Perdoname Papi porque he pecado

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La falta de sueño estaba probando ser una real perra al punto en que incluso su máscara se estaba cayendo ante sus compañeros y familia, lo que era preocupante ya que era una que obtuvo luego de prácticar en dos vidas...

Pero no era como si pudiera hacer mucho, desde ese día en el trabajo de su Papá, donde estaba segura que vio a su Padre... A su Padre real, eso provocó una serie de sueños sobre su vida pasada que la hacían despertar sintiéndose más cansada que cuando se iba a dormir.

Cuando la situación se volvió algo insoportable decidió ir al único lugar donde siempre se sentiría como en casa.

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Como un cuarto italiana, su Nana le enseñó cataquesis desde temprana edad, y aunque no era una creyente tan fiel y devota como su Nana, si encontraba algo mágico en la fe, en cómo podía unir a las personas, darles fuerzas, esperanza... Así que si, ella era una católica, no totalmente prácticamente, pero lo era, por lo que si había un lugar en el mundo que sin importar en que parte del mundo —o mundos— estuviera la hacía sentir en casa, como volviendo al sus raíces, ese lugar era una iglesia.

— En el nombre del Padre, del hijo, y del Espíritu Santo. — se persino notando que la iglesia estaba casi vacía por lo que sólo se quedó de rodillas con sus manos juntas mientras intentaba pensar en una plegaria que le ayudara ¿había algún santo sobre reencarnación? Demonios, quizás debió tomarle más atención a la monja durante la catequesis...

— Por supuesto que también eres una buena niña cristiana. — Murmuró alguien a su lado y ella se giro para ver a Redhood en toda su gloria sentado en la banca junto a ella.

— Católica de hecho. — Le corrigió sin moverse de su lugar.

— ¿cuál es la diferencia? — Pregunto curioso.

— Los cristianos son de Inglaterra, debido a que su rey quería divorciarse de su mujer y el catolicismo no lo permitía... Así que ese rey se separó y creo su propia forma de adorar a Dios Creo... —Contestó algo insegura, como pensó antes, no recordaba bien sus clases de religión. — Pero principalmente los Padres tienen un voto de celibato, que los pastores cristianos no, y los católicos pueden confesarse y ser absueltos de sus pecados.

—¿De todos? ¿Incluso de matar a alguien?

— Si se arrepienten, si. — Eso lo recordaba con más claridad.

— ¿Entonces que? ¿Te peso la conciencia y viniste a confesarte?

— Aunque lo hiciera no sería absuelta, ya te lo dije matar es como respirar para mi, por lo que no me arrepiento. — Dijo levantando la mirada para ver la figura de Cristo en el altar... Se preguntaba si quizás su Padre se sintió de esta forma por su trabajo.

— El demonio está preocupado por ti, y ya que soy el único que sabe sobre ti, me está molestando a mí. — Explicó y eso tenía sentido, no creía que existiera otra razón para que el antiheroe la siguiera y menos a una iglesia.

—No lo llames demonio. — Le corrigió y por un segundo considero mandarlo a volar, pero... El era Jason Todd el Robin que murió y volvió a la vida... Si alguien podía entender su situación en esta ciudad era probablemente él... — Morí una vez. — Dijo sin despegar su mirada del altar. — Alguien intentó violarme, cuando estaba huyendo caí de un puente, debi golpear mi cabeza al caer porque recuerdo ahogarme pero todo estaba borroso y no podía controlar mi cuerpo, y luego todo fue negro... Así que no se si debería creer en todo esto, ya que claramente no hay un infierno o un cielo. — Considero sus palabras y se bajó de hombros. —O quizás estoy en uno de ellos y tan solo no me he dado cuenta. — Comentó, lo había pensado bastante, pero no podía decidir si era el infierno o el cielo... Quizás alguna clase de purgatorio.

— ¿Porque me estas diciendo todo esto? — su voz era suave pero firme, bueno al menos no parecía estar por huir pensando que estaba loca.

