Capítulo II - Bienvenido a Karmaland

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- Bienvenido a Karmaland, héroe Auron -

El pelinegro miró al señor desconcertado ¿Cómo sabía su nombre? Dio unos pasos para atrás manteniéndose alerta y desconfiado, el mayor ni se inmuto portando aún su sonrisa tranquila y llena de paz.

¿Había muerto? ¿Estaba ya alucinando?

- Lo veo perdido héroe, usted está en Karmaland por aceptar el trato con los dioses - Recordó el momento exacto donde había aceptado como último recurso para sobrevivir, pero jamás había esperado que estos realmente cumplieran - Mi nombre es Merlon, servidor de los dioses y uno de los fundadores de este pueblo -

Con su mano señaló al pueblo que antes observaba. El pueblo parecía cálido, lleno de verde y colores que podía llegar a distinguir con flores, un molino enorme destacaba donde lo rodeaban algo que podía intuir como cultivos. Volvió a mirar al mayor, en silencio, aun desconfiaba de el, pero este miraba aun el pueblo callado, sus manos estaban en su espalda dando una postura recta y firme, admirando con orgullo el lugar en la lejanía.

Suspiró, bajando la guardia y la tensión en su cuerpo.

- Es un pueblo muy bello por lo que se ve - Por fin habló, viendo como Merlon sonreía satisfecho al poder por fin oír la voz del joven, lo comprendía de igual forma, no todos los días aparecías en un nuevo lugar así.

- Si, lo es, y ahora como héroe tendrá que aprender ciertas reglas para poder vivir y ejercer su labor para con los dioses y protegerlo - Hablaba mientras empezaba a caminar bajando por unas escaleras de piedras que desembocaba en la colina, Auron tuvo que seguirle el paso mientras lo escuchaba - Pero primero, sígame para que pueda conocer el pueblo -

Auron, aún confundido, decidió seguir al alfa mayor, acercándose al pueblo y así mismo empezando a escuchar las voces y olores que desprendían todos.

Debía admitir que estaba sorprendido por la calidez de aquel lugar, después de todo él se había criado en la ciudad, todo era mucho más lúgubre y falso, todos competían o se podía ver a gente peleando entre sí para destacar. Quien más pisoteaba a otro más alto podría llegar en la sociedad, era algo que muchos sabían y no dudaban en hacerlo.

Pero ese lugar, a primera vista era... Diferente. Había una mezcla de olores suaves, podría reconocer tanto a omegas como alfas en un mismo lugar, conviviendo, podía ver sonrisas, escuchar carcajadas y gritos, los omegas parecían no querer ocultar sus feromonas, creando en el algo de asco por tantos aromas dulces mezclados.

Se sentía tan... Diferente y utópico.

Se dejó guiar por todo el trayecto, callado, solo escuchando al mayor indicar cada local y hablar de algunos compañeros suyos, y más o menos como funcionaba las cosas en aquel pueblo. Tampoco era un misterio pero se tendría que adaptar en guiarse por el lugar.

No pudo evitar ver cosas que sí que estaban fuera de lugar para lo que él estaba acostumbrado. El bullicio llamó su atención, y al girarse vio como un pequeño muchacho, que pudo identificar rápidamente como omega, pasar cerca de ellos. Llevaba traje de policía y traía esposado a un alfa, suponía que era un criminal, mientras escuchaba como el menor omega le decía sus derechos con una porra en una de sus manos.

No podía evitarlo, lo desconcertó y... Algo dentro de él no pudo evitar pensar que algo estaba mal en esa situación, después de todo, un omega...

- La jerarquía aquí no existe - La voz del mayor lo trajo a la realidad, se quedó viendo la escena y se había metido demasiado en su mundo, además suponía que su propio aroma a canela identificaba que estaba molesto y confundido. Lo observó, exigiéndole respuestas a lo que acababa de decir - La jerarquía es justamente la perdición de la sociedad, aquí esa jerarquía no afecta, joven, se encontrará con omegas con su misma posición como héroe y puestos de trabajo igual de importantes, como el joven Alexby, jefe de policía y héroe, su compañero -

El Cambio [Karmaland Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora