De toda la corte celestial, el primero en saber lo que pasaba, había sido Xie Lian. La clave para ello: Hua Cheng.
Desde la fiebre, los intensos dolores de cabeza y hasta las emboscadas apasionadas del demonio, hacia Xie Lian. Inconsiste y descontrolado al besarlo contra el altar de piedra, trepando sobre él como si de un felino se tratara. Y luego, como si aquellas señales no fueran suficientes, llegaron los desatres a Ciudad Fantasma.
Las señales eran tan obvias que resultaba aterrador.
Un nuevo supremo.
Una calamidad naciente.
Una promesa al desastre y al terror.Algo que ni el cielo ni el infierno deseaban. Ni esperaban. El ciclo de cien años no estaba completo, entonces, ¿Por qué? ¿Cómo atraer el mismo infierno fantasmal sin que el ciclo del Monte Tonglu estuviera completo? ¿Cómo?
La montaña rugió, consumió fantasmas bajo la aniquilación. Y al final, el volcán explotó.
Pero no quedaba nadie.
La posibilidad de una quinta calamidad se había deshecho. Aún después de haber atormentado incluso al Rey Fantasma.
Y Xie Lian solo se preguntaba, ¿Por qué?
¿Una calamidad puede esconderse tan bien para que ni siquiera Hua Cheng hubiera sospechado que algo andaba mal? Si, podía, y este Supremo lo hacía muy bien. Cómo si por un par de meses, no hubiera existido, pero luego, su presencia fue imposible de ignorar.
Xie Lian supo que algo andaba terriblemente mal cuando una frase se coló entre las oraciones.
"Cambiar la realidad"
¿Cambiar la realidad?
¿Quien estaba tan loco para pedir algo imposible hasta para los mismo cielos?
Y lo aterrador no fue la cantidad de estos pedidos. Lo aterrador era que alguien, algo, en algún lado, estaba cumpliendolos.
Pero, ¿Era posible? ¿Que ser era capaz de alterar la naturaleza de la realidad?
Xie Lian sabía la respuesta. El Monte Tonglu y la posibilidad olvidada de una nueva Calamidad, tenían la respuesta. La desaparición de un número increíble de personas, en el último mes, que no dejaban ni un solo rastro incluso para los más poderosos cultivadores, tenía una respuesta.
"Xianshi Gaibianle" dijo Hua Cheng, una mañana, mientras Xie Lian hojeaba un libro.
"¿La realidad cambió?*"
Así era como se hacía llamar.
La promesa de algo aterrador, pero al mismo tiempo, era atractivo.
Xianshi Gaibianle, se susurraba en todo lugar, esquivando miradas, fingiendo que no era un secreto a voces la existencia de un demonio que podría cambiar tu realidad.
Un demonio que había ganado popularidad sin llamar la atención. Estaba en todos los lugares y en ninguno a la vez. Siendo adorado en secreto. Pero, como descubriría Xie Lian, tiempo después, poseía tres templos ocultos, cerca del monte Tonglu.
¿Que mortal iría a adorar en semejante lugar? Ninguno, por supuesto.
Por lo tanto aquellos templos tenían una función más allá de la simple adoración.Luego estaban las desapariciones que no dejaban rastro alguno. No había un patrón, eran ricos, pobres, reyes, plebeyos, niños y ancianos.
Luego, tiempo después de conocer las historias de los desaparecidos, mucho antes de saber lo que ofrecía Xianshi Gaibianle, Xie Lian al fin pudo entender el lazo entre el nuevo Supremo y los demás acontecimientos.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de la última estación. (FengQing) [EN PAUSA]
Fiksi PenggemarUn nuevo supremo se ha levantado. La balanza se ha inclinado. Los cielos han ganado. Pero las pérdidas no quedan atrás. Su alteza real, Xie Lian, ha desaparecido. Y Hua Cheng no descansará hasta encontrarlo. El dios del sureste, el General Nan Ya...