— Apenas me conoces, así que si piensas que estoy loca no perdería mucho, además pareces algo inestable, si le fueras a decir esto a alguien más, es más probable que no te crean o que tu termines en el manicomio. — Los que eran sólidos puntos.

— Entiendo, suena justo ¿y? Asumo que hay más. — Siguió y ella Sonrió ligeramente, no por nada era uno de los hijos del detective.

— Cuando abrí mis ojos de nuevo, mi cuerpo ya no era mi cuerpo, y mi vida no era la que recordaba. — Respondió apretando sus manos un poco. — Nunca creí en la reencarnación, hasta que me vi en el espejo, tan solo con cinco años, lo que es bastante frustrante dejame decirte ¿pasar por la pubertad de nuevo? Un verdadero castigo. — Suspiro soltando sus manos.

— ¿así que reencarnaste como la hija de Talia al ghul? Ese es un muy mal karma el que tienes ¿que tan mala fuiste en tu vida anterior? — Parecía más divertido que otra cosa y lo tomó como algo bueno.

—¡Hey! Era una perfectamente buena niña católica. — Se defendió, aunque ella misma se hizo esa misma pregunta durante sus años en la liga ¿que fue aquello tan malo que hizo para terminar así? ¿Pecar de pensamiento realmente era tan importante? Porque ese era el único mandamiento que se le podía ocurrir en el que incurrió varias veces.

—¿luego que? No creo que te arriesgues a pasar por una loca después de callarte tantos años por nada. — Cuestionó y esta vez ella miró al piso.

— Vi a mi Padre, el original, de mi primera vida... El murió antes que yo, era un soldado, murió en Afganistán cuando era joven... Y... — apretó sus labios con fuerza. — ¿y si él resto de mi familia también está aquí? Nunca pensé que sería capaz de verlos de nuevo... Quiero ir y encontrarlos, hablar con ellos, decirles cuanto los ame y los extraño cada día... Pero... ¿Y si no saben quien soy? — Susurro sintiéndose al borde de las lágrimas con un nudo en la garganta.

— Yo morí una vez también. — Admitió el mayor y ella Pestañeo, ya lo sabia pero no creía que se lo fuera a decir... — Tu madre me trajo de vuelta, me metió en el pozo de lázaro cuando estaba roto y me dio un propósito, no uno bueno, pero me ayudó.

— ¿Lo hizo? — Fingió sorpresa que salió perfecta gracias a años de práctica.

— Tenía su propia agenda y yo era un medio para un fin, pero si. — Asintió. — Así que si, te creo, porque además explica bastante.

— ¿explica bastante? ¿Cómo qué según tu? — Elevó una ceja confundida.

— Actuas demasiado normal y eres demasiado buena como para ser la mezcla de tus padres, el que en realidad fueras criada por unos padres con estándares tiene más sentido. — Dijo sin darle mucha importancia. — Y sobre lo último... No deberías concentrarte en el pasado y quien sólias ser, eso no termina bien, te lo digo por experiencia, tienes una buena vida, no lo arruines pensando en lo que te quitaron y pudo ser. — Eso era bastante irónico viniendo de él... Pero quizás por eso Ange lo pudo tomar más de corazón.

— Gracias Jason. — Dijo de forma honesta, sintiéndose más ligera.
— Ahora, vamos, le dije al demonio que te subiría el ánimo, así que te invitaré un par de cervezas y a patear el trasero de algunos imbéciles, e incluso si tienes suerte podemos hacer explotar algunas cosas. — Se puso de pie ofreciéndole su mano.

— Primero deja de llamarlo demonio y segundo, eso suena muy irresponsable y peligroso, por lo que probablemente deberia intentar detenerte, pero... También suena muy cool así que muy bien, cuenta conmigo. — Sonrió tomando su mano para salir de la iglesia con el ¿que era lo peor que podía pasar?

Cuando despertó en una cama que no era suya lo descubrió.


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Nota: Mi ship acaba de zarpar y no me pueden detener.

En contra del ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora