Capítulo 1

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No podía explicar que fue lo que sucedió la noche anterior, pero sin lugar a duda lo había disfrutado. Las peleas en sus noches de ebriedad solían ser la principal razón por la cual siempre regresaba golpeado a casa, aunque claro, volvía con una victoria en el bolsillo y el sentimiento de satisfacción el pecho.

La noche anterior nada de ello había ocurrido, no solo regreso a casa sin la victoria, también lo acompañaba el dolor físico y mental de la injusticia. Luchar contra tres hombres armados no era tan complicado para él, pero al estar completamente borracho y desarmado la suerte no era algo que estuviera muy a su favor.

Solo gozaba del sentimiento del dolor físico cuando estaba ebrio, porque cuando estaba sobrio no había ser en la faz de la tierra que pudiera contra él. Aún con la poca conciencia que le quedaba logró volver a casa.

No se sentía bien, lo único que quería era reposar su cuerpo en algún lugar para poder descansar. Nadie cuidaba de él, nadie se atrevía a curarlo, siempre era él quien al despertar trataba sus heridas de la mejor manera.

Sus ojos se cerraron y pequeños susurros resonaron el lejano vacío de su mente.

No era como las otras veces que, al cerrar los ojos, pequeños susurros resonaban en el lejano vacío de su mente, esta vez podía sentirlo. Sintió su piel arder, al abrir sus ojos logró verlo, era un niño de cabello y ojos negros que lo miraban sorprendido y con cierto temor.

— Estoy curando tus heridas — dijo con su voz infantil mostrándole sus manos.

Aún entre la ebriedad y la conciencia su mente estaba procesando todo, ¿Quién era ese niño? ¿Qué estaba haciendo ahí? Ahora recordaba que debia deshacerse de él pero por algún motivo lo olvidó y ahora estaba ahí. Luego de unos segundos volvió a cerrar sus ojos permitiéndole al niño hacer su labor

No era consciente que de su boca escaparon suaves gemidos de dolor y disgusto que el ardor del alcohol sobre su piel le causaban.

"¿Cuánto tiempo estuvo bajo la lluvia?"— escucho decir mientras sentía una de sus manos sobre su frente — tiene la temperatura muy alta

No tenía muchas fuerzas, sólo podía sentir y escuchar lo que el niño decía. Se sentía bien ser cuidado por alguien más, sentía seguridad de que nada malo iba a suceder, que todo pronto mejoraría. Se sentía bien todo lo que ese mocoso estaba haciendo, entonces se despreocupo de todo y simplemente entregó todo su ser.

Esa fue la primera vez que alguien cuido de él.

[...]

Cuando despertó se encontró sólo en aquella habitación, sobre la mesa de noche habían algodones con manchas de sangre por doquier, alcohol, gasa y algunas vendas junto a un pocillo de agua y una pequeños paños flotar en el.

Con el torso desnudo, logró ver unos parches de gasa sobre su pecho y uno de sus brazos vendado y recordó todo.

"Estoy curando tus heridas" — esos ojitos negros y esa carita tan dulce, ese niño había cuidado de él toda la noche.

Se levantó y se vistió con ropa que estuviera seca y limpia.

— Despertaste — escuchó la voz de su hermano desde la puerta

— ¿En dónde está?

— En donde ordenaste que estuviera

Aquel niño estuvo en el sótano durante varios días y lo único que había ordenado fue que no lo dejaran escapar.

— Dale un poco de comida

— ¿Qué?

— Que le des comida — ordenó con firmeza.

El mayor obedeció y salió para cumplir con la orden que Gaara le asignó. El pelirrojo recordó que debía hacer varias cosas, aún tenía algo de tiempo, descansaría un rato más para luego poder hacer lo que tenía que hacer.

Pero por más que trataba su mente no dejaba de pensar en ese niño, tenía algo que lo inquietaba, quería verlo una vez.

[...]

Bajó al sótano para calmar la inquietud de querer verlo, pero solo se encontró con una desagradable sorpresa. Los gritos desesperados de Rock Lee pidiendo ayuda activaron todas las alarmas en su mente y la imagen al verlo forcejear con aquel sujeto lo lleno de furia asesina.

El sujeto detuvo todas sus acciones en cuanto sintió un arma apuntando su cabeza.

— Aléjate de él — dijo con voz molesta y el tipo trago en seco mientras lentamente se separaba del cuerpo de Lee liberándolo mientras que el arma seguía pegada a su cabeza.

— Señor Gaara yo...

— Cállate

Observo a Lee arrastrarse de espaldas lejos del sujeto mientras trataba de acmodar su camiseta. El sujeto se giró y se inclinó suavemente hasta las rodillas del pelirrojo que seguía apuntándolo con el arma.

— Señor Gaara lo lamento mucho yo... — se podía notar la furia que Gaara ejercía en el ambiente

—  Silencio

El hombre había empezado a temblar de miedo  

— ¿Va a matarme?

— Eso ya deberías saberlo

Gaara apretó el gatillo y la bala atravesó la cabeza del hombre de rodillas ante él, la pared detrás se pintó de rojo y los ojos de Rock Lee se abrieron con sopresa. La mirada de Gaara se posiciono sobre Rock Lee quien empezó a temblar de temor, agachó la mirada y rogo con todas sus fuerzas dentro de su ser para que Gaara se fuera sin decir nada, cosa que no ocurrió.

Para Gaara, la imagen que proyectaba Rock Lee era lo más lindo que sus ojos estaban viendo, tan frágil y débil, sus ojitos negros, su piel acaramelada y esa expresión de total inocencia lo cautivaron. Gaara sintió por primera vez el deseo de poseer a alguien, quería tener a ese niño sin importar lo que tuviera que hacer, esas ganas de hacerlo suyo lo invadieron y sintió su cuerpo vibrar de la emoción.

El pelirrojo dio unos cuantos pasos inclinándose hacia Rock Lee.

El pequeño observó aquellos zapatos negros posicionarse frente a él y sintió el arma levantar de su mentón, cuando alzo la mirada se dio cuenta de la cercanía del pelirrojo

— Fuiste tú quien curo mis heridas — el frio contacto de la mano de Gaara acariciando su piel, hicieron a Rock Lee estremecerse.

— ¿Qué sucede? ¿Acaso tienes miedo? —  dijo el pelirrojo con un tono divertido, pero a la vez sádico, la ternura y la inocencia de Lee avivaban más sus ganas de poseerlo.

Lee se preguntó cómo podía ese muchacho estar como si nada, como si no le afectara en lo más mínimo haber acabado con su la vida de aquel sujeto, como si hubiera disfrutado el haberlo hecho. De pronto sus labios fueron atrapados por unos labios demandantes, salvajes, que lo besaban, el pelirrojo lo tomo de la nuca para profundizar el beso e invadir su boca.

Rock Lee no podía respirar, nunca antes había sentido tanto temor de alguien hasta ese instante, sintió un frio incontrolable sobre toda su piel, trato de separarse de ese sujeto y apoyo sus suaves manos sobre el pecho del muchacho que no dejaba de besarlo para apartarlo de él.

—Ni siquiera pienses que puedes huir de mí... —le dijo totalmente furioso y el menor volvió a temblar.

De pronto Gaara se le acercó al oído y un choque eléctrico atacó la espina dorsal de Lee que pegó su espalda de una manera casi imposible contra la pared.

— Si tratas de huir te encontraré y te arrepentirás de haberme conocido — Gaara se alejó y se fue dejándolo solo con el cadáver de ese sujeto.

Por las mejillas del pequeño comenzaron a correr gruesas lágrimas, su corazón latía incontrolablemente, no sabía explicarse que era eso que sentía recorrer todo su ser, sus ojitos se inundaron de aquel líquido salado y Rock Lee deseo más que nunca salir de ese lugar.

Curando Las Heridas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora