L A M A S C O T A D E Y O O N G I

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La noche de Jimin había sido muy intensa, sí que lo había sido, sonrió con picardía ante el recuerdo, estaba en la universidad y estaba aburrido, pensar en sus locos sueños era mucho mejor que las clases, y no es como que a Jimin no le gustara lo que estudiaba, pero el creyó que en la carrera de Historia no llevaban matemáticas.

No tenía amigos allí, excepto uno, pero era de los grados mayores de la universidad y el era novato, además eran diferentes carreras, su nombre era Seokjin, lo había conocido por accidente, literalmente chocó con él y le había dejado caer un licuado encima, había sido tan bochornoso, además el chico era alto y de hombros anchos que creyó que lo iba a golpear, pero no Jin, así le decía, no lo había golpeado, es más le había preguntado si se encontraba bien, le pareció que era alguien muy maternal y desde ese momento se habían hecho amigos, se lo quería presentar a Tae, quizás en esos días.

Cuando la clase por fin terminó salió del aula y camino fuera de la universidad, le gustaría tener un auto como en su loco sueño, húmedo querrás decir, se burló un voz en su cabeza, otra vez se rió de sí mismo.

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Algo que Jimin amaba era los licuados de fresa y pastel, de todos los sabores si era posible, entró en una tienda y compró ambos tenía hambre, eso no era comida, pero serviría.

Cuando salió se quito los guantes que traía puestos y los dejó en una silla que estaba frente a la que se había sentado, cuando noto un perrito color café que lo observaba, pensó que tenía dueño pero no lo veía por ningún lado, el perrito ladeo la cabeza y Jimin creyó era lo más tierno, el perrito se acercó y movió la cola Jimin quiso tocarlo, hasta que el perrito tomó sus guantes en el hocico y salió corriendo Jimin no entendió lo que pasaba hasta unos segundos después, salió corriendo tras el perro con su licuado en la mano.

- ¡Perrito ven acá y devuelve mis guantes! - gruta a nuestras corría a través del parque, pero el perrito parecía correr más rápido

Jimin sentía que sus piernas no darían más, pero no lo dejaría ir, esos guantes eran sus favoritos y habían sido lo que primero que compró cuando ganó dinero por primera vez para la navidad pasada.

Jimin corría lo más rápido que sus cortas piernas le daban, el hacía ejercicio sí, pero correr así era demasiado, el aire escapaba de sus pulmones, hasta que chocó con lago y cayó al suelo junto con el luchado encima de su ropa, cerró los ojos, que vergüenza, pensó, por favor que nadie haya visto, pensó otra vez.

Una sombra se puso frente a él y abrió los ojos, su vecino de arriba.

- ¿Estás bien? - Yoongi le tendió una mano y lo ayudó a levantarse

- Sí, sólo es licuado - Jimin se preguntó, ¿por qué ese chico aparecía en sus peores situaciones?

- ¿Seguro? ¿No te duele nada? - él realmente parecía preocupado, a Jimin le gustó eso

- Sí, no me duele nada, yo perseguía a - y allí lo vio, al perrito - a ese perro que se robo mis guantes

- ¿Holly? - dijo Yoongi asombrado, viendo que el perro tenía los guantes aún en su hocico

- ¿Conoces al bribón? - preguntó Jimin

- Es mío, él, no sé por qué lo hizo, nunca había hecho algo así, lo siento tanto - Yoongi se disculpo, él de verdad estaba apenado

- Solo dile que me los devuelva - el perrito se acercó y dejó los guantes a los pies de Jimin, bajo las orejas y gimió triste - te perdono - dijo Jimin cuando los tomó del sueño y acarició sus orejas

L A R A D I O - Yoonmin   ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora