Capitulo 1 "Inicio"

47 5 2
                                    

Odio la lluvia. No pregunten como me baño, solo la odio.

No me gusta mojarme.    Tampoco me gusta tomar el autobús, pero entre caminar bajo gotas que arruinan mi uniforme y de ir sentada con gente que no conozco oliendo su sudor, no prefiero ninguna, pero igual decidí tomar el autobús. Me senté junto a la ventana, me gustaba ver la lluvia caer y como las gotas se resbalaban por esta.

Si, me gusta verla caer, pero no me gusta sentirla caer en mí.

El autobús paro justo en la esquina de mi instituto. Me bajé tan pronto como pude y empecé a caminar de forma lenta y tranquila. No había prisa. Era otoño, la brisa soplaba, las hojas se iban volando con el viento, las ardillas jugaban al escondite, y los pájaros cantaban como un coro de iglesia.

Lo odio.  Aunque tal vez no lo odiaba, solo no iba conmigo.

En fin, parecía un buen momento para tomar un largo paseo antes de entrar. No había mucha urgencia y la verdad es que no tenía tantas ganas de ver a todos de nuevo. Entre pasos y pasos escuché gritos de emoción que provenían de un auto. Un Lamborghini murciélago del 2005.   Mi paciencia se agotó a pocos minutos de verlo.

Erick

Alto, guapo, sonrisa y cabello perfecto.   Ya bueno con lo de alto estoy exagerando un poco; altura mediana como mucho.   Ojos pequeños, mejillas grandes, ojos cafés. Las chicas gritaban mientras manejaba su auto de alto prestigio que probablemente le regalo su querido padre. El señor... No recuerdo su apellido, pero apuesto a que también se llama Erick. Dueño de muchas empresas y probablemente de una de las fortunas más billonarias del mundo.

En fin, no me caía nada bien.

Todas pasaban rendidas a sus pies.   Literalmente, nunca había visto a la plebe tan dispuesta. Según ellas él era el hombre perfecto que cualquier mujer quisiera tener. Para mí solo era un niño mayor de edad, pero con mentalidad de alguien de quince años y no entraba en mis estándares de hombre guapo. Ni siquiera sé si me gustan los hombres o las mujeres o tal vez soy asexual.

La verdad es que no siento muchas cosas.

A su lado iba Leandro. Que les pudo decir... Es una copia de Erick pero más barata y chismosa. Metía las narices donde nadie lo llamaba. Rata de alcantarilla le dicen. Sinceramente, era como una revista de chismes, lo sabía todo de todo el mundo. ¿Les suena? A mí sí. Es como la típica chica popular he hipócrita que nadie soporta, solo que versión hombre claro.

Ambos venían en la parte frontal del auto. Erick manejando y Leandro de copiloto. Las chicas hacían fila para poder saludarlos y tomarse una foto con ellos. No podían desaprovechar la oportunidad de presumir en las redes que Erick y Leandro eran sus amigos.  No sé que se les pasaba por el cerebro... ¿Tenían cerebro siquiera? Avísenme cuando sea un poeta, o un cantautor que voy corriendo y me cuelgo de él.

-! Isabella! Espérame voy detrás de ti.

Podía escuchar los pasos mientras ella se acercaba hacia mí. No deje de caminar, estaba a punto de llegar.

-Hey! Estoy hablándote. ¿Qué no escuchas?

-No.

Jules

Sin palabras de nuevo. Es como azúcar andante. Demasiado dulce; me provoca diabetes.

No me lo tomen a mal, es una de mis mejores amigas. Nos conocemos desde hace muchísimos años y hemos compartido muchos momentos juntas, pero ella era como los pájaros y la brisa, no iba conmigo. Y si no me creen, piensen que el agua y el aceite no se mezclan.   Es que su personalidad... No lo sé. Parece que quedo estancada en una niña de cinco años a pesar de tener diecisiete.

Pelo negro, lacio, de... baja estatura. La verdad es que era muy bonita y llamaba bastante la atención. Sin embargo, su autoestima no era la mejor de todas.

-Mi cabello luce del asco. Mira todo lo esponjado y reseco.

La miré de reojo con cara de desprecio mientras miraba su, literalmente, perfecto cabello lacio y largo sin ninguna punta fuera de su lugar. En eso, también me di cuenta de que no era la única que la estaba mirando. ¿Recuerdan a Erick? Bueno, a pesar de que probablemente cada chica en esta institución chorreaba galones de saliva por él, señor sonrisa perfecta, solo tenía ojos para una. ¿Han escuchado lo del fuckboy que se enamora de la niña inocente? Bueno, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... O no.

-Me está viendo ¿cierto?

-Sí.

Decidimos parar de caminar. A este punto Erick se encontraba justo en la entrada del instituto y nosotros a unos cuantos pasos de llegar donde estaba él. Una horda de chicas lo rodeaba y al fondo se podía ver a Leandro tomándose fotos y dejándose robar besos por las chicas. Con Erick era lo mismo, solo que él había quedado estupefacto al ver a Jules. Ella se sentía incómoda, no le gustaba mucho su mirada penetrante. Yo estaba así de cerca de denunciarlo por acoso sexual, pero aunque no lo crean mi amiga debía ponerse del lado de Erick por muchísimas razones que mencionaré después.

-Vámonos, no soporto que me vea así.

-Deberías decirle a alguien que te incomoda. No es normal.

Pero era caso perdido que lo dijera. Bueno, que lo repitiera una y otra vez.

El caso es que era una mirada, no de enamorado, pero de lujuria. Como una águila observando a su presa antes de atacarla. Daba un muy mal presentimiento. Nunca quise mencionarlo, pero era un campo muy abierto para un abuso sexual. A tal grado de que si ocurría, gracias a su padre, él podría tener todos los contactos posibles para ocultarlo todo incluso el cuerpo de Jules. Ella y la gente decía que Erick sería incapaz, pero no me gusta confiar en los demás.

Especialmente cuando se trataba de hacerle daño a alguien como Jules.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora