d o c e.

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Mark tanteo la cama hasta encontrarse con el cuerpo abrigado y suave de Jackson, sonrió aún somnoliento, se apegó con rapidez a la anatomía contraria y sin querer olisqueó el cuello del chico.

A pesar de esto, Jackson parecía demasiado cansado como para preocuparse de que tenía al ex novio de su hermana abrazándolo por la espalda; desnudo y con uno de sus fuertes brazos apoderándose de su cintura. Por supuesto, después de dos rondas de buen sexo que se extendieron hasta eso de las cinco de la mañana ¿Quién podía preocuparse de eso? Pasaba a segundo plano o por lo menos, a las ocho de la mañana no era relevante.

Se acurruco en el pecho de Mark, permitiéndose sentir más comodidad y calor en el que el que la cama y las sabanas le podían ofrecer.

Las horas pasaron, siendo así las once y media de la mañana, Jackson abrió un ojo, apretó el cuerpo a su lado y sonrió, vaya sorpresa se llevó al sentir la ligera incomodidad en la parte baja de su espalda y abrió los ojos, alejándose de Mark quien parecía poder dormir todo el día.

—¡Mark! —"gritó" en un susurro, moviendo los hombros del chico y mordiéndose el labio, nervioso y alterado.

—¿Que quieres? —preguntó, apenas abriendo los ojos y con la voz ronca, ansiando por agua.

—Tienes que irte, esto estuvo mal. —Jackson se cubrió con las mantas y recibió la mirada confundida y reprochadora de Tuan.

Su ego dolió, de un momento a otro pareció recordarlo todo y una sensación de desconformidad lo invadió. No podía sentirse más utilizado por parte de Jackson.

—Pero ya lo hicimos, Wang. —espetó, pasándose las manos por el rostro.

El chino no sabía para donde mirar, estaba rojo de la vergüenza, aún así aunque no quisiera admitirlo, no se arrepentía de lo sucedido.

Retrocediendo unos minutos. Unos tacones negros y largos pisaron el asfalto. La chica en un solo movimiento tiro su larga cabellera hacia atrás y a través de sus anteojos de sol negros pudo ver la puerta de aquella casa de dos pisos que conocía a la perfección, casa que su hermano y el mejor amigo de este mismo compartían.

Golpeó la puerta dos veces, BamBam ya había ordenado y sacado la basura por lo que nada parecía extraño en aquella casa, no quedaban rastros de lo alcoholizados que estuvieron.

El mismo tailandés fue quien abrió la puerta y su rostro se desfiguró al ver a la mujer parada frente a el, quiso cerrarle la puerta en la cara pero no podía.

Estaba jodido.

—Hola... —saludó con una sonrisa incómoda.

—Hola, ¿Esta Jackson? —preguntó mientras se sacaba los lentes de sol negros.

—Ehm, no. —mintió.

—Entonces lo esperaré adentro.

El sonido de sus tacones resonó e hizo un poco de eco en la casa.
Apenas puso un pie adentro, YuGyeom apareció por la cocina y saludo con una reverencia a la chica.

BamBam quiso hablar, decirle que se fuera pero parece que Kim era tan lindo y servicial que no pudo ignorarla.

—Hola ¿En que puedo ayudarla? —preguntó sonando demasiado tierno y sin entender las señas que su amigo le hacía en el fondo.

—Espero a Jackson. —le respondió con una sonrisa e hizo un movimiento con su mano para restarle importancia.

—Ah, Jackson hyung... —alcanzó a decir el coreano mientras apuntaba las escaleras antes de que BamBam corriera hacia el.

De todos modos, ya la había cagado.

La mujer sonrió sarcástica y subió las escaleras, escucho unas voces algo lejanas una vez que estuvo en la segunda planta y se dirigió hacia aquella conocida habitación.

Abrió la puerta y los lentes cayeron de sus manos, directo al piso.

—Fei. —susurro Jackson, pálido.

Entonces se levantó de la cama, tapándose con una frazada y yendo donde su hermana para explicarle todo, excusarse o simplemente hacerle entender, pero su plan se vio frustrado cuando la mano femenina se estampó brutalmente contra su rostro, para ser exactos, su mejilla.

—¿Acaso un Wang haría esto? —cuestionó ella con la cabeza en alto, los ojos cristalizados y derrochando ira con sus palabras.

Negó con la cabeza, tomó aire y los miró a ambos.

—¿Me dejaste por mi hermano? ¡Responde! —ordenó después de el silencio de Mark.

Tuan bajo la mirada y esa fue su respuesta, Fei no necesitó más para saber lo que eso significaba.

—Fei, déjame explicarte. —pidió Jackson, rogándole con la mirada y tomando su brazo para impedir su salida.

—¡Suéltame! —bramó y se soltó con brusquedad. —No tienes nada que explicarme. —lo apunto con el dedo índice, pateo sus gafas de sol y bajo las escaleras para salir de la casa.

Jackson iba a seguir a la mayor de los hermanos Wang, sin embargo Mark no se lo permitió.

Lo hecho, hecho esta.

Literature. » Markson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora