Capítulo 5

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La pregunta quedó suspendida más tiempo del que él mismo pretendía. Por inercia sus manos se entrelazaron y separaron con rapidez. Sus dedos recorrieron el dorso de su mano derecha jalando con cautela el cuero del guante que la envolvía.

Su vista quedó divagando alrededor de la oficina. Deteniéndose unos segundos más en la puerta que lo sacaba de esas cuatro paredes para encontrarse a Blaise, seguramente recargado del espaldar de su asiento analizando su propia situación.

─ ¿Draco? ─ Mcgregor, se hizo notar nuevamente, pero toda su concentración estaba en no evidenciar las arqueadas que le produjo la cuestionante. ─ ¿Estás bien? ─ Fue cauteloso con su voz comprendiendo que su interrogante se adentraba en un pantano lodoso de oscuras emociones.

Esa era la tercera reunión con él y sentía la frustración en no poder avanzar. Era testarudo además de asumir que cualquiera de sus revelaciones serían juzgadas. La ansiedad jugaba en contra para ambos hombres, pero en aquél punto Draco Malfoy, se había convertido en un reto personal.

─ Si ─ Mintió descaradamente logrando que MacGregor, alzará las comisuras en una mueca burlona.

─ Puedes responderme, por favor. ─ Insistió analizando su reacción un poco menos radical que la primera vez que pregunto. ─ ¿Por qué usas guantes?

Su acción sorprendió un poco al sanador cuando con la ayuda de su mano sana retiro el cuero curtido que escondida aquella cicatriz que parecía tatuada en su rostro y no en su dorso.

─ Aquel día me dejo un recordatorio.

─ ¿Que tuviste una nueva oportunidad de reconciliarte contigo mismo? ─ Cuestiono Macgregor ─. ¿Que hoy por si estas vivo?

─ No. Esta marca solo me recuerda el día que mi mejor amigo murió por mis decisiones, por mi insistencia en enorgullecer a mis padres y a los suyos ─ Sus labios se contraen en una linea fina perdiendo el contorno de la sangre, volviéndose pálidos por la presión ejercida. ─ Esta marca solo me recuerda que él único que debía morir era yo ─ Sentencia y su voz se estrangula ante el nudo de sentimientos atorados en su garganta.

Macgregor empuja el medio de sus anteojos ante la sensación de abruma que lo golpeo apenas escucho al hombre frente a él. En sus años como profesional se había enfrentado a innumerables casos que le habían otorgado la experiencia que ahora trataba de usar para apoyar a Draco, sin embargo aquella situación lograba desequilibrar sus propias emociones, aquellas que se suponía quedaban en neutro cuando un paciente cruzaba el umbral de su consultorio.

Draco Malfoy, sin duda alguna sería su reto más grande profesionalmente. 

No era un simple muchacho con problemas de insomnio. Era un niño devastado por su infancia, buscando la aprobación constate de su padre, queriendo el poder y el orgullo que sus figuras paternas nunca brindaron.

Draco, era un niño que vio morir a su amigo en busca del beneplácito de sus familias. 

Draco era un niño que se vio morir así mismo ese día en vez de su amigo, y que lleva consigo en su mano la marca de su propia muerte. 

Se atrevió a mirarlo fijamente, esta vez su mano se alzo impidiéndole a la pluma que redactara lo que a continuación diría.

   Y moriste Draco ─ Su mandíbula se apretó con fuerza mientras su palabras salían con mucha dificultad, vio los ojos de su paciente llenarse de lágrimas que luchaban por no salir.  ─  Ese  día el niño que busca con vehemencia que su padre se sintiera orgulloso de él, murió quemado por lo que fuese que te dejo esa cicatriz en tu mano, ese niño murió Draco. Los días siguientes, esos donde luchaste por una nueva oportunidad en una cama en San Muggo fue tu nuevo inicio en la vida...

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2022 ⏰

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