Te amaré siempre mi princesa

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-No, de hecho estoy algo preocupado, necesitamos hacer más exámenes-dijo con seriedad

+¿Pasa algo doctor? - dije preocupado

-Eres médico y te diré que encontramos células anormales en su sistema, entenderás la gravedad de esto, yo como su amigo, quise venir a dar esta noticia

+No... No puede ser-dije quebrándome de dolor

~¿Qué pasa? - preguntó asustada al verme en ese estado

+Creen.. Creemos que tienes cáncer y dado tus síntomas diría que es cáncer de estómago...

-Necesitamos ver donde se ubica, por lo que entenderás que requerimos más pruebas

~¿Qué prosigue luego de confirmarlo?

+Quimioterapia en caso de ser aún posible-dije tragando saliva pesadamente-el tipo de cáncer más silencioso es el estómago, generalmente se detecta cuando ya no hay posibilidad de una cura

~¿Voy a morir?-dijo entrando en llanto-no puedo, no quiero morir

-El especialista los atenderá y sabrán enfrentar esto, los dejo, en serio espero que todo salga bien

Resultó ser que mi princesa tenía sangrado, pero lo asoció a que era por la implantación y que por los demás síntomas, ella estaba embarazada, me sentí como un completo imbécil mediocre, ella no esperaba a nuestro hijo, ella... Se está muriendo. 

Fuimos a hacer los exámenes y se comprobó que mi princesa tenía cáncer en fase dos, lo que significaba que ella debía iniciar Quimioterapia lo antes posible, ese diagnóstico era aterrador y ligeramente alentador, pues aún había esperanzas o eso quise creer, me costaba pensar en la posibilidad de perder a Marinette. 

Ella lloró toda la noche, yo me mantuve a su lado consolándola y dándole ánimos, trataba de mantenerme fuerte, pero a solas, lloraba sin consuelo, no podía creer que esto sucediera, no podía ni imaginar llegar a casa y no verla, no sentir sus abrazos, sus gestos, su risa, su estado de humor, como se aterraba al ver algo que le diese miedo y como siempre era optimista, me hacía sentir tan bien y me hacía querer ser mejor cada día. 

Era horrible verla pasar por todo ese proceso, renuncié al hospital para poder cuidarla, ellla sentía mareos, vómitos, náuseas, empezó a perder peso rápidamente y también su cabello, ella no quería que la viera así, decía que se daba asco y tenía miedo de que la dejara, siempre le dije que eso nunca pasaría, porque de verdad la amo y va más allá de todo, que esto solo era una prueba amarga que debíamos pasar y que todo mejoraría. 

Solía decirme que esa no era ella, que no se reconocía, que odiaba hacer esos tratamientos, sufría demasiado, lloraba y suplicaba no ir, yo le pedía que sea fuerte, trataba de ser su apoyo y ella accedía pero con mucho desaire, estaba claro que ella sufría y deseaba terminar con todo eso, no era la chica siempre feliz que conocí, estaba llena de dolor y melancolía. 

Tenía fe en que se recuperaría y todo estaría bien, soñaba con eso, rogaba a Dios que no se la lleve, que se recupere, tenía esperanza, pero todo se perdió un día. Aunque como médico sé como funciona todo, deseaba ser optimista, me puse en el lugar de la familia por primera vez en mucho tiempo, que a pesar de saber la realidad, te aferras a esa pequeña luz de esperanza, que te hace pensar en que todo saldrá bien, aunque no sea verdad. 

El doctor me llamó para decirme como iba el tratamiento, pero solo con ver su expresión entendí todo, lo malo de ser médico es que te sientes impotente al no poder hacer nada por los que amas cuando están al borde de la muerte, más que rezar por su sanación. Aprendes a interpretar las señales de cuando algo no va bien o simplemente no hay más solución que la resignación a perder a tu ser querido, pero uno nunca quiere ponerse en el lugar del paciente, porque ves su angustia, dolor e impotencia ante tal noticia, y ser un familiar de una persona desahuciada es aún peor

-El tratamiento no está funcionando, hicimos nuevos análisis y el cáncer hizo metástasis, realmente lo siento señor Agreste

+¿Le queda seis meses de vida?-dije aún en shock 

-Lamentablemente, le avisé a usted para que decida si se lo dice o lo oculta, no me parecía ético decirlo en frente de la paciente, usted como su esposo es quién debe tomar tan dura decisión, mis condolencias 

+Lo entiendo-dije con lágrimas en los ojos-gracias por decirme doctor 

Salí del consultorio y fui al parque para llorar, necesitaba desahogarme, sacar todo el dolor que tenía por dentro. Nadie entendería que es perder al amor de tu vida de esta forma, ver a la persona que amas sufrir día a día, luchando por salvar su vida, verla llorar cada momento del día, suplicando mejorarse y al final que todo sea en vano.

Decidí ocultarle la verdad a mi esposa, le dije que se había curado, fingí estar feliz y ella lo creyó, tal vez genuinamente o solo porque necesitaba creerlo.

Pasamos juntos el mayor tiempo posible, salíamos, paseábamos, reíamos, era como antes, salvo la enfermedad oculta de la mujer que amo. Solía levantarme todos los días con el miedo de que ella ya no estaría aquí, hasta que finalmente sucedió.

Ella murió en la noche pacíficamente a mi lado, la enterré con todo el dolor del mundo, no podía creer que mi esposa murió siendo tan joven, pero al menos sé que sus últimos momentos fueron felices, ella tuvo una buena despedida a mi lado.

Me costaba pensar en el pasado, no quería recordar esos oscuros tiempos en el que el cáncer la consumía y suplicaba morir, finalmente eso sucedió, pero ella no lo supo.

Me costó años superar su muerte, actualmente tengo 44 años y una hija de 4 años, volví a casarme, me enamoré pero era consciente de que nunca sería ni la mitad de lo que sentía por Marinette.

Ella siempre será el amor de mi vida, deseaba con toda mi alma que ella estuviera viva, pero no es así. En una de mi visitas al cementerio, que eran al menos cuatro veces a la semana, hablé con ella por así decirlo,le conté lo que ha pasado con mi vida y como lo he afrontado.

De repente vi pasar una mariposa, al principio pensé que era algo insignificante, pero luego recordé cuanto ella amaba esos insectos, recuerdo cuando era una niña pequeña y veía a esos pequeños animalitos, solían posarse en sus pequeñas y tiernas manos, para luego emprender el vuelo. Solía decirles: adiós mariposita, con su tierna, delicada e inocente voz.

Sentí que era una señal para decirme que siga adelante, que todo estará bien y que donde sea que esté ahora, me cuida a mí y a mi familia, ahora solo puedo recordar mi tiempo con ella, su perfume, sus besos, caricias, espero portarme bien y si el destino me lo permite volverla a encontrar para disfrutar de nuestro amor y nunca soltarla.

Te amo Marinette y siempre lo haré, gracias por haber aparecido en mi vida, aunque como todo un ángel, tuviste que regresar pronto a tu auge, gracias por enseñarme que es el amor y hacerme feliz mientras estuviste conmigo, gracias por amarme inmensamente.

Siempre tuyo, Adrien Agreste

Llegamos al final, gracias por leer este fic, los amo :3

Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora