Gumiho
—Hacchiko♥—
Capítulo 01
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Debía resistir. Era todo lo que su cabeza repetía incesantemente, pero era tan difícil. Parpadeó hacia el cuerpo que yacía frente a él; era un pobre aldeano que iba caminando al río y que en el trayecto, había tropezado quebrándose la pierna. Tenía la piel bastante arrugada, lo que significaba que no debería faltarle mucho para morir, sin embargo, a Tae Min le afectaba que fuera de esta manera: por una caída, no porque su cuerpo hubiera dado todo de sí.
El espantado hombre le miraba temblando, sabía perfectamente qué criatura era y lo que sus instintos debían hacer, algo que a él no le gustaba. Tae Min cubrió su rostro, como si con eso pudiera alejar el hambre pero era inútil. Su instinto ya había olfateado la sangre. Se acercó al humano, le miró con lástima y le murmuró:
—Cierra los ojos. Seré rápido.
Cuando se aseguró de que obedeciera su petición, tomó su cuello y lo torció, logrando que la vida se esfumara de aquel pobre ser en un instante. Apretó sus párpados, unió sus manos y suplicó en silencio a los dioses que le permitieran a esta frágil alma descansar en paz. Después procedió a rasgar la piel con sus garras y a sacar el hígado para comérselo.
Su cuerpo vibraba de emoción, pero él no. Odiaba matar, odiaba el sabor del hígado y de la sangre, odiaba tener que comer eso para calmar a su bestia, odiaba caer en sus sucios instintos, pero lo que más odiaba era convertirse en todo lo que los rumores decían de él: una criatura maldita que solo devoraba humanos.
Porque Tae Min era un gumiho*, un espíritu con nueve colas de zorro cuyo único motivo por el que era tan popular era por el miedo que causaba en los hombres, ¡y con justa razón! Después de todo, jugaban con ellos, se burlaban de ellos y luego los mataban para engullir sus hígados, ¿no es justificación suficiente?
Cuando terminó el último bocado, limpió sus labios y cavó un agujero considerable en la tierra, no para esconder sus actos, no, lo hacía para que los seres queridos no vieran su cadáver profanado. Tae Min había presenciado cientos de veces cómo las familias reaccionaban al ver a su ser querido sin vida y siempre era peor cuando veían sus entrañas al aire.
Abatido, enterró al difunto, oró una vez más por él y se retiró al río maldiciendo en silencio, pues había logrado cumplir doscientos once días de ayuno. Doscientos once, un logro muy bajo si su meta era convertirse en humano, ya que los dioses exigían mil días de ayuno para concederle este deseo. Empezar de cero otra vez no era una idea que se le apeteciera, pues el hambre era insufrible, su cuerpo entero ardía, su piel quemaba, su mente se dispersaba y salivaba todo el tiempo, ¡era una tortura en carne viva!
Al llegar dejó su vestimenta sucia en la orilla antes de sumergirse en el agua. Se acercó a la cascada disfrutando la sensación sobre su piel. Peinó sus largos cabellos rojizos, asegurándose de desaparecer sus orejas peludas para eliminar cualquier rastro de sangre.
A Tae Min le encantaba nadar en el río, bañarse con la cascada y relajarse en la intimidad que le daba el bosque, podía durar horas y horas ahí tonteando con el agua sin aburrirse. No obstante, los recuerdos del pobre humano aún persistían en su mente, jugando con sus emociones.
Estaba tan tranquilo hasta que escuchó un crujido cerca, como si una rama se rompiera. Giró justo a tiempo para ver a un hombre armado con un arco y flechas.
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•|| Gumiho ||•
Fanfiction• [ S i n o p s i s ] • Un Gumiho podía vivir miles de años, Tae Min lo sabía perfectamente, pero a sus trescientas primaveras la vida ya le había aburrido. Cuando falla una vez más en su titánico ayuno, conoce a un humano que podría cambiar su mane...