Bajo la lluvia

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Desperté de súbito junto al ruido de la lluvia que arrullaba mis oídos. Nada parecía ser la causa de mi despertar. La lluvia, a pesar de su intensidad, no parecía ser el motivo. Pero aún así sentía el deber de buscarlo.

Con torpeza sonámbula me puse de pie y caminé hacia la puerta que daba al exterior.

Frente a mi puerta, bajo la lluvia, yacía desnuda una chica de largo cabello celeste.

La tomé entre mis brazos.

Una vez seca, la recosté en mi cama y la arropé bajo las sábanas.

Me arrodillé junto a lo que ahora era su lecho.

Crucé los brazos y los acomodé sobre el colchón, reposando la cabeza sobre ellos mientras esperaba con la preocupación de que no haya enfermado.

Pasaban los minutos conmigo inmóvil hasta que ella despertó de súbito.

Sentada en la cama, observó su alrededor con una curiosidad desinteresada.

Luego, posó su mirada en mí.

Cruzamos miradas durante varios segundos, como si cada segundo tuviera un significado que ella y yo comprendíamos a la perfección. Cada segundo una pregunta, cada segundo una respuesta, cada segundo en completo silencio.

Finalmente, aclaradas las dudas, decidió jugar en mi computadora mientras que le preparaba un café.

Vivimos juntas desde entonces.

Algunas noches veíamos películas a oscuras, yo detrás de ella en el sillón, rodeándola con mis piernas, y ella tan cómoda usándome como silla.

No solíamos compartir palabras, sino miradas. Parecía magia. Parecíamos almas gemelas. Jamás hubo un solo momento de confusión en cualquiera de nuestras interpretaciones de miradas. Cualquiera diría que practicábamos una ley del hielo, pero era muy opuesto a eso, era que trascendimos las palabras.

Ni siquiera era necesario declarar nuestro amor mutuo, pues lo observamos directamente del corazón del otro. Sentíamos amor. Éramos amor.

Conocimos a las amigas y amigos del otro, nos divertimos juntos.

Compartíamos nuestros sueños, podía ver los suyos en aquel mágico destello en su mirada.

Ya habían pasado años y nos conocíamos incluso mejor que la primera vez. Acurrucados juntos.

Entonces, desperté.

Entonces, desperté

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Melodías de ensueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora