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• REENCUENTRO •
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Mis ojos aún permanecían un poco hinchados y mi garganta dolía de tanto gritar su nombre; ya le había avisado a Jones que no iría a trabajar ese día, él comprendía que Crispy era todo para mí.
Encontré su collar en el callejón junto a mi edificio, y recorrí casa por casa dos manzanas a la redonda preguntando si alguien lo había visto.
Sólo me quedaba una pequeña casa amarilla con flores marchitas, quizás estaba abandonada.
Tomé aire mientras me preparaba mentalmente para tocar, y llamé a la puerta. Un hombre ya mayor atendió a mi llamado.
—¿En qué puedo ayudarlo joven?
El hombre tenía un aspecto amable, poseía una sonrisa que me calmaba un poco. A decir verdad no estaba para nada tranquilo, me inquietaba la idea de no encontrar a Crispy antes de que anocheciera.
—Buenas tardes ¿ha visto a un siamés perdido por aquí? —interrogué mientras le mostraba un par de fotos—. No tiene collar, al parecer se le resbaló.
El hombre miró las fotos con una expresión extrañada, lo cual llamó mi atención y encendió mi curiosidad.
—¿Qué sucede? —pregunté levantando una ceja.
—Es solo que… ¿Seguro que es tu gato?
No entendí a que venía la pregunta, obviamente era mi gato y por eso lo estaba buscando.
—Sí ¿lo ha visto?
—¡Ember!
Una muchacha que aparentaba tener aproximadamente mi edad apareció con Crispy en brazos.
—Muchas gracias, no saben lo preocupado que estaba.
Por un segundo traté de tomar al gato para volver a casa, pero la chica dió un paso hacia atrás. La pelirroja se posicionó tras el señor e hizo una mueca como si no comprendiera la situación.
