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"Desearía no tener que preocuparme todo el tiempo
Solo estamos jugando a las escondidas."
Danielle mira al hombre frente a ella, el se acerca pasando sus dedos por la línea de la mandíbula, ella lo mira a los ojos.
- Lo haré – susurra viéndolo
- Me agrada tu valor
- Claro- responde ella viéndolo- ¿Cuándo necesitas que venga?
- Mañana podemos comenzar- responde cruzando sus brazos- te tengo un regalo para ti
Danielle ve como el hombre sale de la habitación, espera un par de minutos cuando él llega con un pequeño cuadro envuelto en papel de regalo, ella lo rompe y lo abre viendo la pintura que vio en la galería de arte.
- La compraste- sonrie
- Si- responde volviendo a poner los brazos tras su espalda- parecía que disfrutaste mucho de él, aun me pregunto porque
- La belleza es subjetiva
- Eso creo – señala Joseph viéndolo- supongo que entonces no te gustara mi método de pintura.
La chica frunce el ceño viéndola.
- ¿Qué quieres decir?
- Ya lo descubrirás... Y para la próxima querida- dice el hombre viéndola- no luches batallas que no son tuya, tienes mucha suerte para que hasta el día de hoy no te asesinen ... tu hermano
- Massimo no es mi hermano
- ¿Pero Adriano sí? - frunce el ceño el hombre haciendo que ella gire su rostro buscando una respuesta coherente a aquello, lo único que podía decirle es que Massimo odiaba que le dijera hermano, siempre se refería a ella como señorita Torricelli o bambina
Joseph se acerca ella viéndola.
- Así que es verdad, estas enamorada de Massimo Torricelli al parecer el viejo tenía razón en hacer aquel maquiavélico plan.
- Eso no es cierto- dice ella viéndolo
- Demuéstralo- replica el
- No tengo nada que demostrarte, mañana vendré nos vemos.
Joseph ve como ella toma mejor su cuadro y le da la espalda saliendo de aquel lugar. Danielle siente que puede respirar cuando esta nuevamente en la calle, toma el cuadro mientras se sube a un taxi poniéndolo en sus piernas mientras le da las indicaciones de cómo llegar al lugar donde se hospedaba. En el camino llama a Massimo.
