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Era un cuarto para la una de la noche. A cada uno le había correspondido una habitación diferente, pero no muy alejada de las otras. Se hallaban en el mismo pasillo de un segundo piso, donde todo era pálido y gélido. Se podían oír las pisadas de los médicos metódicos y la frecuencia cardíaca de los pacientes a través de sus monitores. 

Esa misma noche, Jihyun, Taehyung y Jungkook habían optado por quedarse despiertos hasta no sentir ni una presencia por los pasillos. Por ello fue que a las cuatro con diez minutos se encontraron en la habitación de la muchacha, quien por una ventana pensó en fugarse junto con los chicos.

Primero vas tú para recibir a Ji y luego yo. Ese es el plan —le había susurrado Jungkook a un Taehyung inquieto, arremangando sus mangas y acomodando bien la gran mochila en su espalda—. Te aventaré el bolso de Ji y el mío —avisó, fijándose en la espalda del mayor—. Deberías lanzar tu mochila por la ventana primero... Así se te haría más simple saltar por la ventana y caer sobre nuestros bolsos.

T-Tienes razón. Ya lo hago —empezó a sacarse el peso de los hombros con algo de espasmos por lo frío del cuarto.

Jungkook lo notó.

Tae... Calmado... —le acarició los hombros turbados y le sonrió demasiado dulce, tanto como para hacer saltar aún más el corazón de Taehyung y sosegarlo al mismo tiempo. El menor le estaba estirando las mangas que se había arremangado cuando le dijo:— Saldremos juntos de esta. Todo saldrá bien, te lo prometo.

 Taehyung no pudo sentirse más encandilado con ese castaño.

Sin tolerar más, le arrulló el rostro con ternura y le besó en los labios con presura, tomando a Jungkook por completa sorpresa y pasmando a Jihyun de pies a cabeza. A Taehyung le recorrió una seguridad innata y una energía explosiva luego de aquel beso, como si hubiese recompuesto su arrojo, y sin esperar ni un segundo más lanzó los bolsos por la ventana y saltó intrépido. Osado.

¡¿Qué...?! Ustedes son... —chilló en un susurro la chiquilla, sin poder abandonar la sorpresa de su interior.

Te lo explicaremos, pero luego... —con bochorno y un rojo hasta las orejas le empujó cerca de la ventana para incitarla a seguir con el plan— Ahora, vamos. Apresúrate...

La chiquilla se sentó en el borde de la ventana y cerrando sus ojos cayó al vacío... A los brazos de Kim Taehyung. 

L-La tengo... —las piernas de Taehyung temblaron, aún habiendo terminado sentado sobre los bolsos— J-Jungkook...

Ya voy...

Jungkook echó un ojo a la puerta de entrada y sin meditarlo un minuto más, atravesó la ventana. Se sintió volar por los aires y un torbellino se apoderó de su estómago, originando una adrenalina peligrosa. No había cerrado los ojos para poder recolectar cada instante en su mente hasta el aterrizaje.

Tomen su bolsos y corran sin mirar atrás...

Fue así como huyeron por el sector de basurero en el hospital y corrieron por la avenida, sin tener idea ni orientación mínima por la ciudad. Habían corrido por minutos inaguantables y de vez en cuando se detenían por Jungkook, quien percibía sus piernas como gelatina y los pulmones le jugaban una mala pasada. A Jihyun se le dificultaba llevar su bolso en algunas ocasiones, ya que lo tenía en el hombro y se resbalaba por su brazo.

Después de veinte minutos de tropiezos, habían reconocido un sector de la ciudad, y supieron que debían subir calle arriba... hacia el café.

La calle era empinada para su mala suerte, y se pusieron uno detrás del otro, afirmándose de los hombros para no caer de espaldas en algún caso inesperado. El aire ya les parecía espeso y aspiraban con fuerza. Iban llegando a la cúspide de la colina hasta reconocer su sitio seguro...

analítico, libro 1 • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora