Las Oscuras Historias de Nicky Tanner

Parte 5 México, viaje al pasado (Parte 1)

Las Oscuras Historias de Nicky Tanner

Por Mabel Barnes

La profunda oscuridad parecía devorarlo todo y allí, en medio de los árboles y el barro espeso del pantano, un cuerpo se hundía lentamente en la turbiedad de las aguas. Tenía los ojos abiertos y en su pupila azul se reflejaba la luna llena. Su piel blanca y ahora fría, era arrastrada sin remedio hacía las sombras, la hermosa joven era consumida, tragada y escondida.

Sólo una persona presenciaba ese momento y al mirarla con atención, le pareció ver que algo en ella se movía. Tal vez era un insecto o alguna hoja seca arrastrada por el viento. Quizá fue simplemente el brillo de la luz lunar, que intentaba salvarla; rescatarla de ese destino solitario y eterno.

México, viaje al pasado (Parte 1)

Cuando el agente John Beck entró a la oficina cubierto de lodo y dejando una estela de líquido tras sus pasos, todos guardaron silencio y le observaron desde sus escritorios. Las conversaciones se detuvieron, las personas dejaron de hacer lo que hacían y se volvieron espectadores inmóviles. Todos menos su jefa, Nicky Tanner.

—Hola Beck, veo que tu trabajo en el pantano fue un éxito. Me gusta cuando te empapas en un caso― dijo irónica.

Beck la miró sin decir palabras, en su rostro no había ninguna expresión. Cuando un pequeño montón de barro cayó al suelo desde su cabello rubio, ahora manchado de suciedad pantanosa, se animó a romper el silencio.

—Todo en orden agente Tanner, el cuerpo está en la morgue, tal como ordenó, creo que le parecerá interesante.

—Genial, ve a ducharte y luego escribe un informe detallado. Yo estaré hurgando en la nevera humana —Varios agentes hicieron una mueca de asco por aquel comentario. Nicky avanzó y se subió al ascensor. Antes de que la puerta se cerrara John la observó, ella estaba radiante, sonrió y luego infló una enorme burbuja rosa de goma de mascar, mientras levantaba sus cejas con entusiasmo.

El agente Collins se acercó para consolar a Beck, pero luego notó que palmear su espalda no era una opción y simplemente le sonrió. La agente Scott por su parte le lanzó una toalla, que aterrizó en su cara y luego todos volvieron a sus quehaceres.

Efectivamente Nicky trabajó con dedicación, el cuerpo llevaba varios días sumergido en el pantano, por lo tanto su estado era realmente terrible. Harriet no llegaría hasta la noche, así que Tanner se conformó con recoger la información del forense de turno. Al parecer el cuerpo correspondía a una mujer, se rescató un zapato húmedo y deforme, pero que claramente era de una chica, además el cuerpo conservaba algo de su cabello. Nicky acercó su mano enguantada y pudo comprobar que era largo y rubio.

No fue complicado encontrar un nombre que coincidiera con las desapariciones recientes. Selene Mattew, una joven universitaria que llevaba 10 días perdida. Cuando las pruebas de ADN se confirmaron, los padres de la joven lloraron amargamente, Nicky odiaba esta parte del trabajo, ver llorar a esa madre desesperada, le evocó nuevamente el llanto de su propia madre. A pesar de los años ese día caluroso de 1847, el día en que su madre se enteró de la muerte de Isabel su hija menor, seguía grabado en su memoria.

Se acercó a la madre de la chica y le prometió que resolvería el caso. Esa noche, nuevamente no fue a casa, esperó a Harriet y juntas comenzaron a desentrañar las pistas que el cuerpo, ahora deforme de Selene, podía entregar.

—Estas callada Tanner —Eran las dos de la mañana, estaban solas y concentradas, pero la mujer de gafas conocía lo suficiente a su jefa vampiro, como para saber que no era precisamente silenciosa.

—Puede ser Harriet, puede ser —dijo Nicky mientras extraía unas muestras del cuerpo y las ponía en una placa que luego sería analizada en el microscopio. Había estado algo apagada desde esta tarde, no por el crimen, sino por su hermana, el ataque de los niños oscuros había reabierto su herida, casi había perdido su único recuerdo de ella, el collar y eso le había hecho consciente de lo lejano de aquel pasado humano.