Mateo.
Al principio no le había agradado el chico, dedujo que se trataban de celos de hermanos, pero a medida que iba pasando el tiempo junto a él, pudo descifrar que le estaba tomando algo de cariño, aunque no lo dijera. Y aun se comportara como un niño malcriado.
Relamió sus labios, escuchando los pasos cada vez más cerca de su oficina. Se colocó recta en la silla, ojeando uno de los contratos que su jefe debería firmar. Elevó su mirada de las letras al escuchar la puerta ser abierta, seguida de la figura de una chica voluptuosa frente a sus ojos.
La morena arqueó una ceja al mirarla, no era que le callera mal, pero sabía que aquella mujer hablaba a sus espaldas, teniendo rumores de que tenía una relación con el jefe para así tener una ascenso y darle una mejor vida a su hermano, siendo esto una gran equivocación. Bien, podían hablar de ella lo que quisieran, ya no le importaba, pero cuando se metían en su vida privada, eso sí que no lo iba a soportar.
Endureció sus gestos, colocando su mentón entre sus manos entrelazadas, mirándola inquiridoramente.
—Señorita Morgan —sintió su nombre ser escupido con asco de la voz de la chica. Asintió en su lugar, sin inmutarse de sus palabras.
—¿Sí?
—El jefe tiene una junta a las cinco pm, y el promotor quisiera saber si asistirá, ya es la segunda vez que ha cancelado la cita y una tercera vez no se lo va a perdonar, O tiene la reunión hoy o cancela el contrato que se había plasmado en la última cita hace un año.
La morena soltó un leve resoplido en su lugar sin reflejar una sola emoción en su imperturbable rostro y alargó la pausa cuanto pudo antes de dar una respuesta.
—Me temo que no podre contestar a esa pregunta por ahora —enmudeció, apartando la mirada de forma indiferente—Si el jefe ha rechazado la propuesta muchas veces, quiere decir que no está interesado en su dinero.
La mujer contuvo las ganas de soltar una sarta de insultos a su persona, por si contestación. Crispó la mandíbula molesta, apretando contra su pecho la mandíbula.
—A tu edad, deberías guardar la compostura cuando te dan una negativa —señaló, tomando el bolígrafo en sus manos y comenzar a leer los documentos en voz queda —Solo obedezco órdenes y tu igual, así que si no tienes nada más que decirme, déjame acabar con mi trabajo en paz —farfulló, mirándola con recelo.
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Fragments© (#2)
Mystère / ThrillerHeridas que nunca sanaran, los llegan a enfurecer, no sabiendo para quien luchar en la sociedad corrupta y llena de cicatrices. ¿Para quién en realidad luchaban? Joshua lo trató de averiguar, Katerine junto a él, llegando a muchas teorías, ¿Una tris...