Capítulo octavo

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Elizabeth se había quedado enmudecida. ¿Cómo podía ella tener otro planeta? ¿Vivirán allí personas? ¿Cómo será? ¿Cómo viajar a ese planeta? ¿No tardaría acaso años luz? ¿Qué hay de la densidad ósea que se pierde en el espacio? ¿Habrá atmósfera? Preguntas como esta surgían en su cabeza, pero por encima de todas estaba la pregunta de ¿Cómo puede existir un planeta tan bello?

John siguió con su diálogo explicandole algo, pero ella no le estaba prestando atención. Simplemente admiraba aquellas tres esferas. Sin darse cuenta, alargó el brazo para tocar aquella luna pero John, más rápido que ella, la tomó de la muñeca suavemente.

No la toques, te quemarás.

Elizabeth despertó de aquella ensoñación con aquel contacto y frunció el ceño y miró a su interlocutor, sin embargo, él haciendo caso omiso le soltó la muñeca.

Elizabeth, ¿has escuchado algo de lo que te dije? 

Elizabeth, perpleja como estaba le miró interrogativa ¿Es que habías dicho algo?

John, exhaló ruidosamente y dijo

Sí, Elizabeth. Te estaba contando la historia de tu planeta. -sólo cuando vio que le prestaba atención, continuó- ¿Ves la luna que querías tocar? -Elizabeth asiente- Bien, esa luna se partió en dos. - Mientras él decía esto, se veía cómo la luna se habia partido en dos- Esto ocurrió hace unos cuantos milenios, por una guerra que hubo. Lo bueno es que habían destruido tanto la mitad de esa luna, que aunque la órbita de la luna se hubiera desplazado, no llegó a destruir la otra. Lo que ocurrió con la otra mitad es que gracias a un escudo que antes existía en Ireth rebotaron hacia otros puntos de la galaxia de Andrómeda. Uno de ellos, llegó a lo que sería Ashrid como un meteorito, por suerte no viajaba mucho, y uno de los sabios logró retener su camino. Es el suelo de Ashrid ahora.

Elizabeth estaba intentando preocesar dicha información, pero estaba ávida de más, ese planeta, que se supone que está en Andrómeda, a años luz de aquel lugar llamado tierra, era algo que le despertaba cierta necesidad, necesidad de saber. Así que se calló y esperó a que continuara, mientras se imaginaba a Yoda con su espada verde luchando y partiendo la luna por la mitad.

Elizabeth,  préstame atención. Falta poco para que cumplas 18 años. Y tú pediste a los Arcanos que te dijeran porqué tú debías pagar lo de tu padre, y te voy a contar eso.

Elizabeth se puso automáticamente a la defensiva, y el feliz momento que estaba teniendo, se desvaneció y casi lo mira con odio a John. Las esferas desaparecieron, y quedaron en la más profunda oscuridad. Entonces, en vez de aparecer un planeta, otra vez, apareció el rostro de un joven, un joven apuesto y fornido. 

¿Es ese mi padre? -Dijo Elizabeth con los ojos muy abiertos. John asintió.

Entonces lo vio, él era como John. Tenía una especie de... luminiscencia, quizás actitud, no lo sabía, pero tenía una conexión con John. 

Era un Wyatt, Elizabeth. Wyatt de tu madre. 

Elizabeth abrió mucho los ojos, al ver a una joven con el pelo corto y moreno, y ojos azules. Esa no se parecia en nada a su madre. Elizabeth frunció el ceño.

Ella era humana, y como te dije, él era su Wyatt. Ella podía sentir su presencia, como hacen los niños pequeños al principio. Asique se pasaba horas hablándole, contándole las cosas que le habían pasado, aunque el ya las había visto todas, él siempre estaba con ella. Mientras él decía esto, se veía una escena de la joven, acostada en su cama, hablando aparentemente sola. Pero se veía a su padre en la habitación, a veces en sillas, a veces en el sofá. Ella le pedía que no la abandonara nunca, que siempre estuviera con él. Con diecinueve años, ella se había metido en el mundo del espiritismo, e intentaba comunicarse con él, porque lo sentía cercano todos los días, y siempre se lo imaginaba con barba blanca y viejito. Sin embargo, ella jamás pudo verlo, pero él la quería mucho y no quería que nada malo le ocurriera. Un día, ella se emborrachó, y cuando iba a volver a casa, un joven que no tenia buenas intenciones la quería llevar. Tu padre hizo de todo para que no pasase eso, pero tras intentarlo volvió a su cuerpo y corrió hasta donde ella estaba por ser violada por el joven, cuando llegó y la sacó del coche y le dijo que tuviera cuidado, la lamó por su nombre, y ella muy asustada se fue a su casa corriendo. Tras esto, Sahily le riñó, él no podía interferir en el destino de los humanos, destino que ellos mismos se forjan. Pero él se había enamorado y no podía dejar que eso ocurriera. Tras deliberarlo lo castigaron llevandole al reino de Lilith para ser su esclavo. Después de esto, no sabemos mucho más, sólo que tu madre se reencarnó y él se volvió a enamorar. Tu madre se reencarnó como la princesa de Ireth, pero tu padre te secuestró a ti, y a la hija de Lilith, que es Claire, aún no sabemos el porqué. Se desató una guerra, porque ambas creían que la otra había robado a su hija, y matado a tu padre. Pero estaban equivocadas. Lo buscaron durante años, pero tu padre supo cubrir sus huellas y hasta que no falleció nadie sabia qué había ocurrido, ya que al fallecer tu padre, como todos, tenía su juicio en Ashrid. Bien, los daños de la guerra no se habrían pagado nunca de no ser porque se enteraron cuando falleció de que él os había secuestrado. Sin embargo, ahora se decidió que tú, como hija de él, y Claire, cuando sea mayor, debéis pagarlo. 

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2012 ⏰

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