Capítulo 5

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EVAN COLLINS.

Mi padre está a un lado mío sentado en el sofá, está fumando un cigarrillo que tiene el olor de cereza, inalo un poco y estornudo.

—¿Salud? ¿Qué pasó? —Pregunta mi padre mirándome.

—Nada, es que no me gustó el olor del cigarrillo.

No estoy acostumbrado a fumar o a oler los cigarros. No me gustan, son molestos y hacen daño.
Sonrio y paso mi mano para darle un pequeño golpe a su hombro.

—¿Qué estas haciendo hijo? —Se levanta y se va a la cocina y ahí se queda.

—Subo el tono de mi voz para que me escuche—. Estoy estudiando para mis exámenes.

—Me alegro hijo, siempre tan cumplido y responsable, que orgullo.

—Padre... —Sonrio por lo bajo— Mamá... —Mi padre regresa sin el cigarrillo y se sienta a un lado mio abrazándome de lado—.

—No hijo, sigue diciendo que no quiere saber nada de nosotros.

—Doy un suspiro largo, sonrio y veo a mi padre— Te tengo a ti.

—Es verdad, aun me tienes para un buen rato.

Mi padre se coloca su saco y se levanta, toma un maletin y de acomoda un poco el cabello largo que tiene, su barba algo ya marcada, hace que se vea más viejo de lo que no es, sus ojos grises, esos ojos grises matan a cualquier mujer, saque esos ojos de él. Se ve tan bien, a pesar de que se vea mayor.

—Bien hijo, regresó después de las 10, recuerda, qmno quiero nada de mujeres aquí, ni amigos, ni fiestas, ni nada por el estilo, muestras yo estoy afuera, ¿A quedado claro Evan?

—Tranquilo papá, puedes irte con la seguridad de que no haré nada más que estudiar.

—Bien, por si te da hambre llama a cualquier lugar para que traiga de comer.

—¿Qué hay de Alice?

Alice es nuestra sirvienta, es una chica de unos 20 años, no estudió, no fue a la escuela, así que lo único que sabe hacer es estar ayudándonos en casa, es buena chica, siempre nos ayuda, y no solo para el servio de la casa, si no como mujer también, es buena dando consejos, y esa clases de cosas que saben a hacer mejor las mujeres.
Es una chica linda, delgada, muy delgada, de ojos rasgados, con el cabello largo y increíblemente lacio, es alta, y con una linda sonrisa. Debo de decir que desde que ella está con nosotros, hace aproximadamente unos 5 años, me a cautivando su belleza, pero me eh controlado bastante.

La voz de mi padre hace que me consentre en él.

—Le di el día, dijo que quería pasar tiempo con su madre, y es por eso que no esta ella aquí, por eso te digo que pidas algo para comer.

—Bien papá, ve con cuidado.

—No te preocupes Evan, por cierto,—Hizo una pausa larga — Deja de hacerlo.

Se a que se refiere, se lo que quiere decir esas simples palabras. "Deja de hacerlo". ¡Ja! No es tan sencillo como parece, me gustan las mujeres. Son la cosa más preciosa que hay en este jodido mundo. Apoyo cada vez que les hacen algo malo, no deben de tratar a las mujeres como un objeto.
Yo las trato como unas reinas, si no me obligan, como con Lenay.

—Suspiro — Con cuidado padre.

Es lo único que puedo decir, mi padre da respiro largo y ronco. De pronto silencio, mi padre ya ha salido de la casa, ahora solo hay silencio, un silencio increíblemente grandioso.

Estoy sentado en el suelo, escribiendo algunas cosas de química, aun no entiendo del todo bien.
Un reloj suena, con un tic tac, un viento fuerte se escucha. Que día tan tranquilo. Me gusta.

Ella es mi Leona. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora