Parte 3

1.4K 135 237
                                    


¡Queda una parte más y se nos va esta secue/trecuela! ¡Gracias por sus comentaritos y votos, anclas!


********


PARTE 3: Una promesa


—No puedo creer como avanzó la hora, hombre. —suscitó el ojizafiro mientras bajaba los pies del asiento. Notó la oscuridad de la noche que les envolvía y por supuesto, las miradas recónditas que Sam le enviaba de vez en cuando. Volver a su departamento pudo haber sido bastante incomodo; pero no lo fue.

—El viaje en la autopista que tomamos de ida es fácil, el regreso es medio complicado por el tráfico y tal. Pero, estás ya en casa sano y salvo. —Fender contestó mientras apagaba la radio, venían escuchando la hora de 'Rock Power'. —¿Seguro no quieres cenar algo?

Louis, negó. Sus ojos miraron el rostro del otro. —Te agradezco. En serio fue un día genial... ese local donde almorzamos ¿cómo se llamaba?

Berlín cantarín.

—Fenomenal. Lo mejor fue el postre, ese kuchen te lo juro por mi vida que nunca antes... —Lou tuvo que guardar silencio al notar que el piloto no le estaba prestando atención de pronto. La respiración se me irregularizó en cosa de segundos. —S-Sam...

El nombrado le miró con una leve sonrisa. —Dime.

—Te has callado... —Louis tragó. De pronto sintió aquella sensación extraña invadir su nuca y boca del estómago.

—Te estaba escuchando.

—No me estabas mirando... —revolvió el ojiazul. Los ojos claros de Sam le acribillaron en cosa de segundos. Casi se vio estampado en la puerta del coche. Joder. —Dios yo... te debo una disculpa.

—¿Por qué razón sería eso? —quiso saber, Sam. Se medio giró para quedar medianamente frente a frente del chico. —¿No te estás disculpando porque nos besamos de forma desenfrenada en el subterráneo de mi vieja casa? —lanzó mientras una de sus cejas se elevaba. Notó como aún bajo la noche las mejillas de Lou se tintaron de un color bermellón con aires de vergüenza. —Tu sonrojo me confirma mis teorías parece...

Lou miró sus manos, tomó aire y miró a Sam nuevamente. —¿Por qué no estás siendo un desastre con todo esto? Te besé. Yo. Un hombre ¿No te lo veías venir, no? ¿O sí? —lo último lo mencionó con un dejo de inquietud y miedo.

—Bueno, lo único que es relevante y que quiero que tengas claro es que, no debes disculparte por el asunto del beso. Es algo que yo también he querido y no nos olvidemos la forma en que te tomé de la cintura y casi caímos sobre las otras cajas.

—Válgame Dios... —musitó el ojiazul sintiendo el rostro arder. Su corazón latiendo de forma errática y el calor invadiendo desde la punta de sus pies. La imagen mental fue suficiente para descargar electricidad en su pequeña figura.

—Así es, correcto, válgame Dios. —remedió, Sam. —¿Por qué te complicas tanto?

—Porque no soy ese tipo de personas. Soy un tío, me gusta el futbol, la fiesta, fumar, la ropa sport. Así soy.

—Eh... perdón que te lo diga pero ¿qué tiene que ver eso con querer levantarte un colega? No entiendo tu punto de inflexión.

—¡No quiero levantarme un tío! —vociferó, Louis. Encabronado abrió la puerta del auto y salió dando un portazo.

Il soleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora