Dejarse

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Por la noche quiero soñar, quiero que des vueltas a mi cabeza, extingue la vida misma, llevabame más alto de lo que un humano puede ir, se un dios.
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Hacia ya un tiempo que Eren iba arrastrando la idea de volver a empezar con el ejercicio, no porque estuviera subiendo de peso, pero su abdomen marcado se estaba desvaneciendo y eso no le agrado mucho.

Así que un día sin más se animo y entró a clases de Karate, quedaba cerca de su universidad y el horario se acomodaba para que saliendo de sus clases caminara unas calles y llegara a tiempo para el horario de la tarde.
No es que le interesará mucho el Karate, antes solo había practicado Box, pero tiene buena elasticidad y creyó que le iría bien.

Desafortunadamente las cosas no fueron tan bien, no le gustó y deseo dejarlo desde la primer semana, la única razón por la que siguió yendo fue porque ya había comprado el Karategi. Se forzó a creer que con el tiempo le tomaría cariño.

Fue en ese lugar que conoció a Levi Ackerman, el cual enamoro a su hermana cuando está paso a recogerle en una ocasión, había entrado al salón y sentado en una de las bancas a esperar que la clase terminará.

Pero entonces Isabel lo vio.

Vestido en su Karategi negro con el logo de dragón en su espalda siempre recta, intimidante reptil brillando en unos tonos rojos y dorados. Fue como ella misma lo definió: “Amor a primera vista”

Levi Ackerman es cinta negra y no va siempre al dojo, además tiene entendido que también practica Artes marciales mixtas y ha escuchado que es muy bueno en cada una, pero nada que pueda confirmar. Eren solo puede hablar de como es en Karate, y en Karate es el mejor ha visto.
Es un sujeto bastante bajo, pero ese no es un impedimento para él. Prueba de eso es que Eren siempre intentaba colocarse lo más lejos a la hora de entrenar, seguro de que no querer que una de sus patadas a la mandíbula le pase siquiera rozando. Al verlo entrenar podía sentir la fuerza puesta en cada uno de sus movimientos, ver el aire abriéndose ante él y escuchar el leve silvido que da por el susto.

La primera impresión que tuvo de Levi fue que era un tipo muy serio, solo le había visto hablar para contestar al dueño del lugar o cuando debía gritar en los movimientos, pero eso último no sabe si contarlo.

Eren cruzo algunas pocas palabras con él en su primer día, cuando el maestro le pidió a Levi que le enseñará algunas postura básicas. Inmediatamente se sintió un poco intimidado por la mirada del otro, por lo que intento prestar mucha atención y no equivocarse, tenía la impresión de que Levi iba a golpearle si hacía algo mal. Afortunadamente no fue así.

Luego de dos meses de acudir varios días a la semana a Karate, Eren se dijo por fin que no le gusta el Karate y que no le gustará nunca, por lo que decidió dejar de ir.

Faltó un día, faltó dos y luego llegó la siguiente semana, paso otra más y se disponía a seguir con su vida sin Karate cuando uno de los chicos de su edad que conoció en el lugar le envió un mensaje.

“¿Por qué no viniste hoy?”

Eren pensó que era extraño que luego de dos semanas le preguntara.

“¿Tu que piensas? Llevo dos semanas sin asistir, lo dejó, ¿no es obvio?”

Si, fue un poco brusco, pero sinceramente no dispone de tiempo para preguntas ridículas.

“Técnicamente solo faltaste dos días y hoy, recuerda que la semana pasada no hubo clases por el torneo”

Eren se reprendió por su descuido, ciertamente el maestro había planeado llevar a la mayoría de estudiantes a competir en nombre del dojo, Eren no porque aún es muy principiante para eso y ni siquiera sabe hacer bien los movimientos.

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