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El niño observaba a los otros jugar, se moría de ganas por unirse a ellos, pero no podía, aunque nadie se lo hubiera dicho él sabía muy bien que él no era como los otros niños.

Hizo una mueca mirándolos mientras se agarraba las manos, termino por voltear su mirada a otro lado y dirigirse hacía su casa, se sentía cansado, se miró las manos estaban teñidas de la grasa que usaba para pulir los zapatos de los señores en la plaza.

A unas pocas calles antes de llegar a casa se topó con una panadería, un fuerte aroma a masas y hojaldre salía del local y entraba por sus fosas nasales. Miro el establecimiento indeciso para entrar por fin, los adultos que se encontraban lo miraban hacía abajo con extrañeza.

¿Por qué? no lo sabía muy bien, pero eso no le llamo tanto la atención como unos panecillos que se encontraban delante de él, tomo uno entre sus manos y aspiro su delicioso aroma, lo miraba con detenimiento hasta que sintió una pesada mano en su hombro.

-¡¿Pero ¡¿qué haces?!, ¡estas manchando los capacillos con tus sucias manos!

El niño lo miro atemorizado.

-¿Es que te lo planeabas robar?, ja, claro que sí.

El niño negó con la cabeza repetidamente.

-¡No mientas!, es tu madre la que te hace hacer esto, ¿verdad?, tiene una larga cuenta aquí que apuesto que nunca terminara de pagar, pensaba que no te reconocería si te mandaba en lugar de ella.-dijo quitándole el panecillo de la mano.-¡ah! ahí está la policía.-dijo llevándolo hacia fuera del establecimiento.

El niño forcejeaba con el panadero tratando de librarse de su agarre.

-¡Policía!-gritó llamando su atención.

-Buenas tardes, ¿qué sucede?-dijo mirando la escena extrañado.

-Es este niño, ¡trato de robarme!-dijo apuntándolo con la mano que tenía libre mientras miraba al oficial.

-Me parece, que está exagerando es tan solo un niño.-dijo tratando de calmar al hombre.

-¡Nada de eso, su madre me debe una buena cantidad de dinero y como me negué a fiarle otra vez, mando a su hijo pensando que no lo reconocería!

El oficial miro al niño, estaba increíblemente asustado, pero justo cuando sus ojos hicieron contacto el bajo la mirada.

-Hagamos esto, usted me dice cuanto debe la madre del menor y yo saldo su deuda.

-Pper-pero.-dijo el panadero atónito por el gesto.

-También va a soltar a ese niño, yo me encargare de él.-dijo firme.

-De acuerdo.-dijo no muy convencido.

-Espérame aquí, por favor.-le dijo amable al niño.-¿harías eso?

El niño sin levantar la mirada asintió levemente.

Los dos hombres entraron al establecimiento, el oficial salió minutos después mirando a todos lados.

-Oh, ahí estas, pensé que te ibas a ir corriendo, eres un niño muy obediente.-dijo poniéndose de cuclillas para estar a su altura.-¿qué tal si te llevo a tu casa?-dijo apuntando a la patrulla que estaba estacionada en frente de ellos.

El niño asintió no muy convencido, pero termino por subirse.

-¿Voy a ir a la cárcel?-dijo con la mirada agachada.

-No, no, nada de eso, te llevaré a tu casa.

El niño por fin lo miro aun cauteloso.

-Puedo preguntar, ¿qué hace un niño como tú a estas horas solo?

-Y-yo... trabajo.-dijo jugando con sus dedos.

-¿Trabajas?, pero eres apenas un niño.

-Tt-tengo que hacerlo.-dijo mientras apretaba sus puños.-mi padre no gana suficiente dinero y mamá no se siente muy bien últimamente.-dijo con el tono más fuerte que lo había escuchado en ese rato.

El policía lo miro.

-Bueno, no es lo ideal para un niño, pero es muy honrado lo que haces, chico.

-Es en esa casa.-dijo casi en un susurro.

El niño se apresuró a salir del carro como si aun temiera que el policía fuera a cambiar de opinión sobre llevarlo a la cárcel.

-Hey.-dijo llamando su atención.-continúate esforzando, chico y si ese panadero te sigue molestando, solo déjamelo a mí.

El niño lo miro para después salir corriendo hacia su casa.




Police in bandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora