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Sumergirse.

1.

Gelsenkirchen es una ciudad interesante. Se podría decir que entre todos se conocen, todos fueron al mismo jardín de niños, a la misma escuela o se conocen por amigos de los amigos. Todos están en el radar, tal vez no te conozcan personalmente, pero saben tu nombre, pueden conocer tu cara, en qué trabajan tus padres o en qué equipo juegas.

A pesar de ese ambiente tóxico por ser el más reconocido entre la élite juvenil, algunos quieren salir. Estos tienen la mentalidad de no pertenecer más a ese poder, quieren ser libres, quieren viajar y poder encontrarse en donde pertenecen. Por otra parte existen otros, los cuales, se han encontrado en ese reconocimiento, se han acomodado en la ciudad o en el país y no quieren salir, como Leon que le gusta donde juega, donde vive y su vida de exceso para su corta edad, él no tiene pensado salir esa zona de confort. Para él no existe mejor libertad que jugar fútbol.

Sin embargo, a pesar de que Alemania es un país primermundista en donde el futuro de los jóvenes se considera exitoso, es un lugar que sofoca. Es un país donde todos están apresurados por algo, donde existe una competencia por quien es el mejor y logra encasillar a todos en un lugar. Natalie odiaba pensar su futuro en este país, no se podía ver en un solo lugar, donde sus prioridades solo fueran trabajar y dormir, sentía la necesidad de salir, buscar esa libertad que nunca ha tenido, quiere salir a estrellarse con el mundo para saber cómo es todo por fuera, como es salir del nido de sus padres o cómo es salir de los brazos protectores de Leon.

Su relación culminó a los dos años, una decisión cambió el rumbo de ambos. La incertidumbre de su futuro empezó a carcomer sus corazones y empezaron a aparecer consecuencias por sus angustias. Aunque ambos se amaban profundamente, querían crecer como personas y explorar las diferentes partes de su ser, y eso lo tenían más que claro desde un inicio, por eso, ambos decidieron tomar caminos diferentes.

Un sábado del 2015 se encontraron casualmente en una fiesta de cumpleaños, les gustaba decir que había sido el destino que los unió pues ambos iban como acompañantes y ninguno conocía al anfitrión de la fiesta. El ambiente era pesado, en donde no se espera conocer al amor de tu vida. Todos los jóvenes estaban reunidos en la terraza de uno de los hoteles más lujosos de la región del Ruhr, era la élite juvenil, futbolistas, modelos, hijos de las personas importantes del país y la región.

Las puertas del elevador se abrían y se veía cualquier tipo de panorama, personas consumiendo drogas, bebiendo, apostando y más. Al bajarse se les entregaban lo que las personas pedían, alcohol y/o drogas, la música estaba alta pero se podía conversar, algunos estaban en la pista bailando, otros pasaban por su lado desnudos corriendo directo a la piscina. Natalie miró a su amigo y lo ayudo a buscar con la mirada la mesa del festejado, cuando la vieron ambos empezaron pasar por la multitud casi empujando a las personas; tan solo habían pasado 3 minutos dentro de la fiesta y ya tenía todo tipo de olores impregnados en su ropa. Al llegar a la mesa del cumpleañero, miro a todas las personas que lo rodeaban, eran varios hombres y algunas mujeres, la mesa estaba llena de drogas y vasos de alcohol sin terminar. Natalie hizo una expresión de asco cuando vio que se compartían el mismo blunt.

El hombre que tenía un gorro de cumpleaños saludó con entusiasmo al acompañante de la mujer, se levantó de la mesa y lo abrazó emotivamente. Natalie ignoró completamente a los dos hombre que se saludaban y siguió mirando a la mesa, se encontró con una mirada inquieta de color marrón con tintes rojizos producto de la marihuana, este que no paraban de mirarla de arriba para abajo.

—Ella es Natalie —la mujer escuchó su nombre y miró rápidamente al cumpleañero para estirar la mano—, él es Mikkel.

—Feliz cumpleaños —sonrió amargamente—. Buena fiesta Mikkel.

DIVE | Leon GoretzkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora