HARRYSTORMS

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19 de ABRIL, 2013.

Llovía, llovía mucho, como Londres acostumbra y más, truenos fuertes, retumbantes, cielo oscuro, negro. Y yo no llegaba a casa, y mi teléfono no paraba de sonar, pitar, vibrar. Parecía poseído, pero era solo un aparato electrónico. Doblé en la esquina de mi casa y me apuré a mi departamento. Tiré mis cosas apenas llegué, estaba todo empapado. Tomé mi celular y vi las llamadas perdidas de Harry, y unos cinco mensajes de Chip.
Enfermizo.
Era viernes, último día de la semana, y Chip se iba a Alabama, en Estados Unidos a hacer un no-sé-qué. No me importaba mucho tampoco. Yo tenía que escribir mi columna que salía el lunes y todo lo que tenía era un título próximo a cambiarse. Chip era mi novio ahora y creía que por eso, debería saber cada minuto de su vida, cada acción. Pase mi dedo por los mensajes de:
“Salí para el aeropuerto.”
“Te COMPRÉ un presente del aeropuerto.”
“Voy a abordar vuelo en una hora.”
“¡COMIDA!”
“Partiendo, adiós.”
Para mí, honestamente, necesitaba un Twitter, es realmente útil para personas como él, que un mes después de nuestra primera cita, se había vuelto irritable. Es lindo, como un cachorrito, hasta que ese cachorrito tiene hambre. En la primera cita había sido algo bueno, ligero. Bueno, quizá lo aligeró los mensajes cómicos Harry durante toda la noche. Otro detalle de mi vida: Chip odia a Harry, Harry odia a Chip. Yo soy el medio de esta guerra.  
Mi teléfono sonó una vez más, y esta vez atendí.
─ ¡AL FIN, BASTARDO! ¿QUÉ CREES? ¿NO VAS A ATENDER A TU MEJOR AMIGO DE TODA LA HISTORIA Y PARA SIEMPRE EL DÍA DE TU AMIGOSVERSARIO? ¡EN SERIO, TOMLINSON! 
─ Cálmate, fggt, está todo bien, estoy aquí, vivo, solo, mojado en mi casa. –repliqué y me golpeé automáticamente, solo. Soy un estúpido. Eso sonó mal.
─ ¿Mojado? –la voz de Harry sonó áspera, pero podía sentir su humor detrás. 
─ Por la tormenta, lluvia, ¿sabes? En Londres está lloviendo, ahora mismo.
─ Lo sé, estoy aquí. –replicó y me congelé.
─ ¿ESTÁS AQUÍ, MALDITO BASTARDO? ¿NO PENSABAS DECIRMELO? ¡TE VOY A MATAR, STYLES!
─ ¿Puedes calmarte y abrirme la puerta? –la voz de él sonó realmente realmente cerca, me di vuelta y abrí la puerta. Mi amigo estaba ahí, sonriéndome con esa misma sonrisa de siempre. Me arrojé encima de él en un abrazo.

lungs | larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora