four

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get in the car

Los días pasaban tan rápido, que _____ ya se encontraba en octubre.

La chica se recogió el cabello en una cola mal hecha y buscó un suéter, para salir a caminar con su perro.

Los pasos que daba eran desanimados, tanto que su perrito casi la arrastraba.

El perro decidió hacer sus necesidades y esta descansó un momento, dándose cuenta que estaba frente a un pequeño parque.

—¡Finn!— dijo la muchacha deteniendo el carro en frente de la casa del pelinegro, este que estaba sentado en las escaleras de entrada a su casa, se levantó y corrió hacia el auto de la muchacha.

La saludó con un beso, muy tierno.

—¿A dónde vamos, bonita?— le preguntó el muchacho cuando se separaron.

—Al parque, es día de picnic— apenas dijo esto el chico sonrió.

—Romántico— rió por lo bajo y se puso el cinturón.

El parque no estaba muy lejos, máximo dos kilómetros de distancia, así que llegaron realmente rápido.

El aire de agosto empezaba a ser un poco frío y ventoso, pero aún se podía apreciar el cielo azul.

Ambos extendieron una manta y la prensaron rápidamente con unas rocas.

Hicieron un picnic muy sencillo y bastante bonito, _____ amaba pasar tiempo con el pelinegro y escucharlo hablar sobre sus intereses y demás, Finn amaba verla dibujar y luego pintar, porque se veía tan bonita.

Su tarde se resumió en besos y risas, una tarde casi perfecta.

Finn se fue a tirar piedras a un pequeño lago que había en el parque, esta lo regañó cuando casi le pega a un pato.

Después de unos minutos, la muchacha terminó de dibujar al chico.

—Ten— se lo entregó una vez que las acuarelas habían secado.

—Es precioso, lo guardaré junto a mis calzoncillos— dijo el pelinegro en tono de broma, y luego la beso.

_____ dejó al muchacho en su casa y esperó a que este entrara, cuando este llegó a la puerta, giró su cabeza y le tiró un beso.

La chica, sonrojada y contenta, condujo hasta su casa.

El perro de _____ terminó de hacer de sus necesidades, y el mismo jaló su correa, haciendo reaccionar a su dueña.

Esta buscó una bolsa para recoger los desechos de su perro, mientras buscaba, pasó lo que no quería.

—¡Ah, qué asco!— dijo un señor de mediana edad mientras se alejaba arrastrando el pie con el que había majado las heces del perro.

Esta suspiro y recogió lo que quedaba para tirarlo a la basura.

Esta suspiro y recogió lo que quedaba para tirarlo a la basura

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august ; Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora