Desconfianza y nuevas ideas

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Pasaron los días. Adrien y Marianne cada vez eran más cercanos. Pasaban mucho tiempo juntos y hablaban durante horas.

Alysha desconfiaba de la princesa de Veneceaur y de los motivos que la habían llevado a acercarse a su hermano. Le había comentado sus dudas al príncipe, pero él le repetía una y otra vez que aquella joven era de fiar. Aun así, no estaba del todo segura. Sabía que su hermano casi nunca sospechaba de que quienes lo rodeaban pudieran tener malas intenciones, él siempre confiaba en los demás y esperaba lo mejor de las personas. Pero ella no era así.

La princesa estaba convencida de que aquella joven ocultaba algo. Y estaba decidida a descubrir que era.


Adrien y Marianne caminaban por los jardines del castillo, riendo y compartiendo historias de su niñez.

—Mi madre solía contarme historias de este reino—dijo la joven.—El bello reino de Birum, decía. Siempre quise venir aquí...

—Pues, parece que tu sueño se cumplió—respondió el príncipe luego de unos segundos.

—Eso parece... Aunque solo puedo imaginarme la belleza a la que ella se refería.

—Puedo asegurarte que, aunque no lo parezca, este reino alguna vez fue muy hermoso. Hace solo unas semanas, de hecho.

—Me hubiera gustado verlo entonces.

El joven se detuvo. En sus ojos se notaba una profunda tristeza.

—Lo siento—se disculpó Marianne.

—No—dijo él.—No te preocupes... Es solo que... Duele recordar el pasado y... todo lo que perdí.

—Lo sé—susurró la princesa, más para si misma que para Adrien.

—Además—continuó el joven.—recordar todo eso me hizo pensar en mis padres... Cuando... Cuando mi padre murió... no pude hacer nada. Y con mi madre... llegué demasiado tarde. Y ahora debo recuperar el trono. Pero, ¿cómo se supone que lo haga cuando ni siquiera pude proteger a mi propia familia?

—No es fácil, lo sé—dijo ella.—Pero aún tienes a tu hermana. Y sé lo mucho que la quieres y sé que harías cualquier cosa por protegerla—las palabras de la joven eran sinceras. En poco tiempo había llegado a conocer tan bien al príncipe que le dolía saber que estaba traicionando la confianza de una persona tan noble y valiente como él.

—Estoy dispuesto a todo por proteger a Alysha—dijo Adrien.—Y es justamente por eso que debo recuperar el trono cuanto antes. Si no lo hago, ella estará en peligro. Y el reino también.

—Ya se te ocurrirá algo—dijo Marianne.—Sé que pelearás por recuperar tu trono.


La muerte de los reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora