¿Por qué me siento así por ti? (InoAoi, Oneshots)

Lamento las decisiones que tome

La Academia Kimetsu siempre logra sorprender a todos, ya sea por los excelentes promedios de sus estudiantes, por su forma de enseñar tan avanzada, por los increíbles profesores que están, o en su defecto, por esas hermosas y extrañas parejas que logran formarse en dicha Academia.

Y como era de esperarse, existe una que posiblemente llame mucho más la atención que cualquier otra, y se preguntaran ¿Cuál es la pareja? Fácil, uno de los mejores estudiantes cuando se habla de deportes, Hashibira Inosuke se encuentra en este momento en una relación con una de las mejores académicamente hablando, Aoi Kanzaki.

Pero ¿Qué los hace tan especiales? Bueno, es el simple hecho de que ambos son polos opuestos, como el agua y el aceite, después de todo, a simple vista parecieran enemigos a muerte, es por eso mismo que sorprendió a todos cuando anunciaron su relación, aunque ya saben lo que dicen, del odio al amor solo hay un paso.

Y entonces de manera sorpresiva eso les ocurrió, pasaron de estar peleando todo el día a literalmente ser una pareja sumamente cariñosa, ya incluso era un poco fastidioso para el resto de compañeros, hasta sus amigos se cansaban de invitarlos porque sabían que se la iban a pasar de melosos.

Aun así, agradecieron un poco esto, ya que ese temperamento tan explosivo que el chico alguna vez tuvo, se disipó, y ella, que parecía ser una enferma de solo estudiar, se volvió más social.

Pero dicen las malas lenguas que nada es para siempre, sobre todo si de amor se trata, cosa que a esta pareja le paso, después de todo los primeros meses fueron casi como un sueño, completamente cariñosos el uno con el otro, salían a diferentes lugares, prácticamente se la pasaban de arriba abajo, no se despegaban ni un segundo.

Aun así, fue tanto lo que estuvieron juntos, lo que experimentaron, que simplemente llego un punto en donde se cansaron, esa hermosa llama en su corazón se fue extinguiendo poco a poco, cada vez más distantes el uno del otro, incluso siendo novios, ya parecían ser más amigos que otra cosa, se podía ver a simple vista que ya ni siquiera disfrutaban de la compañía del otro.

Y entonces así llego el deseo de algo más llamativo, o más en específico, el deseo de estar con otra persona, y fue así como los engaños empezaron, ambos tomaron su camino para estar con una persona diferente a pesar de seguir siendo novios.

En definitiva, lo que empezó siendo algo encantador, ahora no era más que el recuerdo de lo que alguna vez fue, aunque lo irónico de la situación es que ninguno era capaz de simplemente terminar con esto.

Pero entonces llego ese momento de racionalidad, el cual, de manera sorpresiva le llego a Inosuke, ya que, después de que había tenido una salida con su "amiga", entendió que las cosas que hacían estaban mal, lastimo los sentimientos de la mujer que alguna vez lo amo con desespero, y a la vez descubrió cuanto la amaba, después de todo, incluso con lo que hizo, para él, ella era irremplazable.

Así que empezó de una vez, estando casi un mes entero siendo lo más cariñoso que podía, atento, detallista y todo lo que estuviera en sus manos para así poder regresar a la relación que tenían antes.

Pero ninguna de estas opciones lo ayudaron, después de todo él la engaño con su mejor amiga, y como si la vida le diera una cachetada, ella estaba haciendo lo mismo a sus espaldas, con el que tal vez es uno de sus más grandes amigos, Zenitsu.

Así que lo dio todo, era lo que él denominó su mayor intento, ya que nunca había hecho eso, así que le era sumamente extraño, compro unas flores, le escribió una carta lo más bonito que pudo, y fue a buscarla.

Entonces llego a donde ella estaba, respiro hondo, se armó de coraje y fue a hablar con ella.

Inosuke - ¡¡h-hola amor!! - saludo completamente nervioso, algo raro de él, pero la incertidumbre lo invadía - m-me preguntaba si quisieras salir conmigo hoy. . . - empezó hablar tartamudeando un poco - es que hace poco inauguraron un restaurante y me encant. . . - siguió hablando, aunque esta vez no fueron sus nervios lo que lo interrumpió