Capítulo 12

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- ¡Ben! – Grito, porque ya no tiene sentido ser silencioso.

Los monstruos ya nos han detectado, y vienen a toda velocidad, hambrientos por nuestra carne.

Benjamin se sobresalta, sentándose de repente. Sus enormes ojos grises soñolientos me miran, confundidos y desorientados.

- Rápido, debemos irnos. – Digo, tirando de su brazo.

- ¿Qué? ¿Por qué?

Le señalo el horizonte, y rápidamente se pone en acción. Agarra el fusil y corre por el tejado, brincando por la parte de adelante. Aterriza como un gato, a pesar de que son mas o menos tres metros hasta el suelo.

- Salta, Luce. No hay tiempo.

Titubeo por un momento, y luego salto, un grito saliendo de mi garganta. Benjamin me sujeta por la cintura, amortiguando mi caída, a pesar de que los dos caemos de todas formas.

Nos levantamos apresuradamente y corremos hacia la parte de atrás del camión. Ahora los perros están a unos buenos 100 metros, acercándose apresuradamente.

Benjamin abre la puerta de la parte de atrás, deslizándola hacia arriba, revelando cinco pares de ojos adormecidos.

- ¡Perros! – Grita, y automáticamente todos se ponen de pie, sujetando sus respectivas armas.

Saltamos dentro del vehículo, y cuando estoy arriba, me permito mirar un momento hacia atrás. Están a solo cinco metros.

Ben y Gerard están bajando la puerta justo en el momento en el que un perro enorme y marrón se abalanza hacia nosotros. La puerta baja en ese momento, atrapando la mitad de su cuerpo, pero el animal se retuerce y patea para liberarse. Los gritos inundan la cabina, mientras más y más perros aprovechan la abertura e intentan colarse.

Arrastro mi cuerpo hacia atrás, mientras Ben y Gerard intentan pisar las cabezas de los perros para sacarlos. Creo que el resto de nosotros simplemente está demasiado sorprendido como para reaccionar. Mi codo toca la culata de un rifle semiautomático,  y reacciono.

Recuerdo las clases de Gerard,  enseñándome a disparar. "Relaja tu cuerpo, inhala, dispara, y luego exhala."

Es casi imposible relajarse con tanta adrenalina corriendo por mis venas, pero de alguna forma, lo logro. Apunto al perro que esta peligrosamente cerca de los pies de Benjamin, y disparo.

De alguna manera,  le doy al perro entre ambos ojos. Aun así, el disparo sobresalta a Ben, que suelta la puerta, al igual que Gerard. Es cuando el infierno se desata.

No recuerdo mucho de lo que sucedió a continuación,  salvo pelos, sangre, gruñidos aterradores, lluvia y arañazos por todos lados.

De improviso, llegamos al bosque lindante a la carretera, aunque no recuerdo como. Solo recuerdo el miedo que sentí, la desesperación carcomiendo mis entrañas.

Benjamin viene detrás de mí, papá desapareciendo de repente. Un gruñido delante de mí, una pequeña lucha, y el can muere. No quiero pensar en lo que estoy haciendo. Tampoco en la sangre que mancha mis manos

Solía amar a los perros.

Ahora los quiero a todos muertos.

- ¡Luce, trepa! - grita Ben a mis espaldas, empujándome hacia un árbol.

Intento aferrar una rama, pero esta se rompe. Los nervios se apoderan de mí y no me dejan pensar.

- Ve tu primero, luego me ayudas. No soy muy buena en escalar. - Digo, quitándole el fusil de su hombro y matando un par de perros de un tiro a cada uno.- Ahora, Benjamin.

La guía de Luce para un apocalipsis zombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora