𝐶𝑎𝑝: 11

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Tan solo unos minutos más tarde y ya estoy cruzando la puerta de mi casa, podía sentir el calor proveniente del interior, tantas veces ansiaba escabullirme sin rumbo fuera de lo que probablemente la mayoría del tiempo denominaba como mi cárcel per...

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Tan solo unos minutos más tarde y ya estoy cruzando la puerta de mi casa, podía sentir el calor proveniente del interior, tantas veces ansiaba escabullirme sin rumbo fuera de lo que probablemente la mayoría del tiempo denominaba como mi cárcel personal, pero hoy, precisamente hoy, lo único que anhelaba era tumbarme a la orilla del sillón, con la chimenea calentando mis pies y estar con nadie más que la compañía de mi hermana.

Me adentré en el pasillo que dividía la estancia del resto de la casa, y mientras dirigía mis pasos hacia las escaleras podía escuchar movimiento en la cocina, un poco de música y la voz de mi hermana tratar de seguir el ritmo de la canción, me permití a mi misma reírme de la situación como lo hacía desde que era una niña.

No había pasado más que unos pocos minutos en mí habitación, sólo los suficientes para cambiarme de ropa y con un pequeño algodón limpiarme el rostro con desmaquillante, lavarme y más nada. Bajé lentamente los escalones y caminé a la puerta de la cocina y me recargué en ella, no hablé, sólo observé a Kassandra servir dos platos y tazas sobre una bandeja, tomó un respiro y pronunció palabra.

—Alcancé a escuchar la puerta cerrarse y pensé en pasar a dejarte un trozo de pastel.

—Con...

—Con una taza de chocolate caliente y angelitos en miel. —Me interrumpió. —¿Quieres llevártelo a tu habitación?

—No, quiero estar aquí, por hoy...

—Eso pensé —Respondió tomando la bandeja, me guiñó un ojo y salió de la cocina.

La seguí.


🕊


Pasaron 10 minutos y seguíamos en silencio, ambas habíamos terminado ya con el trozo de pastel de cada quién, sólo sosteníamos las tazas de chocolate en nuestras manos, estaba a punto de romper el silencio cuando mi hermana se levanta y pienso que se dispone a irse a lo que rápidamente la tomo de la mano y pregunto a dónde va.

—Sólo voy a la cocina por más chocolate, jamás has sido de tomar sólo una y hoy me apetece empalagarme de azúcar.



E.

No respondió, en lugar de eso tomó el momento a solas para perderse en sus pensamientos, llevaba bastante rato sintiendo una presión en su vientre, sabía que algo le incomoda, o peor, le angustiaba. Le hacía recordar las veces en las que le fue mal en la escuela y lo sabía, así que pasaba la mayor parte del tiempo tratando de realizar acciones que agradaran a sus padres esperado que el golpe de lo que hacía mal fuera un poco menos doloroso o molesto. Pero sabía que aunque se convenciera esto no era así, ni siquiera se le parecía, era su mente recopilando todas las sensaciones que la hacían sentir que perdía el control.

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2020 ⏰

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𝑨𝒍𝒎𝒂 𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora