Capítulo IV - Clase de baile

46 5 6
                                    

Asunto: 42 días      De: Bea Fernádez

Ya ha pasado una semana, y tengo que decidir ya qué hacer. Pero es tan difícil... Supongo que me comprenderás. Si a ti te pasara, ¿qué elegirías, Noe? Estaré esperando tu respuesta, aunque no llegará nunca... ¿Sabes? Yo aún tengo esperanzas de que vuelvas. Igual suena un poco estúpido, pero es así. Igual tu también tienes ganas de volver y encontrarte con todos nosotros. No nos hemos olvidado de ti, yo por lo menos. No vayas a pensar que me olvidaré de mi mejor amiga. Nunca. Aunque a los demás no les haya afectado tanto como a mi, sé que todos, sobre todo Dani. ¡Qué buen grupo hacíamos! ¿Te acuerdas? Cuando compró una rata de juguete y te fuiste corriendo... Yo nunca olvidaré todo aquello, los momentos, las risas que pasamos juntas. Bueno, pero eso no es de lo que quería hablarte, en realidad quiero hablarte de otra cosa.

Espero que recuerdes cuando nos apuntamos a baile, y solo estábamos nosotras dos y otras dos chicas. Yo sigo yendo... Aunque no hablo con las otras chicas, me siguen pareciendo unas cursis. "Mira esa, su amiga le dejó plantada, jijiji" . A veces dicen cosas así, aunque creen que no les escucho. ¿No saben hablar bajo o qué? Me ponen nerviosa, siempre están yendo a hablar con la profesora. Que si cambia de canción, que si ese paso es demasiado difícil, que tendría que incluir una coreografía solo para dos personas, que si yo les estropeo el baile... Qué pesadas son. ¡Encima parecen patos! Luego soy yo la que bailo mal. Si se cae una, la otra se tira al suelo para "no dejar mal a la que se cayó", aunque se ríe de ella igualmente. Te contaré lo que pasó el otro día.

Llegué a clase, como siempre pasando por delante de tu casa por si decidías salir. Claro, que no saliste, y me fui a  clase. Cuando llegué las otras chicas estaban hablando con la profesora. Esta me saludo, las dos chavalas no, aunque me da igual, y siguieron hablando. Entonces entró un chico más o menos de nuestra edad.

- Hola - me dijo mientras se acercaba a mi -¿ vienes a baile, no?

- Que va, solo estoy aquí para perder tiempo - contesté riendo.

- Ya, como yo - dijo, y el también rió.

Entonces aparecieron las gemelas perfectas y empezaron a hablarle, a rodearle... Como son mas bajitas que él, veía la cara del pobre, que parecía que estaba viendo a un gato compartir un pedazo de queso con un ratón.

La clase fue normal, mientras el chico se alejaba de ellas y se ponía a mi lado. Cuando acabó la clase, a Jennifer y Alejandra, las otras chicas, las vinieron a buscar en coche, como siempre, y él me habló.

- ¿Sabes quienes son?

- Más o menos, yo empecé a venir aqui con mi mejor amiga, y desde entonces, han venido siempre.

- Son un poco pesadas.

- Un poco...

- Vale, son estresantes. Oye, ¿donde vives?

Estuvimos hablando, descubrí que vive cerca de mi casa, así que volvimos juntos andando.

- ¿Y cómo es que te apuntaste a baile?

- Quería hacer algo diferente, que no haga todo el mundo. Como todos los chicos van a fútbol, yo decidí ir a baile.

- Es una gran idea.

Mierda, casi me paso, ya habíamos llegado a mi casa.

- Bueno, nos vemos el jueves.

- Adiós - dijo abrazándome.

Qué cariñoso, y eso que lo acababa de conocer. Entré, y como siempre, no había nadie. O quizá si... Entré en la habitación de mi hermano, que dormía a pierna suelta, y decidí abalanzarme sobre él. Cuando le desperté, le conté lo del chico nuevo en baile, y me dijo que creía haber oído algo sobre él. Pobre chico... Yo pensaba que mi problema era enorme, pero el suyo también lo es.

Soñando el mismo sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora