Capítulo 3

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Me dormí con un pensamiento, tu nombre.

La alarma suena, son las 7 de la mañana y me levanté para seguir con mi rutina. Al salir de mi departamento te veo a ti, apoyado en la muralla del edificio del frente. Tenías esa postura de chico malo que me encanta. Al verme te acercaste.

- Hola Princesa.

Amo que me digas Princesa.

- Hola Nicolás.

- Te ves hermosa- dijiste mientras te acercabas más a mi.

- Gracias, pero...¿qué haces aquí?- no sabía que preguntarte, de seguro parecía una idiota.

- Te vine a buscar para irnos juntos a la U.

- Y ¿qué estamos esperando?

- Dímelo tú.

Caminamos hacia la universidad, y no sé porqué, pero en un momento dejé de poner atención a lo que decías y me fijé en ti. Tu cuerpo estaba bien formado, más que nada estabas marcado y no en exceso. Tu cara era perfecta, tu piel se veía tan suave como la de un bebé y, en ese momento, deseaba acariciarte. Tus ojos eran cafés, comúnes pero a la vez diferentes. Tus labios eran simplemente perfectos. Tu cabello era castaño oscuro, casi negro, pero yo sabía que no. Pero era hora de volver a la realidad, llegamos a la universidad.

- Te veo después Princesa- decías mientras te ibas.

Entré a mi clase de química orgánica, la cuál era obligatoria y no me iba muy bien. Me senté e inmediatamente llegó el profesor, el cuá era un completo payaso. Saqué mis últimos apuntes y comencé a escribir, pero nuevamente, sin saber porqué, estaba pensando en ti. En todo lo que me había fijado, eras perfecto. Inconscientemente empecé a dibujarte en mi cuaderno.

Suena el timbre de termino y no podía creer que dos horas se habían pasado tan rápido con sólo pensar en ti. Tomé mis cuadernos y mi mochila, y salí del aula. Fui a mi casillero para buscar mis cuadernos de matemáticas. El timbre toca nuevamente, esta vez para la entrada. Llego al salón y te veo a ti, al final de la sala conversando con tus amigos. Hago como si no te hubiese visto y voy a mi asiento, pero te diste cuenta que había entrado, y no parabas de mirarme, sentía ese peso visual en mi espalda. Luego llega mi mejor amiga Sam, cuando entra me ve y se dirije a donde estoy yo.

- Hola fea- me dijo super seria.

- Hola basura.

- ¿Tienes los apuntes de la clase pasada?

- Sip. Pero a la próxima te voy a cobrar, y bien caro- ambas soltamos una pequeña carcajada.

Llegó el profesor, saqué mi cuaderno, pero esta vez si puse atención, por lo menos los primeros 30 minutos.

- ¿Quién es él?- dijo susurrando

- ¿De qué hablas?

- Del chico que te está mirando, ha estado así toda la clase.

Me di vuelta y eras tú, ya lo sabía pero necesitaba mirarte.

- Ah, ese chi..- El profesor me interrumpe.

- Señorita Julieta, ¿Tiene algo que compartir con la clase?

- No profesor- le dije, muriéndome de verguenza. 

Obviamente Sam no se quedaría con la duda, ella sabía que te conocía,y empezó a escribir en un papel.

Y Ahí Estabas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora