Capítulo 4

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EVAN COLLINS.

Las clases son pesadas pero me agrada sentir eso, tener la obligación, ser responsable, todo eso me gusta, y como no, ser el líder.
Muchos piensan de porqué soy un 'Fuckboy' soy un flojo, un arrogante, un fiestero, y esas cosas como normalmente describen a los fuckboys. No soy esa clase de persona. De echo soy completamente diferente, soy tan diferente que podría decir, que soy el fuckboy más amable, responsable, culto, y genial con todos. Cabe decir que soy genial en la cama y no solo para dormir. Adoro a las mujeres, a cualquier mujer, las mujeres son las cosas más preciosas que hay en este jodido mundo. Adoro a cualquier mujer, ya sea flaca, llenita, morena, rubia, bajita, alta, o como sea. Mujer es mujer y eso no quita nada.

¿Han escuchado o visto o leído esto por un "Fuckboy"? Espero ser el único, según yo no, pero si es así son mis amigos.

Ahora mismo estoy caminando con mi mochila en el hombro derecho, mientras voy masticando un chicle de menta. Mis favoritos. Una chica bajita de cabello castaño con ojos muy grandes me observa como una boba, le sonrió y cae al suelo.
¿Es que acaso soy tan guapo? Claro que lo soy.
Me voy a la cooperativa, para pedir un jugo de naranja. Sigo caminando esta vez con mi jugo en la mano izquierda y para la salida del colegio.
Me quede con ver a los chicos del entrenamiento de fútbol para hacer unas prácticas, estoy agotado, pero eso no impide que haga ejercicio.
Soy el portero del equipo, de decir uno de los buenos porteros. Voy a cambiarme, colocándome un short  negro y una playera de deporte ajustada negra también, acompañado por unos calcetines blanco y tenis blancos también.

Se acerca Ian, un chico delgado, alto, pero con un buen cuerpo, bronceado, con el cabello corto y castaños con unos mechones rubios, su brazo derecho todo tatuado y varios piercings en las orejas, sus labios delgados y rojos, sus ojos marrones, con unas pestañas de envidia y es el capitán del equipo.

—Evan, que bueno verte aquí de nuevo, me alegra que estés de vuelta.—Dice con una sonrisa, mostrando sus dientes blancos.

Estuve fuera del equipo por un tiempo, ya que un chico del equipo contrario me pateó muy fuerte, y tuve una lesión en el tobillo, pero nada grave, estoy de nuevo aquí para continuar.

—Si, estoy bien, me encuentro de maravilla, de echo vengo con todo hoy.

—Me encanta esa actitud Evan, sabes que eres parte de esto, y sin ti no seríamos mucho que digamos. —Ríe fuerte. Es lo que lo caracteriza, su risa fuerte.

—Vamos Ian, pero si eres el capitán.

—Bueno, bueno, —Dice el entrenador acercándose a nosotros con un leve sonrisa en los labios. Sigue igual de gordo como lo recordaba.— pero mira a quien tenemos de vuelta por aquí y, nada más y nada menos que Evangelyne.

—Río fuerte por el apodo que me acaba de poner, ¿Qué clase de apodo es ese? —Es bueno verlo también entrenador.

—Si, si, si, dejen de hablar y ¡¡Quiero 20 vuelta por toda la cancha!! . —Hace sonar el silbato y me zumban los oídos, algún día me voy a quedar sordo.

Todos salimos disparados, por toda la cancha a dar las vueltas. Empiezo a sudar con tan solo la primera vuelta, el sol está justamente arriba de nosotros, nos da directamente, provocando un calor de lo peor, haciendo que nos debilitemos, pero no paro, sigo corriendo para terminar lo más pronto posible.

[...]

Terminó, por fin ha terminado, estoy tan cansado, mis piernas me duelen y dan pequeñas punzadas, sudo por todas partes, mi respiración está de lo más agitada, tanto que ni siquiera teniendo relaciones sexuales algo bruscas me siento así de agitado. Esto es otra cosa.
Se sienta aún lado mío Kenay y al otro Ian. Están igual que yo, sino es que peor, por que como ellos son jugadores y están todo el tiempo corriendo, seguro y es probable de que estén mucho pero que yo.

Ella es mi Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora