Sunshine

Cap. 5 Herida

POV SAM

Tres semanas atrás.

Todo es muy confuso, hay cosas que no concuerdan y no se porqué, se supone que el maldito de Simon me tenía que traer eso hoy, si no encuentro una solución pronto para este maldito problema lo haré a mi manera.

—Sam— escucho la voz de mi hermano y abro mis ojos para mirarlo— ya llegaron, la familia que se quedara con nosotros temporalmente— informa y dejo de mecerme.

Papá nos dijo que un viejo amigo de el y su familia se mudan con nosotros, no tengo idea porqué y tampoco me importa, Simon parece ansioso por hablar de ellos así que hablaremos, no me gusta ser cortante con él aunque a veces no pueda avitarlo.

—Que bien— respondo— ¿Son agradables?— no se ni para que lo pregunto, a Simon todo el mundo le parece agradable.

—Si, no he conversado mucho con ellos pero parecen ser muy amables, la mujer se parece mucho a ella— dice agarrándome por los hombros y mirándome a la cara con una sonrisa— son los Anderson, deberías conocerlos, ir y decirles hola y luego mostrarle esa hermosa sonrisa que tienes, aunque yo no la he visto en años— mi hermano es esa clase de persona que habla hasta por los codos.

Aparto sus manos de mis hombros y me coloco mis audífonos, para no escuchar más su voz, necesito pensar como resolver este maldito problema y no tengo mucho tiempo, cierro mis ojos y sigo meciendome, dejo de pensar cuando ya no escucho la música inundando mis oídos, rápidamente miro a Simon.

—Yo los usare y me callaré— dice y se sienta en frente de mí, se pone mis audífonos— tu sigue meciendote y cambia la música por favor— saco mi celular, cambio la música a una que se que le gusta y vuelvo a guardarlo, cierro mis ojos y hago lo que me dice.

Ya van dos minutos en los que mi hermano no emite ni un sonido y lo agradezco mucho.

—Hola, soy James— maldita sea, nunca hay paz en esta casa, detengo la hamaca con mi pie pero no abro mis ojos, ya me desconcentre.

—Oh si, es el chico del que te hable— Simón me habla, por la voz del chico deduzco que tiene unos 17 años y es una persona algo insegura— no te preocupes si no te responde, es una grosera— odio que diga que soy grosea, solo por eso si me presentare.

—Hola, soy Sam— abro mis ojos para mirar al chico, tenía una camiseta negra algo arrugada y unos pantalones jean azules, estos tenían una mancha como si le hubiese caído un dulce o algo pegajoso no hace mucho, ni siquiera se preocupo en limpiarlo, se nota que se sentó cerca de la ventana por como trae el pelo alborotado y dudo que tenga el hábito de pasarse las manos por el, las manos le tiemblan un poco lo que confirma mi teoría anterior, tiene otra forma de expresar su frustración, miro su rostro, en sus ojos se ve la intriga, asumo que es por mis ojos violeta— ¿Qué tanto vez? ¿Nunca has escuchado del síndrome de Alejandría?— hablé de la mejor forma que pude, ahora lo que expresaban sus ojos era confusión, obvio no conoce el síndrome.

Cierro mis ojos de nuevo y vuelvo a mecerme, él y Simon hablan de temas sin importancia y yo gracias a mi memoria fotográfica sigo conociendo al chico de nombre James.

(...)

Cuando abro mis ojos ya es de noche, ni mi hermano ni el chico estaban donde los dejé.

Me paro de mi hamaca, miro al cielo y deduzco que son como las nueve de la noche, observo la ventana de una de las habitaciones de huéspedes solo para confirmar si esa es la habitación de James, si es así en cualquier momento mirará por esa ventana, lo sé, no pasan ni 20 segundos cuando veo a James asomarse por la ventana, muevo mis labios para decirle que ya se puede ir a dormir y me alejo de la ventana, subo hasta mi habitación y me tiro en la cama.