Capitulo 5: Cuando la arrogancia domina, no existe el amor.

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La mujer lloro desconsolada en el momento en que desapareció Gastón. Se prometió a si misma, quedarse a esperarlo hasta que regresara, porque en ese entonces, ella estaba profundamente enamorada.

A los cuatro meses que el se había ido, ella había recibido solo siete cartas, comprendía que no podía recibir mucho en esas condiciones, así que se conformaba.

En ese momento, tocaron la puerta. Era el joven lechero que, siempre acudía a su pórtico por las mañanas, por supuesto, sabiendo que Gastón no estaba, se quedaba de más; había caído enamorado de la joven Jackie desde algún tiempo.

La imagen de la joven mujer cambio. En ese momento, ella tenía una carta en manos; la releía.

Gastón no le había escrito desde hace más de tres meses pero, seguía vivo. No había llegado ningún telegrama sobre si había muerto o, solo desaparecido.

Sin poder hacer mas que releer cartas, ella decidió salir al jardín, en ese momento, el lechero estaba cruzando el jardín hasta llegar a la puerta donde se topo con Jackie.

En ese momento la imagen cambio, y nos mostro que el lechero entraba a la casa, pero ya era de noche y, una Jackie muy arreglada lo dejo entrar. Jackie había invitado al lechero a cenar.

La imagen cambio una y otra vez, en un torbellino de colores y emociones dispersadas en el aire.

Imágenes que pasaron desde que se fue Gastón, hasta ahora.

Jackie, cansada del desinterés de su marido (y las palabras del joven y apuesto lechero) La convencieron de que a Gastón, ya no le interesaba ella.

Así pasaron los años. En el primer año solo era amiga del lechero y lloraba por Gastón en las noches. En el segundo año solo lloraba algunas noches. En el tercer año ya estaba considerando que era ella para Gastón. En el cuarto, el lechero la convenció que, lo más seguro es que ya la había engañado, y ella se lo creyó al quinto año. Para el sexto año, ella y el ya estaban profundamente enamorados, y para el séptimo, ya tenían un pequeño niño de ojos caramelo y cabellos dorados.

Cuando ya no había más imágenes, volteamos a ver a Gastón. En su cara podía ver derrota, culpabilidad, y celos.

-Eso es lo que se siente perder a alguien que lo daría todo por ti, y que tu, la hayas malagradecido por todo su cariño, confianza y apoyo, Gastón. La gente a veces es tan arrogante que, se pierde en su propio mundo, y olvida a personas que valen mucho- dijo el comandante Henry con desaprobación.

Y fue entonces, cuando Gastón, soltó un grito tan desgarrador que, me atravesó el alma.

El amor es guerra: la esposa del soldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora