¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝ wasteland ❞
『 terreno baldío.』
Había sido una noche difícil para todas las personas del campamento, la castaña estaba ayudando a varios chicos a cargar los cuerpos de caminantes hasta la fogata estante a unos metros de ellos. Se acercó junto a Daryl donde estaba la mayoría de personas viendo la escena de las hermanas.
—Un tiro, es imposible que falle desde esta distancia. — todos giraron con la menor de los Dixon quien juntó sus labios soltando aire al momento de alzar sus cejas y hombros. Estaba apunto de arrepentirse pero el ermitaño tenía razón, Amy era una gran bomba de tiempo.
— Dios, no están pensando esto.
—Si esos caminantes pudieron subir, ¿qué nos asegura qué no subirán más?
Se separó luego de discutir y asegurar que nadie haría nada al respecto sobre el tema de las hermanas. Fue ayudar a cargar un cuerpo causando otro desacuerdo.
— Los zombies van allá, pero los nuestros los enterramos.
Liliana se elevó de su posición sin tener semblante, el coreano le dedico una mirada desesperada y con algo de enojo.
—Da igual, todos están infectados.
—Nosotros no los quemamos. —gritó en una mezcla de emociones causando algo de confusión en la castaña, nunca entendió los sentimientos encontrados que tenían en su campamento entre ellos mismos.
—¿Y cuál es la diferencia, Glenn? Están muertos. — desvió su mirada siguiendo con su pase a llevarlos hasta una tumba.
El sonido de varios gritos llamaron su atención sin prestarle mucha, se acercó con los brazos cruzados dándole una mirada de lastima al moreno que recién habían descubierto, un muerto lo atacó.
— No es necesaria tu pena, Dixon. — habló quitando la vista de Liliana de su cara para dirigirse hasta unos vasos de agua y tomar un poco, se detuvo en la puerta posando de espalda al chico.
— No la tienes, pero todos te ven de esa manera.
— Comprendo que no entiendas ni un poco los sentimientos de cariño. Al fin, te criaste siendo una Dixon. — aquellas palabras dejaron muda a la menor, evitó ver al frente arrugado sus ojos por el sol que estaba en el punto más alto.
— Tienes razón, y ustedes dejaron morir a mi hermano. Todo esto su culpa. — se fue del camión dando un salto con su arco en su parte trasera.
Liliana fue hasta su hermano quedando frente a frente mientras que sus cuerpos se recargaron en el carro rojo de Glenn.
— Nunca hablamos de cuándo te fuiste. — la menor alzó su mirada haciendo sus ojos chicos junto a su frente, evitó su mirada pero al final regresó al ojíverde.
