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Kakashi movió los pies debajo de la mesa y miró a Gai con los ojos angostos, todavía esperando que fuera una broma.

Por supuesto, él sabía que no lo era. Gai no solía bromear. No a menudo, al menos, mucho menos en su cumpleaños y definitivamente no con algo como eso.

Así que Kakashi se queda quieto cuando Gai empuja al frente su regalo en la mesa e infla el pecho con ese pequeño orgullo brillando desde algún lugar.

Kakashi quiso reírse, sus labios bailaron en su rostro y luego sus manos arañaron suavemente la superficie de la mesa sin saber qué decir.

Tal vez un gracias estaría bien, solo un pequeño encogimiento de hombros mientras fingía que estaba feliz por ello y luego solo esperaba a que Gai se marchara para deshacerse de su regalo, excepto que no puede evitar levantar las cejas y mirar a la mesa con un dejo cretino de hilaridad.

— ¿Qué se supone que es? — no pudo evitar el pequeño rastro de burla en su voz, tenue, pero todavía lo suficientemente amable para pasar desapercibido a oídos de Gai.

— ¡Tu regalo de cumpleaños, rival! — la voz de Gai es fuerte y emocionada, y sus ojos todavía parecen salpicar felicidad.

Kakashi mira el pequeño obsequio y lo observa detenidamente entre sus manos. Es una planta, verde y diminuta, floreciendo en una maceta marrón con hojas pequeñas colgando a sus lados y un brillo aterciopelado en su tallo delgado y tierno.

Casi siente lástima por la pequeña cosa, porque Kakashi podría olvidarla en unos días, o en un par de horas desde ahí, y luego tendría que lidiar con la maceta seca en su ventana, o con el hecho de que tal vez Gai la buscaría por algún lugar y Kakashi la tendría que reemplazar por una rama falsa.

Suspiró, mirando la planta, preguntándose qué clase de cosa estaría pensando Gai cuando se paró delante de ella y pensó que era un buen regalo para darle precisamente a él.

De todos modos, no era el peor de todos los regalos que le había dado Gai. Todos esos trajes verdes feos, las pesas, los libros de cocina y los calentadores naranjas. Quizá una planta era lo mejor que le había dado en todos esos años, y aun así, de alguna manera lo hizo negar y suspirar.

— Esta planta es un símbolo de ti — los ojos de Gai miran la pequeña pieza con alegría, como si estuviera viendo algo diferente a lo que veía Kakashi, algo inusual, y no a una pequeña ramita con un par de hojas dispersas pegadas a un tallo.

— Mnh, ¿sí? — Kakashi la balancea, y luego piensa que la maceta es demasiado grande para un pequeño rabo que lucía más como un pasto — ¿Por qué?

No le interesa realmente, solo espera que Gai termine con eso y los dos puedan salir a otro lugar, donde esperaba que pudiera aprovecharse del hecho de que era su cumpleaños para que Gai pagara su cena. Y tal vez también lo chantajearía para que le comprara un pastel (aunque sabía que Gai le compraría uno de todas maneras) y luego fingir un poco de inocencia antes de que Gai lo arrastrara a su anual fiesta sorpresa.

— ¡Porque representa el florecimiento y la juventud! — Kakashi rueda los ojos y asiente. Bien, más cosas sobre juventud y discursos inentendibles. Parecía suficiente para él.

— Oh, sí, es muy lindo detalle, Gai, gracias por...

— ¡Todavía no termino, rival!

Gai se inclina y sus ojos saltan un momento de la pequeña maceta a Kakashi, como si hubiera un punto de comparación y le hubieran crecido hojas diminutas en la nariz.

— Esta planta representa nuestra amistad, y también lo mucho que ha florecido — Gai levanta el puño al aire, y Kakashi ya espera las lágrimas dramáticas sobre atardeceres inexistentes, preguntándose cuánto tiempo más tendría que esperar para recibir una rebanada de pastel.

No podría mandar a mi corazón (KakashiWeek2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora