Severus no podía dejar de pensar en que, en realidad, todo lo que le había dicho a Harry no había funcionado en lo más mínimo. El chico lo había estado evitando todo el tiempo que él había tratado de acercarse. ¡Incluso le había enviado cartas invitándolo a tomar té, por Merlín! Pero el chico había decidido ignorarlas, ni siquiera responder que no podía.
Se sentía furioso últimamente. Furioso porque... a él le costaba, pero se estaba esforzando lo más que podía en tratar de acercar a Harry. Y el maldito chico ni siquiera lo intentaba.
Y por otra parte tenía a August, que estaba siempre a su lado, llamándolo "papá", haciéndolo sentir útil y querido. August era el hijo que siempre había soñado. Un chico inteligente y amable, un chico con personalidad, divertido... todo lo que él habría sido si su padre no lo hubiera maltratado y James Potter no le hubiera hecho la vida imposible.
August estaba comenzando a ganarse un lugar muy importante en su corazón, August estaba comenzando a hacerse indispensable para Snape, algo... necesario.
Le hubiera gustado que con Harry hubiera pasado lo mismo, que Harry también se hubiera unido a él de esa manera.
¡Basta! ¡No podía seguir pensando en ese condenado chico! ¡En ese chico que nunca intentaría nada! Harry Potter había demostrado ser lo que Severus siempre había pensado, arrogante y engreído. Lo suficiente como para creerse superior e ignorar todos los intentos de su padre de acercarse a él.
-¿Profesor?-dijo una chica de Hufflepuff, levantando la mano-¿Cuántas escamas le ponemos a la poción después de hervir?
Snape levantó la vista de lo que estaba corrigiendo, saliendo de sus pensamientos, y la miró. La chica inmediatamente se arrepintió de su valentía, y bajó la mano lentamente.
-¿No puede leer la pizarra?-preguntó, molesto.
-Solo puso... "añadir escamas", no puso cuantas, señor.
Severus miró la pizarra y se dio cuenta de que la chica tenía razón. Suspiró y con un movimiento de su varita se escribió el número 4 junto a las escamas. La chica asintió, le dio las gracias y volvió a trabajar.
En eso, la puerta se abrió, y por ella entró la profesora McGonagall, que parecía nerviosa. Severus la miró, enarcando una ceja, al tiempo que ella se acercaba y susurraba:
-Severus, ha pasado algo.
Severus la miró sin comprender.
-Ha pasado algo con Harry...-explicó la profesora.
Snape negó-no creo que Potter quiera tener que ver conmigo, así que a mi no me incumbe lo que...
-Severus, está grave.
Severus sintió como un peso extraño caía en su pecho, impidiéndole respirar. Cuando hubo logrado llenar sus pulmones de aire nuevamente, preguntó:
-¿Qué? ¿Grave?
-Tienes que verlo por ti mismo.
Severus se levantó, mareado por lo que estaba pasando y dijo:
-¿Con quién dejo a mis alumnos?
La profesora McGonagall negó-Dumbledore dijo que dieras la clase por terminada.
Y así lo hizo. Después de eso, Severus y McGonagall corrieron por el colegio hasta la enfermería, donde había varia gente alrededor de una cama. Dumbledore, Mme. Pomfrey, Ron Weasley y Hermione Granger.
Severus se acercó, pero nunca habría estado preparado para ver lo que tenía en frente. Harry estaba inconsciente en una cama, un color verde coloreaba su cuerpo, transpiraba y respiraba entrecortadamente. En su mano, una herida infectada, que claramente decía:
ESTÁS LEYENDO
Lies
FanfictionHarry Potter cree que sus padres son el peor tipo de personas que puedan existir, después de lo que su tío Vernon le dice. Pero, ¿qué pasa cuando, después de buscar en las cosas personales de su tía, se encuentra con que su padre no es quién él cre...