¿Salvare il nostro?

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Narra Dariana:
Mi tinta está a punto de acabarse, al final si usé la libreta, me ayuda a mantenerme distraída y... A darme cuenta de... Donde me equivoqué, donde sentencie mi vida, seguramente antes hubiese pensado que fue al aceptar el trato pero... No... Donde realmente me sentencie fue cuando... Dejé que mi madre me convirtiera en ella, pues aunque muchas veces lo negué, sí, me hizo su copia, una mujer manipuladora, calculadora y mentirosa, pero como dicen por ahí, el cazador termino cazado, quise jugar con fuego y... Me quemé, me encuentro en un punto sin retorno de nuevo, encerrada, junto a un maniático y acabada, pero otra vez fui equívoca, lo peor de estar aquí, no es Erick, no es estar bajo tierra, no, lo peor de esto, es que tanto tiempo sola me ha obligado a conocerme mejor y eso me... Aterra, me doy cuenta de que no soy tan diferente a Erick, igual maté, igual soy repudiada por mi misma, igual tengo demonios, igual soy adicta al placer de la carne, por más que me cueste aceptarlo... Sigo amándolo, fue el único que me entendió y me dio su corazón sin protestas, mi mente está una constante lucha, amarlo sería que me dejase de importar que es el asesino de mi padre, amarlo significaría sumisión, obediencia, pero también sería, felicidad, pasión, placer sin control, debo decidir... ¿Cómo quiero terminar mis días?, Escapar de él ya no es una opción, ser feliz a su lado en cambio, suena mucho mejor, sé que si quiero podría tenerle a mis pies y sería manzo como un cordero, obediente a mis deseos, aunque yo sería igual, hoy no quiero atormentarme más con estas cosas, ahora tengo una preocupación mayor, mi tinta, ¿Qué, que escribo aquí?, Mi vida, me he dedicado a escribir cada parte de ella, o bueno, desde que tengo memoria, puedo pasar días enteros en ello, me gusta leerlo después y sentirme espectadora de mi propia vida, ahora mismo estoy escribiendo el cómo conocí a Erick, pero la tinta no alcanzara.
- ¿Erick?- le llamé desde la sala.
- ¿Si?- apareció detrás de mí dándome un buen susto.
- Me has asustado- reí- emm... La tinta se me ha terminado.
- ¿Así que has usado la libreta?- sonrió.
- Ajá, ¿Me puedes dar más?.
- ¿Y qué me darás a cambio?- preguntó pícaro.
- Amm... No lo sé- sé que el comportarme inocente solo... Empeora más su deseo.
- Bueno... A mí se me ocurren un par de ideas- me tomo de la cintura, fuimos retrocediendo poco a poco hasta llegar al pequeño bar, concretamente en la barra, donde me cargó y me subió a esta, abrió mis piernas lentamente y mientras daba seductores besos en mi cuello, mis uñas se enterraron en su camisa, estoy llegado a un punto en que ni siquiera me interesa disimular lo mucho que me excita, esta vez tome yo el control, como en nuestra primera vez, tome un poco de impulso he hice que me cargará, al verlo a la mirada, tan lleno de lujuria, tan hambriento una repentina llamarada de celos me atacó.
- Erick...- pregunté entre besos.
- ¿Qué pasa?.
- ¿Tú nunca, nunca me has... Ha sido infiel?- juro que me arrepentí casi en el momento.
- ¿Estás celosa?- sonrió satisfecho, preferí esconderme entre su cuello antes de hablar- mía bambina bella... Desde el momento en que te vi no tengo ojos para nadie, ¡Ni para la misma Christine!- acarició mis mejillas- solo estás tú y... Cuando no estás dispuesta siempre tengo tus ecos en mi mente- mordió mi lóbulo.
En un susurro tentador le propuse, que fuésemos a la cámara de los espejos, ese lugar tiene algo... Erótico, Erick sin dudarlo nos condujo a la "habitación", apenas llegamos le pedí que me bajase y entre besos y caricias llenas de deseo le despoje y me despoje de nuestras prendas, en algún instante yo me encontraba sobre él, yo tenía el control, yo decidía que ritmo quería marcar y sorprendente... ¡Erick no me lo negó!, Permitió que yo tomara las riendas, el tiempo no importaba, nada importaba, me olvidé de quien y que hizo, al igual que él se olvidó de todas las cosas horribles que hemos pasado, ¡Volvimos a hacer el amor!, En un punto miré a los espejos y me encontré con una pasional escena, definitivamente amo esté lugar, al terminar, me cargó en brazos como es costumbre y me llevo a nuestra habitación, caí en un profundo sueño, pero estoy perfectamente consiente de lo que pensé antes de cerrar los ojos... Tal vez... Aún haya posibilidades de rescatar lo nuestro.

Narra Erick:
- Vamos a la cámara de los espejos- me susurró provocativa, ¡Me vuelve loco esta mujer!, Lo que provoca en mí es... Fuera de todo lo que he vivido en mis, muchos años de vida, complaciente la llevé a donde me pedía, ¡Me encantó en la forma que se comportó!, Dominadora, apasionada, decidida, volvió a ser la mujer que yo conocí, la mujer de la que yo me enamoré, cariñosa y amorosa, en un momento de nuestra velada... Comprendí que ella solo sería así, en la intimidad y sentí un horrible miedo al saber que al terminar, seguiría siendo la misma, fría y seca, yo ocasione esa parte en ella, lo sé y sé que teniéndola encerrada no lograré nada, ¡Maldita sea mi suerte!, ¡No puedo dejarla ir!, La amo demasiado y el simple hecho de que cualquier idiota la voltee a ver... ¡Lo mataría al instante!, Ahora entiendo por qué la celé desde que la primera es que le vi, todo termino y la cargué en brazos, llevándola a nuestra habitación, cayó dormida en un segundo, más... Su sueño duro demasiado.
El tiempo suficiente transcurrió para tomar una decisión, sería algo muy cruel el permitirnos seguir viviendo de esta manera, ¡Te amo Dariana! Y quiero que me ames, no solo quiero intimidad, te quiero, ¡Te necesito completamente! Y me temo que en esta vida... Ya no será posible, ¡Me dolerá y mucho!, Pero te amo y en el nombre del amor, todo es correcto.

Narrador:
Erick comenzaba a perder la cabeza y sus planes respecto a Dariana empezaban a ser... Descabellados y enfermos, mientras Dariana dormía plácidamente y Erick la miraba indeciso... Había otros que estaban planificando el rescate de Sherrier.
- ¡El monstruo ese la tiene!- aseguró el Vizconde.
- ¿Estás seguro?- cuestionó Philip.
- Totalmente, Mauricio nos ha dicho que llevaba máscara... ¿¡Quien más lleva una máscara!?.
- Entonces debemos rescatar a Mademioselle Dibua, después de todo... ¡Tú tienes la culpa!- le reprocho el conde.
- No se diga más, prepararé a nuestros hombres y mañana mismo partimos a la ópera- comandó Raoul.

Dolce TentazioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora