Confrontación

67 8 3
                                    


Cuando llegaron fueron recibidos por la muy malhumorada cara de Eren. El niño intentó disculparse por haber salido, pero fue interumpido por su padre cuando arremetió contra el mayor.

- ¿¡Como se te ocurre llevártelo?! No tenias autorización para ello, imagínate que le llega a pasar algo - Levi quería ignorarlo, aunque no era como si no estuviese en lo cierto, pero no quería hablar con el castaño, y menos de ese modo - No me ignores Levi, te estoy hablando... He aguantado suficiente, ten valor y enfréntame - cosa que hizo sin apenas dudarlo.

- Tienes razón no la tenia... - el castaño estuvo aliviado, pues le daba la razón, pero aquello no duró por mucho tiempo - ¡NO LA TENIA PORQUE NI SIQUIERA ME PEDISTE QUE LO CUIDARA! NI SIQUIERA TE TOMASTE LA OBLIGACIÓN DE CONTRATAR A UNA NIÑERA, SI ME LO HUBIERAS EXPLICADO LO HUBIERA COMPRENDIDO PERO NO, TÚ SÓLO ACEPTASTE DE QUE COMO ME QUEDABA CON ÉL EN CASA, LO CUIDARÍA - el hombre tomaba aire tras soltar tremenda bomba, y el castaño apenas pudo rebatir aquello, pues estaba en lo cierto.

- Si, pero debist- Levi lo interrumpió, pues aquellas recriminaciones por su parte lo enfadaron en gran medida, y no era alguien paciente y mucho menos tolerante con ese tipo de recriminaciones.

- ¡NO DEBÍ NADA, YO NO TENGO LA MALDITA CULPA DE QUE SU MADRE LE ABANDONARA...! - tras ser pronunciadas aquellas últimas palabras, se arrepintió enormemente, pues nunca que fue intención decirlas.

El niño entrisitecido, corrió hacia su habitación, pero rápidamente fue seguido por ambos hombres. Su padre lo llamaba, pero nunca recibía respuesta, y lo único que se escuchaban eran sollozos.

- ¿Porqué eres tan bocazas? - le recriminó el castaño, a lo que este simplemente le mando a la mierda, aunque sabía a la perfección cuanto se había sobrepasado en esta ocasión.

Eren pretendía dejarlo solo y que se tranquilizase, y más tarde arreglar el problema, pero Levi no se perdonaría hacer lo mismo, por ese motivo, llamo varias veces a la puerta y aunque no recibió respuesta, entró y se sentó al costado de donde el pequeño estaba tumbado. Su padre decidió esperar y escuchar para ver lo que el ojiazul haría a continuación.

- Armin yo... Lo siento mucho... - a Eren le impactó escuchar una disculpa tan sincera por parte del azabache - No tengo un buen temperamento ya lo sabes... y muchas veces digo cosas de las que luego me arrepiento... - ante ello el niño detuvo poco a poco su llanto y comenzó a salir de debajo de las sábanas en las que estaba oculto - Sabes... yo... yo también me he sentido así... No creas que me lo invento, al igual que tú, yo también he pasado por eso... Cuando era pequeño mi padre nos abandonó a mi madre y a mi... al principio fue muy duro, y poco después mi madre enfermó y murió, y lo único que me quedó fue Kenny, mi tío, que lo único que hacía era educarme a base de golpes, aunque también me enseño de eso... El punto es que no tienes porqué sentirte triste... - el niño lo miró curioso, este le limpiaba las lagrimas que aun permanecían en su rostro - Tú tienes a tu padre... Si, es cierto, es un poco idiota y torpe - el aludido puso cierta cara de molestia al ser llamado de ese modo - Pero te ama, y haría lo que fuera por ti...  ¿Que importa si no está tu mamá? Eres un hombre, sé valiente...- el niño comenzó a sonreír ante sus palabras y forma de expresarse.

- Tu... ¿ tu puedes ser mi mama? - el azabache se sorprendió e incluso sonrojó ligeramente por la vergüenza que le producía el solo hecho de pensarlo - T-Tu cocinas bien, pasas tiempo conmigo y me enseñas muchas cosas... - ante la mirada lagrimeante del pequeño no pudo evitar aceptar su petición. Realmente había heredado la mirada de su padre, pues no se le podía negar algo.

- Bueno, por ser hoy te hare lo que quieras de cenar, dime que quieres y te lo haré - A lo que el pequeño felizmente le pidió una hamburguesa con queso, que él estaba dispuesto ha hacer.

- Bueno, por ser hoy te hare lo que quieras de cenar, dime que quieres y te lo haré - A lo que el pequeño felizmente le pidió una hamburguesa con queso, que él estaba dispuesto ha hacer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras Levi estaba en la cocina, preparando lo demandado, y tras diez minutos en soledad, aparece Eren. Aunque al principio es un poco reticente a hablar, finalmente se decide ha hacerlo.

- Gracias por lo de hace un momento...  Lamento por haberte gritado...- parecía como un perro cuando tiene las orejas gachas.

- Si he hecho todo esto es por él, no por ti... Aunque acepto las disculpas -  formó en su rostro neutral una pequeña sonrisa, que no pasaba desapercibida para el castaño.

- No sabia lo de tus padres... - comentó entristecido mientras lo observaba cocinar.

- Hay muchas cosas que no sabes de mi... Te podría decir el motivo de ello, aunque es probable que ya lo sepas - terminó de cocinar, y acto seguido Eren preguntó donde estaba su plato para cargarlo él mismo - Esta es nuestra cena, es decir, la de Armin y mía, tienes dos manos - aquellas palabras en parte hicieron reír al castaño, pues era tan orgulloso como recordaba, y eso le gustaba. Eren estaba en lo cierto, Levi había cambiado, pero en su opinión a mejor, y eso comenzaba a agradarle.

Esa noche cuando todos en aquella casa dormían plácidamente, el azabache no podía conciliar el sueño. Se levantó y comenzó a rebuscar en su armario. Puede que provocase un gran desastre, pero apenas le importó. Finalmente la encontró, aquella pequeña caja que quería desechar , pero que nunca se atrevió ha hacerlo. 

Durante su peor etapa, fue Hanji quien lo ayudó a superar todo el dolor que hace tanto tiempo soportaba, pero de todas las cosas que tenía, fue incapaz de deshacerse de aquello. Se podría decir que era lo único que conservaba de esa época. Aún si estaba arrugada y gastada, nunca tuvo el valor suficiente para hacerlo. En ella estaban un Eren y  Levi de otro momento mucho más feliz, en la que enmarcaban el momento de mayor gozo tras ser nombrados como los ganadores del concurso de danza. No pudo evitar que la tristeza y la melancolía lo embargase, pues no deseaba más que volver a aquel momento en el que todo era distinto.

Sus peores temores se estaban cumpliendo, y gracias al pequeño comenzaban a resurgir aquellos sentimientos que tenía alojados en un rincón oscuro de su alma, y no deseaba volver a sentirse miserable, pues sabría que el muchacho lo rechazaría si conocía de sus sentimientos.

Fue poco después de ello, que  lentamente fue cerrando los ojos, manteniendo en sus manos aquella imagen.

Un amor sin futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora