[1]

309 16 0
                                    

---!otosan!

Una pelirroja llamaba a su padre por las calles de ese pueblo que vivía en completa armonía.

----otosan, si que es tonto---dijo rascándose la nuca

Todo era tan brillante y tranquilo. Su madre descansaba en su casa debido a la enfermedad que hace poco le habían detectado mientras su padre trabajaba para poder comprar los medicamentos a su mujer y traer comida a casa.

Aquella niña de ojos cielo miraba el mundo inocentemente le gustaba explorar y descubrir cosas nuevas era un alma de espíritu libre.

Su madre la tuvo demasiado joven. Aunque era difil criar a una bebe siendo adolescente ella nunca se rindió y siguió adelante con el tiempo conoció a un hombre que la acepto aún con su pasado y acepto con gusto ser el padre de su hija.

Llegó aquella noticia que dio una vuelta enorme a sus vidas. La llegada de esa enfermedad que acortaba su tiempo de vida, ella sabía que poco tiempo le quedaba pero estaba satisfecha con ver a su pequeña ya grande no tenía nada por lo que arrepentirse.

Pasaban los meses, la enfermedad trajo consigo la debilidad provocando que su cuerpo no respondiera del todo y con ello que quedará ciega.

----te pedí una única cosa. Quedarte en casa Chinami----le reprocho una voz masculina a sus espaldas---eres igual de terca como tu madre

----aun así no te haré caso---dijo dando media vuelta para verle a la cara con una sonrisa----¿puedo ayudarte?

----te he dicho miles de veces que no. Tu única tarea es quedarte en la casa a cuidar de tu madre mientras que yo salgo fuera---informó poniendose a la altura de la niña

---hace un puchero, cruzando sus brazos----siempre dices lo mismo, quiero ayudar.

----le revuelve el cabello--- se que quieres ayudar. Pero haz caso por una vez por favor...hazlo por tu madre----sonríe

----suspira mientras entreciera los ojos---de acuerdo. Te veo en casa, otosan----comentó para depositarle un beso en la mejilla derecha e irse

----igual yo mi pequeña...

Los días se hacían pesados pero, siempre llegaba a casa con una sonrisa mientras recolecta a flores en el camino para regalársela a su madre que yacía en la cama con un aspecto delicado.

Sabía bien aunque tan solo fuera una niña que el tiempo de vida de su madre se acortaba sin embargo no decia nada. Sentía como una especie de obligación hacia sus sentimientos, pensaba que si la veían a ella sufrir causaría problemas a sus padres por lo que solo se quedaba callada ocultando su dolor.

----okasan, traje margaritas tus favoritas. El invierno ya casi llega, deberíamos de ir al campo a ver el océano... Como solíamos hacerlo..

----yo también quisiera verlo mi niña, pero no puedo... Por eso quiero que lo disfrutes por mi ¿quieres?

----entiendo okasan, regresaré antes que se oculte el sol.

----si, ve con cuidado cariño

---si, te quiero okasan---y con eso se despidió para ir al océano admirar esas olas que tanto la tranquilizaban y aquel punto que traspasaba el límite atrayendola a la curiosidad.

A veces la verdad te llega de golpe sin que tu te lo esperes un día puedes estar bien, al otro mal., Nadie escoge su destino solo sucede. El tiempo marca los sucesos y recuerdos que uno va guardando, que se van haciendo pasado pero siempre dejando una lección importante.

(ace x tu) " junto a ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora