Hēi'àn

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En el Reino Impuro todo estaba tranquilo... a simple vista claro, parecía estar tranquilo, los Nie no tenían mucho que decir en realidad, no habían sido traicionados, no habían perdido demasiado, tampoco habían sido potencialmente ofendidos, o maldecidos... ellos estaban aquí por justicia, o al menos, Nie MingJue lo estaba, porque aun podía recordar con rabia como algunos de sus discípulos se habían visto corrompidos por el sello del tigre estigio cuando este había sido liberado sin más, sobrevolando el campo de batalla y llevándose consigo la dignidad y las palabras de un montón de bocas, exponiendo codicia e hipocresía.

Nie MingJue estaba furioso, eso podía verse en el ceño fruncido que disfiguraba el atractivo de su rostro, en la manera en la que la mandíbula se le tensaba a tal grado de que daba la impresión de que se le quebrarían los dientes, sin embargo aquello no era para nada sorprendente.

Todos estaban acostumbrados al fuerte temperamento del Líder Nie, a ver a Baxia agitarse a su lado en respuesta, o como en este caso, a Nie HuaiSang ante él, intentado hacerle razonar en algo en lo que lo más probable fuese que ni él tuviese la razón, sin embargo, esta vez, la tenía, o eso quería creer, nadie podía saberlo ahora, en si nadie podía entenderlo.

¿Qué estaba haciendo Nie HuaiSang? Bueno, estaba, por algún desconocido motivo, defendiendo a Wei WuXian.

— ¡Necesitas escucharme! — había exclamado furiosamente, blandía el abanico cerrado entre temblores en dirección a su mayor, señalándolo  con él, parecía casi estar acusándolo de algo, silenciosa pero claramente, Nie MingJue en cambio, le miraba tan fijamente que parecía estarlo atravesando con ese simple acto, la rabia y la exasperación se leían en cada milímetro de su rostro, parecía en realidad estar tratando de no abalanzarse sobre el menor.

 — HuaiSang...  — el nombre salía de sus labios entre dientes, en un tono amenazante, sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, Nie HuaiSang no se movió un centímetro, no se encogió en su lugar, no abrió su abanico para cubrirse el rostro ni desfiguró su expresión con el temor, permaneció de pie, en su lugar y en la misma posición.

¿Qué era tan importante?.

¿Qué era lo que le hacía enfrentarse a su hermano mayor cuando nunca antes se había atrevido para nada?.

¿Qué podía ser así de importante si estaba relacionado con la escoria de Wei WuXian?.

 — Nie MingJue  — pronunció, carente de miedo en su voz, su propio rostro mirándose casi igual de furioso, quizá incluso un poco más, aunque era una mezcla de ira, desesperación, indignación quizá  — ¿Dónde está lo ético en nuestras acciones? ¿Esta es la justicia a la que tanto te aferras? ¿Qué tiene esto de justicia cuando se ha derramado tanta sangre inocente?  —.

Estaba claro de quienes hablaba, Nie HuaiSang estaba hablando de todas y cada una de las vidas perdidas en este camino, hablaba de una guerra que a sus ojos había comenzado sin ser necesaria, y principalmente, de la inocencia de su amigo, él conocía a Wei WuXian, estaba muy seguro de ese hecho, estaba muy seguro también del porque de sus actos y de que había algo más, algo más en el tablero que no parecía encajar, pero claro, si todas las sectas estaban concentradas en su odio hacía el joven y en la idea de exterminarlo, nadie más que él podría analizar la situación, nadie más que él podría darse cuenta de los cabos sueltos y las piezas faltantes en el tablero, y aun si se diesen cuenta, nadie les tomaría la importancia suficiente.

El mencionado le miraba intensamente, antes de estrellar la palma de su mano abierta sobre el tablón que tenía enfrente con fuerza, hundiendo aun más el silencio presente en la habitación, parecía estar apunto de entrar en una desviación de Qi, sin embargo, respiró hondo antes de gruñir el nombre de su hermano menor, quién, nuevamente, no se movió, ni siquiera un músculo de su cara lo había echo... tan decidido.