Capítulo 10 ~ Martyr et Oraculum.

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Dos realidades tan distintas como la tinta y el cristal del agua.
Dos extranjeros siendo dioses en los límites del tiempo.
Dos dioses siendo el nudo entre lo que fue y lo que será.

Un dios perdido, de su equilibrio es huérfano.
Un inmortal dormido, siendo el oráculo de todos los tiempos.

Dos realidades…

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Año "X" ~ Edad de Kratos: El fin de la civilización.

Una flecha en llamas surge desde el abismo, dos más le siguen desde el cielo, las tres chocan a medio camino con una explosión de sangre alrededor, la sangre se vierte en la tierra dejando una mancha horripilante. Aquellas dos flechas celestiales están rotas y la tercera intacta. Es como el inicio de una promesa de muerte y redención. De venganza.

Un padre.
Una madre.
Un impostor.

Dos de ellos navegando contramar y el tercero embraveciendo las aguas.
Lai Zhou en medio de ellos. Un chico de dieciséis años, viendo a sus padres siendo encarcelados, huye entre las calles de un reino en ruinas, donde solo se siente el aroma de la sangre y el fuego, anunciando a un nuevo emperador.

La escena se desvanece como el humo en los cielos, ahora hay una espada de movimientos ágiles, otra espada choca con ella, le evade, pero al final es vencida.
La primera espada aún es empuñada, real y auténtica, como la verdadera escencia imperial.
La espada se transforma en una carta bajo el sello de un león dorado, llevada entre las garras de un águila y un halcón, es un comunicado que debe recorrer los cuatro extremos de un imperio, que debe ser leído entre las sombras y recordado cuando la guerra empiece.
Sin embargo, a medio camino, el águila cae y el león se rompe, y solo el halcón sigue sobrevolando el horizonte de un imperio, siendo observado a la distancia por el águila herida, que se entregó a las fauces de los lobos, por voluntad propia.
Pero luego aquel imperio se rompe, el halcón ha cumplido con su trabajo y ahora las espadas se levantan contra el impostor y sus defensores, y al fin, el cachorro de león renace y acaricia el trono imperial.
Pero entre mortales y fantasmas, son mucho menos predecibles los segundos y más vulnerables los primeros.
Una sombra surge del cadáver del impostor, algo más allá de lo común y que ni siquiera el auténtico león podría derrotar, algo que solo los dioses serían capaces de enfrentar y llevar consigo al lugar a donde pertenece.
Y los cielos descienden, como un ráfaga de fuego detrás de una máscara del color del atardecer y la ferocidad de un dragón celestial.

Retirado del mundo disfruto silencio y soledad.
Amarro mi puerta. Helechos y raíces cubren mi ventana.*

Y el dragón cae, pero vuelve a levantarse.

Mi espíritu está en armonía
con la primavera.*

Y el águila muere devorada, pero el sol sureño abraza sus restos, como el calor de un amigo lejano.

Al final del año el estío llega a mi corazón.*

Y el águila del Sureste nace bajo los rayos del sol veraniego.
Libre y juvenil.

Imito esos cambios cósmicos y hago de mi cabaña el Universo*

Nan Yang ha encontrado a un Segundo Capitán.

"Lai Zhou…"

El castaño despertó con la respiración acelerada y el corazón pitando en sus oídos, sus manos empuñaban la sabana a los lados de su cuerpo, estaban temblando y no sabía si era por la fuerza ejercida o el impacto mental de aquel sueño.
Lai Zhou se pasó una mano por el rostro y limpió un par de gotas de sudor en su frente, tomó un par de respiraciones lentas y profundas con una pequeña pausa entre ellas, tal como se lo había recomendado Yu Fang cuando supo de las pesadillas que lo atormentaban de vez en cuando.

Más allá de la última estación. (FengQing) [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora