Capítulo 4

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Volvió al departamento luego de haber pasado a comprar un brazalete con un pequeño espacio donde podía dejar una de sus piedras. Estaba agotado, sin mencionar que era de tarde ya que había tomado dos turnos seguidos, lo que significaba no haber dormido por mas de 1 día. Dejó su bolso en el sofá, miró a su alrededor no encontrando al muñeco, en su lapsus de desesperación recordó que estaba en su cama.

— Hola Jeonghan, pensé que te habías perdido. Lamento dejarte tanto tiempo solo —se sentó en la cama y quitó sus zapatillas— Pero tuve doble turno, mañana trabajaré también pero no me daban libre el día siguiente. Aunque en un par de horas debo ir otta vez —comentó dejando salir un bostezo. Se quitó la camiseta y se recostó en la cama cerrando sus ojos— Tengo tanto sueño... Quisiera dormir siempre —murmuró comenzando a dormirse.

El muñeco estaba en dirección hacia él, lo miró fijamente con sus ojos brillantes y volvió a la posición estándar de siempre, volviendo también a sus ojos opacos. Mientras dormía, los minutos iban pasando rápidamente, despertó a causa de que le había dado frío. Al abrir los ojos se encontró con el muñeco muy encima por lo que dio un salto.

— Jeonghan me asustaste —rió nervioso, miró la hora en su celular y se levantó casi corriendo.

Debía trabajar otra vez, quiso matarse. Odiaba que siempre fuera el reemplazo de todos por siempre hecho de no tener familia y más responsabilidades de seguir con vida y pagar su comida. Se bañó rápido, ya iba algo tarde. Entró a la habitación para cambiarse, pero cuando iba a quitar la toalla de su cintura miró al muñeco, dio un suspiro pesado y lo dio vuelta para que mirara hacia la pared. Cuando acabó lo tomó entre sus brazos nuevamente.

— Jeonghan, te dejaré en el sofá. Quizás te aburres en la habitación —sonrió dejándolo sentado frente al televisor— Te portas bien —sonrió débil— Quizás mañana veamos la serie que te prometí.

Se dirigió a buscar sus cosas, divisó las piedras que tenía hace muchas noches cargandose de energía. Tomó una y la puso nuevamente en su collar, la otra la dejó en su bolsillo. Se diriguió a la sala, miró al muñeco por unos segundos sacó el brazalete que había comprado antes y puso la piedra allí, se aseguró que no cayera la piedra al moverla con brusquedad.

— Jeonghan, leí que te debía hacer un regalo. Toma, es poco pero... Es lindo ¿no? —sonrió y tomó su mano.

Tenía unas manos bastante atractivas, suena extraño, pero sus dedos eran largos y finos. Puso el brazalete y acomodó la mano otra vez al costado del sofá. Le acomodó el cabello mientras sonreía.

— Nos vemos mañana temprano, Jeonghan. Ten una linda noche.

Había perdido mucho tiempo haciendo eso, pero no era su turno de trabajar. Llegó y su jefe estaba bastante molesto cuando le entregó las llaves. Aún tenía sueño, miraba algunas revistas, veía en el computador a las personas que debían devolver libros, muchas personas en una sola lista. Cuando ya eran casi las 10pm fué por un café, sentía que se dormía en cualquier momento y que despertaría en cualquier momento y que despertaría con la biblioteca vacía o incendiada. No quería problemas con su jefe era el único trabajo que le gustaba por el hecho de que era poco lo que se hacía y era un lugar silencioso para leer en sus tiempos de ocio.

Otro problema del pelinegro era que le costaba trabajo negarse a algo, no era de reclamar si algo no le parecía. Era demasiado retraído y por eso también su jefe se aprovechaba, tenía miedo de que lo despidiera. Con su currículum de experiencia en solamente una biblioteca, no haría mucho. No era como sus amigos con trabajos bien pagados donde podían viajar, comprarse todo lo que quieran, vivir sin tener que preocuparse de que si les alcanzaría para todo el mes.

Atendió a personas, sugirió libros, arrendó estos, vendió, eliminó de la lista a personas que devolvían los libros. Algo bastante monótono, uno de sus compañeros entró a la biblioteca y se diriguió donde el pelinegro.

— Vete a casa, haré el reemplazo para que descanses.

— Gracias Minghao —bostezó.

— Te ves realmente cansado —sonrió con amplitud— Duerme y aprovecha tu día libre.

— Lo haré, gracias otra vez —talló sus ojos y salió de la biblioteca.

Eran las 2am, moría por comer algo. Compró un sándwich para ir comiéndolo en el viaje de vuelta al departamento. A pesar de la hora, el transporte de igual forma iba lleno. A cada parpadeo sentía que no volvería a abrir sus ojos.

— Joven, está en mantención el tendido eléctrico. Por ello está todo el edificio a oscuras —explicó la recepcionista.

— Gracias por avisar —sonrió agotado.

Sacó sus llaves mientras subía lentamente por las escaleras, obvianente el ascensor no estaría en funcionamiento. Se iba a dormir en el pasillo, pensó. Abrió la puerta del departamento, activó el interruptor torpemente. La costumbre de hacerlo siempre que llegaba. Cerró la puerta con el peso de su cuerpo.

— Ya llegué, Jeonghan.

— H-hola.

Dio un salto cayendo al suelo, en su desespero buscó su celular para alumbrar. Torpemente intentaba activar la linterna. Al hacerlo se encontró con em muñeco que estaba casi en frente. Tenía sus piernas a un costado, al parecer se estaba arrastrando.
El pelinegro estaba más pálido de lo que ya era, el muñeco tenía vida en su rostro y una expresión de estar asustado también. En menos de una milésima de segundos la luz había vuelto y pudo confirmar lo que había visto.

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¿Juguete sexual? | Wonhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora