Prólogo.

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A veces, y sólo a veces Sia se preguntaba si leer cientos de fanfics sin leer antes los cómics o ver las series o películas era alguna clase de pecado y que por eso ahora estaba donde se encontraba, quizás el karma tenía un sentido del humor más retorcido que el joker.

Todo este cuestionamiento comenzó a la tierna edad de de 5 años cuando al abrir los ojos vio a una persona que estaba segura no era su madre ayudarle a colocarse de pie para luego ver su reflejo, y la última vez que reviso, tenía 21 años con cabello castaño y ojos negros, no cabello negro y ojo azules, oh cierto y tenía cinco. ¿Quién lo habría pensado? La reencarnación era algo que de verdad existía, y por alguna clase de broma cosmica que no lograba comprender, no lo solo reencarno, sino que también era la hija de Talia Al Ghul y si el color de sus ojos era algun indicador estaba bastante segura de quien era su Padre, ella quería llorar.

Dejando la parte de ser asesinos profesionales y los constantes planes de dominación mundial su familia no era del todo mala... Con ella. Si, eran estrictos con respecto a su régimen de entrenamiento, pero también eran justos y nunca pedían imposibles, oh bueno lo harían probablemente si es que Sia no fuera una mala perdedora y cada vez que era derribada se levantará con más energía que antes incluso antes de que se lo pidieran, nunca espero que un defecto como ese pudiera salvarle la vida, porque algo le decía que si no colocaba tanto esfuerzo y no probaba ser digna del apellido Al Ghul las cosas no serían tan bonitas para ella.

A veces Sia se preguntaba si era Damián Wayne, solo que su versión femenina, porque en ningún fanfic o en su biografía hacían mención de una hermana,— o al menos en los que ella leyó — lo que sinceramente le preocupaba ¿que tal si no la mencionaban porque murió? O peor aún porque estaba dentro de algún fanfic cliché en el que terminaba en alguna clase de Harem inverso, que el café no lo permita... Es decir no era como si la idea de tener su pequeño grupo de super chicos de los cuales escoger le molestara —¿a quien le molestaría?— era la parte del cliché, ya vómito muchos arco iris en su vida pasada al leerlos como para vivir uno.

A la edad de siete años sus respuestas fueron contestadas cuando su madre le presentó a su hermanito, demonios ¿a caso iba a morir? Mierda.

Un pro a todo esto, Damián era la cosita más adorable del mundo y cualquiera que dijera lo contrario podía probar el filo de sus espadas ¡el merecía ser protegido y amado! Y como la buena hermana que era, ella se aseguró de hacerlo, bañando con afecto al menor de los Al Ghul en cada oportunidad que tenía —Cuando ni su madre o abuelo miraban porque no quería que luego la mataran para enseñarle alguna lección a Damián sobre el afecto — y de esa forma pasó los primeros años de su vida, entre entrenamientos, abrazos a su hermanito, y el ocasional asesinato, oh cierto ¿olvido mencionar eso no? Bueno como una Al Ghul era bastante obvio que ciertas cosas eran requeridas de ella, el ser capaz de decapitar a una persona sin pensarlo dos veces era una de ellas, lo que para su sorpresa fue más fácil de lo anticipado.

Durante sus primeros meses de vida, como un mantra para no perder la cordura se repitió una frase de televisión para lidiar con el hecho de haber muerto.

"Las personas mueren, eso es lo que hacen"

Cuando tuvo que matar por primera vez, y esas palabras resonaron en su cabeza más fuerte que cualquier brújula moral, nunca estuvo más agradecida con una serie de televisión, y a partir de ahí tan solo siguió repitiendo esas palabras en su cabeza, claro la culpa estaba ahí, pero junto con su racionalidad e instinto básico de sobre vivencia no era más que un Susurro en la parte de atrás de su cabeza.

Cuando tenía 12 y fue enviada a una misión en solitario, en el hotel que se hospedaba conoció a una niña muy parecida a ella, debido a que tenía que aparentar se hizo amiga de la pequeña, y cuando él hotel explotó lo primero que pasó por su cabeza fue revisarla a ella y a su familia, pero para cuando los encontró fue demasiado tarde. No estaba segura de que la poseyó en ese momento cuando su cerebro pareció uliminarse.

¡Una oportunidad!

Fue lo que pensó al ver el cuerpo sin vida de la menor junto con el de sus padres, sin pensarlo dos veces tomó a la niña y la llevó a donde debería encontrarse su cuerpo —si es que ella hubiera muerto— preparo un poco mejor la escena, para no dejar lugar a dudas de qué había muerto y luego evacuó con el resto de las personas del hotel.

Gracias a que la niña era muy habladora no fue difícil hacerse pasar por ella con la policía, algunas lágrimas por aquí, y buenas habilidades actorales por alla, y estaba de camino a un orfanato muy lejos de la liga de asesinos, y mientras iba en el auto del trabajador social las preguntas volvieron a ella ¿quizás esta era la razón porque no aparecía en los cómics? ¿Esta era la versión Canon? Bueno, no era como si le importara la verdad, Athanasia Al Ghul estaba muerta para el mundo, y Angelise era una huerfana más que nadie notaría.

Pará su sorpresa después de un par de meses en el orfanato una linda familia de apellido Sinclair la adoptó, al parecer la madre no podía tener hijos y por eso ya habían adoptado a otro niño, pero ahora querían una niña, no los culpaba las niñas eran mucho más lindas y bien portadas.

Y así fue como Athanasia Al Ghul paso de vivir en la cima de una montaña con una montón de asesinos, a ser Angelise Sinclair y vivir en los suburbios con una familia ligeramente acomodada ¿Oh y menciono que era la hermana menor ahora? La vida podía ser buena a veces.

Pensando en retrospectiva debió saber que su historia no podía llegar al final feliz tan pronto, y cuando su padre consiguió un mejor trabajo en las empresas Wayne, por primera vez desde los cinco años quiso llorar nuevamente.

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Nota: Aquí les traje la historia prometida ¿Que les parece? Los amo y gracias por leer!

En contra del ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora